✨🧵 COSTURERAS Y MODISTAS: OFICIOS DE ANTAÑO EN EL VALLE DE LECRÍN 🧵✨
En el Valle de Lecrín, las costureras y modistas fueron pilares de la vida cotidiana, tejiendo historias con cada puntada. Estos oficios, llenos de arte y dedicación, transformaban telas en prendas únicas, dando vida a la moda y la funcionalidad en tiempos pasados. 🪡👗
🌾 ¿Cómo era el trabajo de las costureras en el Valle de Lecrín?
Las costureras eran expertas en remendar y confeccionar ropa, desde sábanas y cortinas hasta prendas sencillas para el día a día. Trabajaban incansablemente, a menudo en pequeños talleres o en sus hogares, bajo la luz de un candil o, más tarde, con la llegada de la electricidad. Su labor requería destreza manual, paciencia y un ojo agudo para los detalles. Muchas veces, cosían a mano o usaban máquinas de pedal, pasando horas balanceando el pedal con el pie, lo que podía ser agotador. En una época sin grandes fábricas, su trabajo era esencial para mantener a las familias bien vestidas y los hogares acogedores. 🏡💪
🎀 ¿Cómo era el trabajo de las modistas en el Valle de Lecrín?
Las modistas, por su parte, eran verdaderas artistas de la aguja. No solo cosían, sino que diseñaban y creaban prendas a medida, desde vestidos elegantes hasta trajes para eventos especiales. En el Valle, acudían a casas de familias acomodadas para tomar medidas y hacer pruebas, a menudo acompañadas de charlas y tazas de té. Su creatividad y conocimiento de las tendencias las convertían en figuras clave para quienes buscaban destacar. Sin embargo, su trabajo también era duro, con largas jornadas y temporadas de poco trabajo que las obligaban a buscar encargos puerta a puerta. 👗✂️
🛠️ ¿Cómo funcionaban las máquinas de coser y cuáles había?
Antes de la electricidad, las máquinas de coser de pedal, como las icónicas Singer, revolucionaron el oficio. Introducidas hacia 1850, estas máquinas permitían coser hasta 900 puntadas por minuto, comparado con las 40 puntadas manuales de una costurera experimentada.
Funcionaban con un pedal que, al balancearse, movía una rueda que impulsaba la aguja. Su diseño incluía una lanzadera recta, un prensatelas y una aguja con el ojo cerca de la tela, facilitando el trabajo doméstico y profesional. En el Valle de Lecrín, adquirir una Singer era un lujo que requería meses de ahorro o incluso un crédito con garante.
Más adelante, con la electricidad, las máquinas evolucionaron, pero las de pedal seguían siendo un tesoro en muchos hogares, a menudo heredadas y llenas de valor emocional. 🧵⚙️
Hoy, recordamos con cariño a esas mujeres que, puntada a puntada, dieron vida a la ropa que vestía el alma del Valle de Lecrín. Su legado sigue vivo en cada prenda remendada y en cada máquina antigua que aún guardamos con nostalgia. 💖
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📌 ¿Tienes alguna historia sobre costureras o máquinas de coser en tu familia?
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