03 julio 2025

Lavanderas


 🧺 LAVANDERAS: OFICIO DE ANTAÑO EN EL VALLE DE LECRÍN 🌊


En el  Valle de Lecrín, donde los ríos serpentean y las acequias murmuran, las lavanderas fueron protagonistas de un oficio tan duro como esencial. 💪


 Estas mujeres, con manos curtidas y espíritu fuerte, transformaban el lavado de ropa en un acto de comunidad, resistencia y tradición.


 🫧 ¡Hoy te contamos cómo era su trabajo y su legado en nuestra comarca! 🌄


 🧼 Un trabajo arduo junto al agua


Las lavanderas del Valle de Lecrín se reunían en las orillas de ríos como el afluente del Guadalfeo, Río Dúrcal, río Grande, río  Ízbor, en acequias cristalinas o en los lavaderos públicos de pueblos como Nigüelas, Dúrcal o Albuñuelas. De rodillas o inclinadas sobre piedras lisas, fregaban la ropa con jabón casero, hecho a base de sosa y grasas, restregándola contra la piedra para eliminar la suciedad más resistente. 🪨 


El agua fría del río era su aliada, pero también un desafío, especialmente en invierno, cuando sus manos se agrietaban por el frío y la lejía. ❄️


El proceso era laborioso: 


Recogían la ropa sucia de las casas, la transportaban en cestos de mimbre o en fardos sobre la cabeza, y la clasificaban por colores y tejidos. Luego, comenzaba el ritual del lavado: remojar, enjabonar, restregar, enjuagar y, a veces, golpear la ropa con palos de madera para sacar las manchas más rebeldes. 🧽 Todo a mano, con paciencia y destreza.


🧴 Tipos de lavado: un arte meticuloso


El lavado variaba según el tipo de prenda y el grado de suciedad:


- Ropa blanca (sábanas, manteles, camisas):


 Se remojaba en agua con ceniza o lejía para blanquearla, a veces durante horas, antes de restregarla en la piedra. Este método, conocido como “colada”, usaba cenizas para liberar álcalis que ayudaban a limpiar. 🧺


- Ropa de color: 


Se lavaba con cuidado para no desteñir, usando agua más fría y menos jabón. 🌈


- Prendas delicadas:


 Como los encajes o ropa de los más pudientes, se trataban con suavidad, a menudo con jabones más suaves y sin golpearlas. 🧵


- Ropa de trabajo: 

Los tejidos más gruesos, como los usados en el campo, requerían un restregado intenso y, en ocasiones, un prelavado para quitar manchas de tierra o grasa. 🌾


🌞 El tendido: un paisaje de colores


Tras el lavado, llegaba el momento de tender la ropa, un arte en sí mismo. Las lavanderas extendían las prendas al sol sobre la hierba, en zarzas o en cuerdas improvisadas entre árboles. 🌳

 En el Valle de Lecrín, era común ver sábanas blancas ondeando junto a las acequias o en los márgenes de los ríos, creando un paisaje vibrante. En algunas zonas, se creía que tender la ropa bajo la luna llena ayudaba a blanquearla aún más, una tradición que mezclaba superstición y práctica. 🌕

Las lavanderas vigilaban las prendas para evitar que el viento las llevara o que se mancharan, a menudo con la ayuda de niños o familiares.


👩‍👧 Ejemplos prácticos: las lavanderas del Valle


En el Valle de Lecrín, este oficio era mucho más que un trabajo; era un espacio de socialización. 

En los lavaderos de Nigüelas, las mujeres se reunían al amanecer, compartiendo risas, canciones y cotilleos mientras fregaban.


 En Dúrcal, las lavanderas cargaban cestos pesados desde las casas hasta el río, donde las piedras planas eran sus herramientas principales. 


En Albuñuelas, los lavaderos públicos, aún visibles hoy, eran puntos de encuentro donde se forjaban lazos de amistad y solidaridad. 🤝


Una historia conocida es la de María “la lavandera”, una mujer de Mondújar que, en los años 40, recorría el pueblo recogiendo ropa de las familias más acomodadas. Con su cesto al hombro, lavaba en la acequia y cantaba coplas que aún recuerdan los mayores del lugar. 🎶 


Otra figura emblemática fue Carmen de Chite, quien enseñó a sus hijas el oficio, transmitiendo no solo técnicas de lavado, sino también el valor del esfuerzo y la comunidad.


🌟 Un legado que perdura


Aunque las lavadoras modernas reemplazaron este oficio, las lavanderas del Valle de Lecrín dejaron una huella imborrable. Su trabajo no solo mantenía limpias las ropas, sino que tejía redes de apoyo entre mujeres, convirtiendo los lavaderos en espacios de empoderamiento y resistencia. 💜 


Hoy, los lavaderos restaurados de nuestros pueblos nos recuerdan su historia, y expresiones como “lavar los trapos sucios” o “hay ropa tendida” siguen vivas en nuestro lenguaje, evocando aquellos días de charlas junto al río. 🗣️


¿Conoces alguna historia de lavanderas en tu familia o pueblo?


 ¡Compártela con nosotros! 📜 


Y si visitas el Valle de Lecrín, no olvides pasar por los antiguos lavaderos, testigos silenciosos de un oficio inolvidable. 🏞️


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