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09 agosto 2025

HISTORIA DE EL VALLE DE LECRÍN EN el Siglo XVII


 Descubre la fascinante historia del Valle de Lecrín en el Siglo XVII


 En el corazón de la provincia de Granada, entre la majestuosa Sierra Nevada y las cálidas tierras del sur, el Valle de Lecrín vivía en el siglo XVII una etapa de transformación y riqueza histórica. Este rincón andaluz, conocido hoy como el "Valle de la Alegría", fue testigo de momentos clave que moldearon su identidad.


 ¡Acompáñame en este viaje al pasado! 


 Un paisaje de contrastes y repoblación


Tras la rebelión de los moriscos (1568-1571), el Valle de Lecrín quedó casi despoblado. Las tierras, antes cultivadas por comunidades musulmanas, fueron repobladas con castellanos, gallegos y extremeños que trajeron nuevas costumbres y dinamismo.  Este proceso, iniciado en el siglo XVI, se consolidó en el XVII, convirtiendo al valle en un mosaico de culturas. Los naranjos y limoneros, introducidos siglos antes por los árabes, comenzaron a florecer con fuerza, dando al paisaje su característico aroma a azahar. 


Las acequias nazaríes, verdaderas obras de ingeniería, seguían regando los campos, asegurando la fertilidad de la comarca. El olivar también ganaba terreno, y el Valle de Lecrín se perfilaba como un enclave agrícola clave, con cultivos que aún hoy son emblemas de la región. 


 La nobleza y la burguesía: un nuevo poder


El siglo XVII fue el gran siglo nobiliar en España, y el Valle de Lecrín no fue la excepción. Familias nobiliarias y burguesas comenzaron a instalarse, especialmente en pueblos como Melegís y Restábal, dejando su huella en casas señoriales adornadas con escudos de armas.  Estas familias, como los Sáez-Diente, Miras, Calafar o Pineda, construyeron residencias que aún hoy son testigos de una época de esplendor. En Melegís, por ejemplo, se conservan siete casas con blasones, mientras que en Restábal destaca un escudo policromo con las armas reales. 


Uno de los títulos nobiliarios más destacados fue el Conde de Villamena de Cozvíjar, concedido a finales del siglo XVII, que reflejaba el creciente prestigio de la comarca. Además, figuras como Íñigo López de Mendoza y Mendoza, quien recorrió el valle durante la rebelión morisca, dejaron un legado histórico imborrable. 


 La fe y el arte: iglesias reconstruidas


La rebelión morisca dejó un rastro de destrucción, especialmente en las iglesias del valle. En el siglo XVII, muchas fueron reconstruidas o ampliadas, convirtiéndose en centros de vida comunitaria. La Iglesia Parroquial de San Juan Bautista en Nigüelas, construida en el siglo XVI pero restaurada en este período, es un ejemplo magnífico. Su armadura de madera, con detalles de lazo y piñas de mocárabes, refleja la riqueza artística de la época. 


En Restábal, la Iglesia de San Cristóbal, considerada una de las más antiguas del valle, fue un símbolo de la identidad cristiana que se consolidaba. Estas iglesias no solo eran lugares de culto, sino también espacios donde se celebraban fiestas patronales que unían a la comunidad. 


 Vestigios de un pasado árabe


Aunque el siglo XVII marcó una nueva etapa cristiana, el legado musulmán seguía vivo. Los castillos árabes, como el de Lojuela o el de Zoraya en Mondújar, contaban historias de reyes nazaríes y amores legendarios. El Castillo de Zoraya, construido en el siglo XV para Isabel de Solís, la cautiva cristiana amada por Muley Hacén, seguía siendo un lugar de fascinación.  Sus ruinas, enclavadas en un paisaje de ensueño, evocaban un pasado de esplendor y conflictos.


Las acequias, los molinos hidráulicos y los sistemas de regadío nazaríes continuaban en uso, demostrando la genialidad de la ingeniería árabe. En Nigüelas, la almazara de La Erilla, de origen medieval, seguía produciendo aceite de oliva, un tesoro del valle. 


 Una comarca estratégica


El Valle de Lecrín, atravesado por ríos como el Dúrcal, el Torrente y el Ízbor, era un pasillo natural entre Granada y la costa. Su posición estratégica, conocida desde la época romana como Iqlim ("puerta" en árabe), lo convertía en un punto clave para el comercio y la defensa.  En el siglo XVII, los caminos de herradura conectaban los pueblos del valle, mientras que las fuentes, como la de Restábal, abastecían a los vecinos con aguas cristalinas. 


 Un valle de historias y tradiciones


El siglo XVII fue una época de florecimiento cultural en el Valle de Lecrín. Las fiestas, los mercados y las tradiciones religiosas daban color a la vida cotidiana. Los pequeños propietarios y la naciente burguesía, como los Zayas en Nigüelas, impulsaban el desarrollo económico. La comarca, con sus 17 pueblos, era un crisol de historias, desde las hazañas de nobles hasta las labores diarias de los campesinos.

 

 El Valle de Lecrín en el siglo XVII fue mucho más que un lugar: fue un escenario de cambio, resistencia y belleza. Hoy, al recorrer sus pueblos blancos, sus campos de cítricos y sus senderos entre montañas, podemos imaginar cómo era la vida en aquella época. 


 ¿Te animas a visitar este tesoro granadino y descubrir sus secretos?


 ¡El pasado sigue vivo en cada rincón! 

 Comparte esta historia y déjate cautivar por el Valle de Lecrín. ¡El pasado nunca estuvo tan cerca! 


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Fuentes: Información basada en datos históricos de www.adurcal.com y otros recursos sobre la comarca del Valle de Lecrín.


04 agosto 2025

La Romanización en El Valle de Lecrín


 🏛️ La Romanización en El Valle de Lecrín 


¿Sabías que hace más de dos mil años el Valle de Lecrín formaba parte de la próspera provincia romana de la Bética? Lejos de ser un territorio marginal, aquí surgieron villas agrícolas, termas, caminos y núcleos rurales que aún hoy nos hablan de aquel esplendor.


🔥 Las Termas Romanas de Feche (Mondújar)


Uno de los mayores descubrimientos del mundo romano en el Valle. Aparecieron de forma casual en 1983 y fueron excavadas por arqueólogos del Museo Arqueológico de Granada.


Estas termas formaban parte de una villa romana de carácter privado y están datadas entre los siglos I y IV d.C. Se conservan:


Una gran piscina semicircular de 7 metros de diámetro.


Varios hipocaustos (sistemas de calefacción por aire bajo el suelo).


Mosaicos geométricos en blanco y negro.


Columnas de mármol, fragmentos de esculturas y estucos policromados en tonos rojizos, ocres y azules.


Materiales constructivos como opus signinum y opus caementicium.


Las termas demuestran no solo el nivel de confort que alcanzaron algunos propietarios rurales romanos, sino también la presencia de una sociedad refinada. Los materiales rescatados y una maqueta del complejo pueden visitarse en el Museo Arqueológico de Granada. El yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996.


🌿 La Villa Romana de Los Lavaderos (Dúrcal)


Excavada en 2003, esta villa de carácter agrícola, situada en la vega durqueña, presenta varias estructuras productivas:


Muros y depósitos revestidos en opus signinum.


Canales de evacuación de aguas y restos de una prensa posiblemente utilizada para aceite o vino.


Fragmentos de cerámica común y sigillata (cerámica fina de lujo).


Tégulas, ímbrices, y otros restos de cubiertas.


Se ha datado entre los siglos I y IV d.C. Su ubicación en zona fértil sugiere que fue parte del sistema de villas rurales de abastecimiento al Imperio. La Universidad de Granada ha seguido documentando la zona en campañas arqueológicas sucesivas.


🪨 El Yacimiento de Las Viñas (Padul)


Se trata de una antigua villa imperial o al menos de gran extensión, situada en la zona alta del Padul:


Se han encontrado bloques de sillares, cerámicas romanas y tégulas.


En las cercanías, excavaciones de urgencia documentaron dos sepulturas de época tardorromana. Una de ellas pertenecía a un niño de unos 9 años, acompañado de pequeños objetos cerámicos.


Este hallazgo indica la existencia de un hábitat prolongado, quizá con continuidad hasta la antigüedad tardía.


🏞️ Los Cahices (Padul)


En esta zona agrícola de secano, se han documentado restos de estructuras simples y fragmentos cerámicos que evidencian asentamientos rurales bajoimperiales (siglos III–V). Se trataría de explotaciones más humildes, pero integradas en el entramado agrícola romano.


🚜 Vía Romana entre Restábal y Cónchar


En esta zona se conservan unas enigmáticas marcas talladas en la roca conocidas como las "Huellas del Carro de Santiago". Se trata de hendiduras paralelas de unos 300 metros de largo que podrían corresponder a un camino de época iberorromana o romana, posiblemente utilizado para el transporte de materiales desde canteras cercanas hacia el valle o la costa.


🧱 El Fortín de Lojuela (Murchas)


En esta elevación entre Murchas y Lecrín, conocida por su castillo medieval, se han encontrado abundantes tégulas, ladrillos y cerámica romana. Todo indica que el lugar fue ocupado por los romanos antes del periodo islámico. Podría haber sido una torre o pequeño centro de control estratégico sobre el valle.


✨ El Valle que fue romano…


Los romanos no solo trajeron infraestructuras; dejaron una huella profunda en la cultura, la lengua y el paisaje. El latín evolucionaría siglos más tarde en nuestro castellano, y muchas costumbres agrícolas y de organización territorial nacen de aquel legado.


Desde las termas de Mondújar hasta las villas en Padul y Dúrcal, pasando por los caminos antiguos o las huellas en la roca, nuestro Valle fue testigo del paso de legiones, comerciantes, campesinos y nobles romanos.


Así que la próxima vez que pasees entre olivos, cruces una fuente o contemples una ruina, recuerda: hace más de veinte siglos ya se hablaba en latín, se comerciaba con aceite, y se soñaba bajo el mismo sol.


📸 Fotos: Turismo Valle de Lecrín 


📜 #ValleDeLecrín #Romanización #TermasDeFeche #ArqueologíaRomana #HistoriaDeGranada #VillaRomana #UGR #HispaniaBaetica #GranadaAntigua #PatrimonioHistórico #CulturaRomana

Yacimiento Los Lavaderos de Dúrcal 


11 julio 2025

La Prehistoria en el Valle de Lecrín


 🌍 Descubre la Prehistoria en el Valle de Lecrín: Un Viaje al Pasado 🦴


¡Adéntrate en el fascinante pasado del Valle de Lecrín, un tesoro arqueológico en el corazón de Granada! 🏞️ Esta comarca, situada en la vertiente suroccidental de Sierra Nevada, ha sido un punto estratégico desde tiempos inmemoriales, conectando la costa granadina con el interior. 🚶‍♂️ Su riqueza histórica y sus yacimientos prehistóricos nos cuentan historias de nómadas, cazadores y los primeros pobladores que dejaron su huella en esta tierra. 🌄


🕰️ Un Valle con Historia Milenaria


El Valle de Lecrín, una fosa tectónica rodeada por las sierras de Almijara, Guajaras y Albuñuelas, fue hogar de grupos humanos prehistóricos que aprovecharon su abundancia de agua, caza y bosques de coníferas y encinas. 🌲 Desde el Paleolítico hasta el Neolítico, este territorio fue testigo de la vida de comunidades que vivían en cuevas y asentamientos temporales. Evidencias de su presencia, como herramientas de piedra tallada y puntas de flecha datadas entre el 16.000 y 15.000 a.C., han sido halladas en el entorno de la **Laguna de Padul**, un lugar clave para entender la Prehistoria en la zona. 🏹


Uno de los yacimientos más destacados es el de Cozvíjar, en el municipio de Villamena. Aquí, la Universidad de Granada ha excavado una gruta del periodo Solutrense (hace unos 20.000 años), donde se encontraron restos humanos junto a industria lítica, como puntas de flecha y herramientas de sílex.


 🪨 Este sitio, conocido como las Cuevas Milenarias, es un testimonio de los primeros pobladores que buscaban refugio en colinas horadadas por el agua, un lugar perfecto para asentarse y protegerse. 🛡️


En la Cueva de los Ojos, también en Cozvíjar, se han descubierto restos de un hábitat estacional del Neolítico, con huesos de cabra, ciervo y jabalí, además de adornos de concha y fragmentos de pintura ocre. 🎨

 Estos hallazgos muestran cómo los grupos humanos aprovecharon los recursos de la Laguna de Padul y los ríos Dúrcal e Izbor para cazar y establecerse temporalmente. 🐗


🧑‍🏫 La Universidad de Granada: Pionera en Descubrimientos


El **Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada** ha sido clave en desentrañar los secretos del Valle de Lecrín. 🏛️ 

Desde los años 70, sus excavaciones han revelado la importancia de esta comarca como nexo de comunicación entre la costa, la Vega, las Alpujarras y las Llanuras del Temple. 🛤️ Entre los trabajos más relevantes:


- Prospecciones en Chite, Melegís, Restábal, Saleres y Albuñuelas:


 En 1985, la UGR realizó prospecciones arqueológicas medievales, pero también identificó restos prehistóricos que demuestran la ocupación humana desde tiempos remotos. Estas campañas, financiadas con 250.000 pesetas, estudiaron toponimia y microtoponimia para entender los asentamientos.


- Yacimiento de Los Baños (La Malá): 

Este sitio, excavado en los años 80, reveló ocupaciones desde el Paleolítico Medio hasta el Neolítico y la Edad del Bronce, mostrando la continuidad de la presencia humana en la zona.


- Cueva de la Carigüela (Píñar): 

Aunque no está en el Valle de Lecrín, este yacimiento cercano, estudiado desde 1954 por la UGR, ha proporcionado contexto sobre el Paleolítico en la región, con herramientas líticas y restos faunísticos que ayudan a entender el entorno prehistórico.


🌟 Un Valle Estratégico desde la Prehistoria


La ubicación del Valle de Lecrín, atravesado por ríos como el Dúrcal y el Torrente, lo convirtió en un punto clave para las comunicaciones prehistóricas. 🛶

 Yacimientos como el de **Chite**, de época ibérica pero con raíces prehistóricas, muestran cómo estas rutas conectaban la costa con la Vega de Granada. En Padul, se han encontrado huellas de carros que datan de periodos prehistóricos, evidenciando un tráfico constante de personas y recursos. 🛒


Además, el clima suave de la zona mediterránea, con bosques de coníferas y hayas, y un entorno de lagos y ríos, ofrecía condiciones ideales para la caza y la recolección. 

Durante el Pleistoceno, en lugares como Fonelas (en la Hoya de Guadix), se han hallado restos de grandes mamíferos como elefantes, caballos y ciervos, junto a herramientas achelenses de cuarcita y sílex. 🐘


 🥾 Explora la Prehistoria del Valle

Hoy, el Valle de Lecrín no solo es un paraíso natural, sino también un destino para los amantes de la arqueología y la historia. 🌿 


Rutas como el sendero de las Cuevas de Cozvíjar o el camino hacia la Silleta del Padul ofrecen vistas espectaculares y la oportunidad de conectar con nuestro pasado más remoto. 🥾


 El Ayuntamiento de Villamena está trabajando para poner en valor estos yacimientos, atrayendo a arqueólogos y visitantes curiosos. 🔍


💡 Un Llamado a Preservar Nuestra Historia


Los descubrimientos en el Valle de Lecrín nos recuerdan la importancia de proteger nuestro patrimonio. 🏺 La labor de la Universidad de Granada y el interés de las comunidades locales son esenciales para seguir desenterrando historias que nos conectan con nuestros antepasados.


 ¿Te animas a explorar este rincón lleno de magia prehistórica? 🌌


📌¡Visita el Valle de Lecrín y déjate sorprender por su legado milenario!


 Comparte esta publicación y únete a la aventura de descubrir nuestra historia. 🗺️


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29 abril 2025

El Valle de Lecrín en el siglo XX


 El Valle de Lecrín en el siglo XX: Un viaje por su historia y transformación 


El Valle de Lecrín, esa joya granadina enclavada al pie de Sierra Nevada, vivió un siglo XX lleno de cambios, retos y momentos que marcaron su identidad.


 A lo largo de estas décadas, esta comarca, conocida como el "Valle de la Alegría", experimentó una evolución que combinó tradición agrícola, avances en infraestructuras y un despertar turístico que aún hoy la hace única. 


A principios del siglo XX, el Valle de Lecrín era un mosaico de pueblos blancos dedicados casi exclusivamente a la agricultura. Los cultivos de cítricos, olivos y almendros dominaban el paisaje, herencia de la influencia árabe que aún perfuma sus campos de azahar. Sin embargo, las nuevas comunicaciones, como la construcción de carreteras estatales y el emblemático teleférico de Dúrcal (¡el más largo de Europa en los años 20, con 38 km!), conectaron el Valle con la costa y Granada, trayendo prosperidad a municipios como Dúrcal, Padul y Nigüelas. 


Un hito destacado fue el auge del balneario de Lanjarón, que consolidó su fama como uno de los más importantes de España. Desde el descubrimiento de sus manantiales en 1774, el siglo XX vio cómo visitantes de todo el país acudían a sus aguas medicinales, declaradas de utilidad pública en 1868.  Este impulso turístico marcó un antes y un después para la comarca, que comenzó a ser valorada por su clima templado y paisajes exuberantes.


No todo fue fácil. Las primeras décadas del siglo estuvieron marcadas por una economía de subsistencia, y el Valle no recuperó los niveles de población del reino nazarí hasta finales del siglo XVIII. Las epidemias, como la de 1679 en Padul, y las crisis económicas, como la de 1929, afectaron a sus habitantes. Sin embargo, la resiliencia de su gente se reflejó en iniciativas como la modernización de lavaderos públicos y la creación de la Mancomunidad de Municipios del Valle de Lecrín en 1984, un paso clave para coordinar servicios y fomentar el desarrollo. 


El siglo XX también dejó huellas culturales imborrables. La banda nigüeleña que ganó el primer premio en un concurso de bandas en Granada en 1932, o el curioso Puente de Lata en Dúrcal, construido en Bélgica por un discípulo de Eiffel y trasladado en 1924, son ejemplos del dinamismo de la comarca. Este puente, que conectaba el Valle con Granada a través del tranvía, es hoy un símbolo de su pasado industrial. 


A medida que el siglo avanzaba, el Valle de Lecrín se abrió al turismo rural, aprovechando su riqueza natural y patrimonial. Lugares como la almazara medieval de La Erilla en Nigüelas, la laguna de Padul o el Castillo de Mondújar comenzaron a atraer a quienes buscaban historia y naturaleza. La creación de la Asociación PRODER en 1996 impulsó el desarrollo económico, apostando por la diversificación y el turismo sostenible. 

Hoy, el Valle de Lecrín sigue siendo un rincón donde el pasado y el presente se entrelazan. Sus pueblos, sus paisajes y su historia invitan a perderse entre naranjos, descubrir fortalezas árabes y disfrutar de un entorno que, como en el siglo XX, sigue siendo un refugio de paz y belleza. 


 ¿Has visitado el Valle de Lecrín? ¡Cuéntame tu experiencia o planifica tu próxima escapada!



Fuentes: Información recopilada de sitios como adurcal.com y otras referencias históricas.

28 abril 2025

El Valle de Lecrín en el siglo XIX


 El Valle de Lecrín en el siglo XIX: entre revoluciones, temblores y esperanza


El Valle de Lecrín, ese rincón fértil y luminoso a las puertas de Sierra Nevada, vivió un siglo XIX lleno de acontecimientos que marcaron su historia para siempre. Detrás de los naranjales y las acequias, la vida no fue fácil: fue un tiempo de luchas, enfermedades, temblores de tierra... y también de una enorme capacidad de resistencia y renacimiento.


A principios de siglo, la vida en los pueblos del Valle —Nigüelas, Dúrcal, Cozvíjar, Acequias, Talará, Mondújar, Murchas, Melegís, Restábal, Saleres, Chite, Béznar, Pinos del Valle, Ízbor, Cónchar, Albuñuelas y Tablate— seguía anclada a ritmos ancestrales: agricultura de subsistencia, molinos de aceite, ferias de ganado, rezos y fiestas patronales.


Sin embargo, la política nacional también alcanzó a nuestras tierras. Durante el breve y convulso período de la Primera República Española (1873), surgieron movimientos cantonalistas en toda Andalucía. ¡Y en nuestro entorno, El Padul se proclamó Cantón Independiente! Fue un gesto de rebeldía política que apenas duró unos días, pero que dejó huella: los vecinos, hartos de los abusos de poder, soñaron con autogobernarse, aunque el ejército sofocó el movimiento poco después.


Otro hecho que sacudió (literalmente) al Valle fue el gran terremoto del 25 de diciembre de 1884. Aunque el epicentro estuvo en Arenas del Rey, muchos pueblos del Valle de Lecrín sufrieron los temblores: casas agrietadas, iglesias dañadas, acequias desviadas... En Mondújar, Melegís o Chite, las gentes pasaron noches enteras al raso por miedo a nuevos temblores. La tierra tembló bajo sus pies en uno de los peores desastres naturales de la historia reciente.


Por si fuera poco, el campo también sufrió. A finales del siglo, la filoxera —una plaga devastadora que atacó las raíces de la vid— llegó desde Málaga y arrasó buena parte de los viñedos del Valle. En pueblos como Restábal, Melegís o Saleres, donde el vino era parte esencial de la economía familiar, muchas familias perdieron sus cosechas y se vieron obligadas a arrancar viñas centenarias. Algunos sustituyeron el viñedo por cítricos o almendros; otros, simplemente, emigraron.


La epidemia de cólera de 1885 fue otro golpe duro. Tras el terremoto y con las condiciones higiénicas muy deterioradas, el cólera se extendió rápidamente. Las fuentes públicas, los lavaderos y los escasos servicios sanitarios no pudieron evitarlo. El Valle se llenó de funerales. El miedo al contagio cambió costumbres: se suspendieron fiestas, se limitaron misas y procesiones, y surgieron rogativas desesperadas para pedir la protección divina.


A pesar de todos estos golpes, el siglo XIX no fue solo sufrimiento: también fue un tiempo de apertura. A finales de siglo comenzaron las primeras carreteras (como la que conectaba Dúrcal con Granada), llegaron los primeros maestros a alfabetizar niños en las escuelas rurales, y algunos molinos se modernizaron con maquinaria traída de fuera.


El Valle de Lecrín en el siglo XIX fue un crisol de dolor, coraje y futuro.

A cada desgracia, la gente respondía con trabajo, fe y fiesta. Se repoblaron campos, se reconstruyeron iglesias, se inventaron nuevas tradiciones. De esa fuerza venimos nosotros.


Cuando caminamos hoy por los senderos de Melegís, por la Plaza de Mondújar o cruzamos el viejo puente de Tablate, estamos pisando la memoria viva de nuestros antepasados.

Un siglo en el que, a pesar de todo, el Valle nunca dejó de sonreír al sol.


El Valle de Lecrín en el siglo XVIII




El Valle de Lecrín en el siglo XVIII: un paisaje de historia y vida

En el siglo XVIII, El Valle de Lecrín (Granada) era una tierra de contrastes y riqueza agrícola. Gracias al Catastro del Marqués de la Ensenada (realizado entre 1750 y 1754), hoy conocemos con detalle cómo era la vida en nuestros pueblos en aquella época.

Este gran censo fiscal revela que la mayoría de la población vivía de la agricultura, especialmente del cultivo de olivos, morales, viñas, cereales, almendros y frutales. También se criaban animales como mulos, caballos, gallinas y ovejas, que eran esenciales para el transporte, el trabajo en el campo y la alimentación.

Los pueblos actuales del Valle —Melegís, Restábal, Saleres, Nigüelas, Dúrcal, Talará, Cozvíjar, Béznar, Acequias, Mondújar, Chite, Cónchar, Ízbor, entre otros— se organizaban en pequeños núcleos con casas de mampostería y techos de teja, muchas de ellas modestas, salvo algunas casas principales pertenecientes a hidalgos, clérigos o miembros de órdenes militares.

Los molinos de aceite y de harina tenían gran importancia. Los documentos reflejan numerosos molinos hidráulicos que aprovechaban la fuerza de los ríos como el Dúrcal, el Torrente o el Ízbor. Algunos molinos de origen morisco todavía seguían funcionando en esa época.

También destacaba la producción de seda: los morales eran cultivados en gran número para alimentar a los gusanos de seda, una actividad heredada de los siglos anteriores.

A nivel social, el Valle tenía una fuerte presencia religiosa: iglesias parroquiales en cada pueblo, cofradías y ermitas. El clero tenía un peso importante en la vida cotidiana, tanto como los escribanos, médicos, boticarios y maestros.

A través de esos registros, descubrimos no solo la economía y la demografía, sino también los sueños, luchas y esperanzas de quienes nos precedieron. El Valle de Lecrín en el siglo XVIII era ya un mosaico de naturaleza y cultura que hoy seguimos heredando con orgullo.




 

El Valle Morisco


 El Valle Morisco


El Valle de Lecrín, situado en la provincia de Granada, fue testigo de intensos conflictos durante el siglo XVI. Tras la conquista de Granada en 1492, los moriscos —musulmanes convertidos al cristianismo— enfrentaron políticas de asimilación forzada. En 1499, la imposición de conversiones por el cardenal Cisneros provocó una rebelión en el Albaicín, apoyada por los moriscos de la Alpujarra, con el Valle de Lecrín como uno de los principales focos de resistencia.


En 1501, se estableció la organización eclesiástica en la región, creando parroquias en localidades como Restábal, Béznar, Padul y Lanjarón. Las iglesias construidas en este periodo, como la de Béznar, presentan elementos góticos y mudéjares, reflejando la fusión cultural de la época.


La situación se agravó en 1567 cuando Felipe II prohibió las costumbres moriscas, incluyendo su lengua y vestimenta. Esto desencadenó la gran Rebelión de las Alpujarras en 1568, liderada por Abén Humeya, proclamado rey en Béznar. El Valle de Lecrín se convirtió entonces en un campo de batalla entre los moriscos y las tropas reales. En lugares como el Puente de Tablate se libraron enfrentamientos clave, donde el marqués de Mondéjar, Íñigo López de Mendoza, logró atravesarlo a pesar de la fuerte resistencia morisca.


La rebelión fue sofocada en 1571 tras la intervención de don Juan de Austria, enviado personalmente por Felipe II. Las consecuencias fueron drásticas: muchos moriscos fueron ejecutados, otros deportados a Extremadura, Castilla, Galicia y León, y sus tierras confiscadas.


El Valle de Lecrín, que antes de la rebelión contaba con más de 5.400 habitantes moriscos, quedó prácticamente despoblado. Para revertir esta situación, se promovió la repoblación con "cristianos viejos" procedentes de Andalucía (especialmente Jaén y Córdoba), así como de otras regiones como Castilla, Galicia y Extremadura. Sin embargo, los nuevos pobladores desconocían las sofisticadas técnicas agrícolas de los moriscos, lo que llevó al declive económico de la comarca.


Hoy en día, el paisaje y las aldeas del Valle de Lecrín aún conservan la impronta de su pasado morisco. Entre bancales de naranjos, acequias centenarias y torres de antiguas iglesias, sobreviven los ecos de una historia apasionante marcada por la resistencia, la fe y la transformación.


Bajo la Dinastía Nazarí


 🏰 Bajo la Dinastía Nazarí en el Valle de Lecrín 🌿


En los siglos finales de Al-Ándalus, el Valle de Lecrín fue un escenario crucial de las luchas de poder que marcaron el ocaso del Reino Nazarí de Granada. Su privilegiada ubicación estratégica entre la Vega de Granada y la Costa Mediterránea lo convirtió en un territorio altamente codiciado por musulmanes y cristianos.


🛡️ El valle en tiempos de Muley Hacén y Boabdil


En 1483, las tensiones internas del reino estallaron cuando el joven Boabdil negó la entrada de su padre Muley Hacén en Granada. Derrotado, Muley Hacén se refugió en el castillo de Mondújar, en pleno Valle de Lecrín, junto a su favorita Zoraya (la cristiana convertida Isabel de Solís).


Desde Mondújar, Muley Hacén intentó reorganizar la resistencia, pero pronto fue apartado del poder. Murió en el mismo castillo de Mondújar, dejando el trono en manos de su hermano el Zagal.


⚔️ El Zagal y las últimas resistencias


El Zagal, guerrero incansable, intentó mantener viva la defensa musulmana. Desde Almería hasta el Valle de Lecrín y Padul, luchó contra el avance cristiano. Sin embargo, ante la presión militar y las luchas internas con Boabdil, en diciembre de 1489 el Zagal firmó las capitulaciones con los Reyes Católicos, entregando sus territorios a cambio de conservar el título de rey y el señorío del Valle de Lecrín.


🔥 Boabdil y las últimas batallas en el Valle


Boabdil, por su parte, continuó resistiendo. En 1490 logró recuperar varias fortalezas del Valle de Lecrín y las Alpujarras, salvo la de Mondújar, defendida heroicamente por doña Guiomar de Acuña.


Pero la reacción cristiana fue rápida. En 1491, el marqués de Villena, Diego López Pacheco, saqueó y quemó nueve lugares del valle. Ese mismo año, el rey Fernando el Católico llegó con su ejército a Padul. Obligó a los musulmanes a replegarse hacia Béznar y Tablate. Desde allí, el caudillo Zahir Ben Atar intentó resistir, pero fue derrotado, perdiendo la vida el joven paje Juan de Avellaneda en las escaramuzas.


La toma definitiva de Padul, inmortalizada en el coro de la Catedral de Toledo, marcó el principio del fin para los musulmanes en el Valle de Lecrín.


🕊️ El final de una era


En enero de 1492, tras la entrega de Granada, el Valle de Lecrín vio pasar el triste cortejo de Boabdil, Moraima y sus seguidores, que abandonaban para siempre la tierra que había florecido bajo su gobierno.


Pese a la conquista, durante un tiempo se permitió a los musulmanes permanecer en sus casas y conservar sus usos y costumbres en esta fértil comarca.


En Al-Ándalus en el Valle de Lecrín




 En Al-Ándalus en el Valle de Lecrín


Durante más de ochocientos años, el Valle de Lecrín fue testigo silencioso de uno de los periodos más fascinantes de nuestra historia: el de Al-Ándalus. No existe comarca en la provincia de Granada donde la huella musulmana haya dejado un legado tan profundo y duradero como en este rincón bendecido entre Sierra Nevada y la Costa Tropical.


Una comarca con nombre propio


En los siglos XI al XIII, los geógrafos musulmanes lo conocían como Iqlīm Laysar, Iqlīm al-Usar o Iqlīm al-Asar, denominaciones recogidas por sabios como al-Udrí e Ibn al-Jatib. Más tarde, Iben al-Zubayr lo denominó Iqlīm Garnāta, destacándolo por su riqueza agrícola y cultural. El Valle de Lecrín, además, formaba parte de la antigua Cora de Elvira, uno de los núcleos más importantes de Al-Ándalus.


Y no es casualidad que también se le llamara Iqlīm al-Qassab, el “distrito de la caña de azúcar”, por ser paso obligado hacia las grandes plantaciones costeras de esta dulce gramínea traída de la India.


Agricultura, cultura y esplendor


Gracias al dominio del arte hidráulico de los musulmanes, el Valle floreció. Se desarrollaron complejos sistemas de acequias y terrazas de cultivo que, en muchos casos, aún siguen en uso. Se introdujeron cultivos que transformarían la economía y el paisaje: cítricos, olivos, granados, almendros y, por supuesto, la caña de azúcar.


La vida diaria se organizaba en torno a las alquerías, pequeños núcleos rurales donde la agricultura y el comercio local eran los pilares fundamentales. El urbanismo, la arquitectura popular, la literatura, el pensamiento y las artes impregnaron cada rincón de este pequeño paraíso andalusí.


Un valle estratégico y codiciado


En su historia, el Valle también fue escenario de luchas y batallas. En el año 755, Abderramán I, el fundador del Emirato de Córdoba, desembarcó en Almuñécar y encontró en el Valle de Lecrín el apoyo de numerosos seguidores que lo ayudaron a consolidar su poder. Más tarde, con Abderramán III, el Califato alcanzaría su máximo esplendor.


Durante la Reconquista, el valle sufrió momentos dramáticos: en 1125, el rey Alfonso I el Batallador lanzó una expedición a la costa granadina. Tras la batalla de Almuñécar, miles de mozárabes —cristianos que vivían bajo dominio musulmán— fueron deportados, cambiando para siempre el equilibrio demográfico de estas tierras.


De las taifas al reino nazarí


Con la fragmentación del Califato y la posterior formación de los reinos de taifas, el Valle de Lecrín pasó a ser una región codiciada. Más tarde, bajo los almohades y finalmente en tiempos del Reino Nazarí de Granada, alcanzó una nueva época de esplendor. Su cercanía a la capital granadina lo convirtió en un lugar estratégico para la agricultura, el comercio y el aprovisionamiento de la ciudad de la Alhambra.


El eco de Al-Ándalus en nuestros días


Hoy, al recorrer sus pueblos blancos como Nigüelas, Melegís, Restábal o Saleres, todavía podemos sentir el susurro de aquella época. El trazado de sus calles, sus sistemas de riego, sus acequias y terrazas nos hablan de un pasado vivo, que forma parte de nuestra identidad.


El Valle de Lecrín es más que un paraíso natural: es un verdadero cruce de caminos entre culturas, un testigo eterno de un tiempo en que la ciencia, el arte, la agricultura y la espiritualidad convivieron y florecieron en armonía.


Descubrir el Valle de Lecrín es, en definitiva, viajar en el tiempo y sentir que Al-Ándalus sigue latiendo en cada rincón.




Antigüedad Pre-romana en El Valle de Lecrín


 La Antigüedad Pre-romana en el Valle de Lecrín: Un viaje al pasado de Granada 


El Valle de Lecrín, conocido como el "Valle de la Alegría", no solo enamora con sus paisajes de cítricos y sierras, sino que también guarda un fascinante legado histórico que se remonta a la Antigüedad pre-romana.  Situado al pie de Sierra Nevada, este rincón granadino fue hogar de culturas milenarias que dejaron su huella en la tierra. ¡Acompáme en este viaje al pasado! 


Un crisol de culturas pre-romanas


Antes de la llegada de los romanos, el Valle de Lecrín ya era un punto estratégico entre la costa mediterránea y el interior de la península. Su ubicación, atravesada por rutas naturales, lo convirtió en un lugar clave para el comercio y la vida de las primeras comunidades. 


Entre los protagonistas de esta época destacan:


La Cultura de los Millares (ca. 3000-2200 a.C.): Durante la Edad del Cobre, poblados fortificados se alzaron en lugares como Nigüelas y Padul. Estas comunidades, precursoras de las primeras sociedades complejas, vivían en asentamientos protegidos y practicaban la agricultura y la ganadería.  Sus restos, como cerámicas y herramientas, nos hablan de una vida organizada y conectada con otras regiones.


La Cultura del Argar (ca. 2200-1550 a.C.): En la Edad del Bronce, el Valle de Lecrín fue parte de esta avanzada civilización que revolucionó la metalurgia. Los habitantes, posiblemente de origen anatolio fusionados con indígenas, construyeron poblados fortificados en zonas elevadas. En yacimientos como el de Real (Galera), se han encontrado sistemas de acequias, prueba de su ingenio agrícola.  Sus herramientas de bronce y cerámicas decoradas reflejan un comercio activo con el Mediterráneo oriental.


Vida y costumbres en el Valle


Los antiguos habitantes del Valle de Lecrín eran ganaderos y agricultores que aprovechaban la fertilidad de la vega y el agua de los ríos.  Vivían en poblados fortificados en las alturas, lo que les ofrecía protección ante posibles conflictos. La metalurgia, con el uso del cobre y el bronce, transformó su día a día, permitiendo crear herramientas más duraderas y armas que fortalecieron su posición en la región.

La influencia de pueblos mediterráneos, como los fenicios, también llegó al Valle. Prospectores de metales provenientes de Chipre o el Egeo buscaban recursos en las costas granadinas, dejando un intercambio cultural que enriqueció a las comunidades locales. 


Un legado que perdura

Aunque muchos yacimientos han desaparecido o se encuentran en ruinas, el Valle de Lecrín conserva ecos de esta época en su paisaje y en hallazgos arqueológicos. La fertilidad de sus tierras, las acequias y la ubicación estratégica son herencias de aquellos primeros pobladores que supieron adaptarse a este entorno privilegiado. 


Hoy, mientras paseas por pueblos como Dúrcal, Nigüelas o Padul, puedes imaginar cómo vivían estas gentes, bajo la imponente mirada de Sierra Nevada. Cada olivo, cada sendero, parece susurrar historias de un tiempo en que el Valle ya era un lugar especial. 


Descubre el Valle de Lecrín


Si te apasiona la historia y la naturaleza, el Valle de Lecrín es un destino perfecto.  Combina rutas de senderismo con visitas a sus pueblos blancos, donde el pasado pre-romano se entrelaza con vestigios romanos y árabes. No te pierdas la Laguna de Padul, un humedal que ya existía en tiempos prehistóricos, o la falla de Nigüelas, un monumento natural que nos conecta con la geología de la región.


Prehistoria en El Valle de Lecrín


 Descubre la Prehistoria en el Valle de Lecrín, Granada 


¡Viajemos al pasado milenario del Valle de Lecrín!  Esta comarca granadina, conocida como el "Valle de la Alegría", no solo enamora con sus paisajes de naranjos y sierras, sino que guarda secretos de nuestros antepasados más antiguos.  Aquí, entre Sierra Nevada y la Costa Tropical, la Prehistoria cobra vida en yacimientos que nos cuentan historias de cazadores, nómadas y los primeros pobladores.


 Cozvíjar: El hogar de los primeros habitantes


Hace unos 20.000 años, en el período Solutrense del Paleolítico Superior, los primeros humanos encontraron refugio en las cuevas de Cozvíjar, en Villamena.  Estas grutas, excavadas por la acción del agua en piedra blanda, ofrecían protección y agua filtrada. Los arqueólogos de la Universidad de Granada han descubierto restos humanos y herramientas líticas que muestran cómo estos nómadas cazaban ciervos, cabras y jabalíes. ¡El sendero de las Cuevas de Cozvíjar es una visita imprescindible para imaginar su vida.


 Padul: Donde los mamuts paseaban


La laguna de Padul, uno de los humedales más importantes de Andalucía, fue un punto clave para la fauna prehistórica. Hace 300.000 años, mamuts y otros animales recorrían esta turbera, dejando restos que hoy se exhiben en el Museo Arqueológico de Granada.  En la Cueva de los Ojos, se han hallado puntas de flecha y restos de conchas del Neolítico, evidenciando campamentos estacionales de cazadores. ¡Recorre la Senda del Mamut y siente la huella de estos gigantes.


 Un valle estratégico desde la Prehistoria


El Valle de Lecrín siempre ha sido un cruce de caminos entre la costa y el interior. Su clima subtropical y la abundancia de agua de Sierra Nevada lo convirtieron en un oasis para los primeros pobladores. Yacimientos en Dúrcal y Padul, descubiertos durante la construcción de la autovía A-44, confirman que esta zona era ideal para la caza y la recolección.  Su riqueza natural sigue siendo un tesoro que conecta pasado y presente.


 Explora la Prehistoria hoy


Si te apasiona la historia, el Valle de Lecrín te espera con rutas como el sendero de Los Molinos en Cozvíjar o el itinerario ecológico de la laguna de Padul.  Además, su biodiversidad, con aves migratorias y paisajes únicos, hace que cada paso sea una aventura.


 ¡Y no te pierdas el microclima que llena el valle de aromas a azahar!