Ex abogado, ex abogado del Estado, Inspector del Cuerpo de Abogados del Estado, ex diputado a Cortes por los distritos de Cañete y Cuenca en cinco legislaturas, ex concejal, ex Teniente de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, Decano del ilustre colegio de Abogados, Presidente del Partido Liberal y del comité provincial de Cuenca, Consejero del Banco de España, Presidente del Comité Liberal de Cuenca, condecorado con las cruces de Carlos III y Mérito Agrícola.
Escudo de los Sáenz-Diente
D. José Ortega nació el 7 de octubre de 1846 en Saleres (Granada), en su pubertad vivió en Melegís en la calle La Fuente nº 6, casa que siempre ha pertenecido a los caballeros de Miras y Calafar y a sus descendientes.
Estudió con gran aprovechamiento, Teología en el Sacro Monte de Granada, graduándose después de abogado, con notas de sobresaliente, haciendo oposiciones al Cuerpo Jurídico Militar, en el que obtuvo el número Uno, a la misma vez las hizo al Cuerpo de Abogados del Estado, por el que optó, y en el que ha desempeñado la Abogacía del Estado durante muchos años en Cuenca, Madrid, Barcelona y Granada, después de bastantes años de excedencia al estar de Diputado y en otros cargos políticos, llegó a la categoría de Inspector Regional Jefe de Administración, en cuyo cargo sirvió en Barcelona y Granada, optando por ejercerlo finalmente en Cuenca, por tener en bastante aprecio a esta ciudad.
Fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cuenca, y en el ejercicio de sus funciones como teniente de alcalde, sobre todo en la época de la última epidemia colérica, prestó a Cuenca grandes y humanitarios servicios.
Desempeñó el cargo de magistrado suplente de la Audiencia Provincial de Cuenca y decano del Ilustre Colegio de Abogados, cuya profesión ha ejercido con una brillantez y elocuencia extraordinaria; ha sido diputado a Cortes en cinco legislaturas por los distritos de Cañete y Cuenca, dando en el Congreso grandes pruebas de su talento.
Militó siempre en el partido liberal, el cual presidía desde largos años hasta el mismo día de su fallecimiento, en el que ejerció directa y positiva influencia y presidente del Comité provincial, distinguiéndose siempre por la consecuencia firme en sus ideas y por la nobleza más depurada en los procedimientos, y donde gozaba de generales simpatías por su bondadoso trato.
Ejerció la profesión de abogado activamente, obteniendo grandes triunfos en el foro y contribuyó con éxito a la solución de graves problemas, que afectaron en distintos órdenes a diversas provincias de España.
Trabajó mucho por que no decayera la cabaña española y por la conservación de la riqueza forestal. Sirvió a cuantos a él se acercaron en demanda de favor, y vivió sin conocer el odio, felicidad solamente posible para las almas grandes.
En 1903 José Ortega escribió “Pleito de Villanueva de San Carlos o el Pardillo” editado en Cuenca. Donde cuenca un importante pleito en el que defendió a este pueblo con gran éxito; y en agradecimiento fue nombrado Padre adoptivo de Villanueva de San Carlos (Ciudad Real) por sus vecinos. Y además se acordó que una fotografía de DON JOSÉ ORTEGA, esté siempre presidiendo el despacho del Sr. Alcalde, además de dedicarle una calle la más céntrica del pueblo. De este importante pleito hemos hablado en un artículo anterior, que se publicó en el periódico El Valle de Lecrín, del mes de abril pasado.
Ha pertenecido a cuantas entidades y Corporaciones de cultura y otras han existido en Cuenca, y estaba en posesión de varias condecoraciones, recordando las cruces de Carlos III y la del Mérito Agrícola, que, dada su modestia, no quiso ostentar nunca. Fueron muchas las distinciones que obtuvo en concursos jurídicos y literarios y en certámenes agrícolas de positiva importancia.
Su muerte
Su muerte fue sentidísima, fue para los que lo conocían, el amigo entrañable, el honrado político, el integérrimo funcionario, el sabio letrado y el hombre bueno que rindió siempre culto fervoroso a sus ideales y a sus amistades.
Víctima de rapidísima enfermedad falleció el domingo 16 de abril de 1916 en Cuenca, nada hacía presumir un tan próximo fin de la vida de José Ortega, puesto que estuvo haciendo su vida ordinaria hasta la víspera de su fallecimiento, habiendo sido el accidente determinante de esta, el sobresalto extraordinario que le produjo el que, a horas desusadas de la noche, llamasen fuerte e insistentemente a su casa un extraordinario número de amigos, que se obstinaron en verle; y dada la caracterizada afección cardiaca que venía padeciendo, se levantó mal a la mañana siguiente y cayo al suelo para no levantarse más, a las pocas horas; refiriéndose ya en la cama en momentos de flaqueza de razón, a los golpes extraordinarios que en puertas y ventanas daban los visitantes antes aludidos.
El domicilio del Sr. Ortega en vida fue visitadísimo por elementos de todas las edades y clases, pues era general la simpatía y respetos que gozaba en la población de Cuenca.
El entierro
Su entierro fue una verdadera manifestación de duelo, demostrativa del cariño que supo inspirar en vida; siendo presidido por los señores obispo, gobernador civil, presidente accidental de la Audiencia, fiscal, delegado de Hacienda y personal de la misma dependencia, autoridades, sobrinos del finado, D. Pedro y D. Aureliano de Orbe Ortega, parientes D. Leopoldo Picazo, D. Román Herráiz, D. Arturo Ballesteros, D. Pedro y D. Lucas Sáenz, y otros, asistiendo gran número de cofradías y hermandades, a las que perteneció, y además fueron Severiano Ruiz Roldán de Murchas y Pepe Palma Pérez de Melegís (maridos de sus dos sobrinas carnales Ana y Encarnación Ortega Roldán).
Su cadáver fue conducido desde el domicilio del Sr. Ortega a la Catedral, con un acompañamiento enorme, seguido de interminable fila de carruajes; donde recibió sepultura.
En la cama imperial en que descansaba el féretro, se vieron artísticas y ricas coronas de sus sobrinos Leopoldo y Anita, de Román y Fidela, de su hermana política y demás sobrinos. “La Fraternal” , sociedad a la que favoreció en alto grado, asistió con su bandera; el Banco de España, del que era consejero, envió su representación oficial, y en el acompañamiento figuraban concejales y diputados, así como también comisiones de varios pueblos de la provincia.
En la comitiva figuraba toda Cuenca, sin hipérbole de ningún género. Y asistieron de los pueblos cercanos muchos amigos, y aún hubieran asistido otros de haber sabido con tiempo la triste nueva.
Todos los periódicos de la provincia comentaron el suceso, entre los que cabe destacar los siguientes: “El día de Cuenca”, “El Liberal” y “La Reforma”.
El periódico “El Liberal” en su edición del miércoles, comentó: “Ha dejado de existir uno de los hombres que ocuparon la mayor parte de su vida en el servicio de los intereses de Cuenca, una de las personalidades más ilustres de cuantos han convivido con nosotros en el último tercio del pasado siglo: D. José Ortega Sáenz- Diente. Hombre de gran corazón, de sensibilidad exquisita, de trato afabilísimo, estuvo siempre a disposición de los conquenses, y en cuanto pudo y supo coadyuvó al progreso de la ciudad.”
El semanario Liberal “La Reforma” comenta: “Asistieron publico de todas las clases sociales, al extremo de que puede asegurarse no recordamos otro en esta capital en que tanta concurrencia haya acompañado a su última morada a un ser querido.”
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