Solamente con que realizáramos un sincero esfuerzo de comprendernos y de comprender a los demás, una gran parte de la humanidad sanaría de sus dolencias. Comprender que para sanar hay que soltar lastre, soltar la pesada carga con la que voluntariamente cargamos, soltar los odios y las envidias con las que vamos ataviados, perdonarnos y perdonar. Es posible cuando la luz de la comprensión penetra en nuestro interior.
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