22 noviembre 2024

Tablate para el recuerdo (Canción de mi autoría)

 

Foto: José A Secas

                                         

                                      

Tablate fue un pueblo en la ladera,

Entre montañas verdes y un río a sus pies.

Sus casas blancas brillaban al sol,

Su gente vivía con un corazón fiel.


(Estribillo)

Tablate, pueblo que el viento se llevó,

Con su iglesia en ruinas y su puente de dolor.

Tus ecos perduran en cada rincón,

Como un susurro en el aire, una antigua canción. 


Cada verano, en fiestas de Santiago,

Las campanas sonaban llamando a la fe.

Procesiones antiguas por la empedrada senda,

El eco de cánticos llenaba el ayer.


(Estribillo)

Tablate, pueblo que el viento se llevó,

Con su iglesia en ruinas y su puente de dolor.

Tus ecos perduran en cada rincón,

Como un susurro en el aire, una antigua canción. 


La Virgen de las Angustias, patrona querida,

Era luz en la noche, esperanza encendida.

Las manos callosas de los labradores,

Sembraban la tierra con sueños y flores.


El molino giraba con el viento suave,

El río susurraba historias de paz.

Y en cada rincón había un alma viva,

Que hoy solo vive en la memoria fugaz.


(Estribillo)

Tablate, pueblo que el viento se llevó,

Con su iglesia en ruinas y su puente de dolor.

Tus ecos perduran en cada rincón,

Como un susurro en el aire, una antigua canción. 


(Final)

Aunque ya no haya voces en tus calles de piedra,

Aunque el musgo cubra las puertas sin dueño,

Tablate, serás en el Valle de Lecrín

Un suspiro del pasado, un pueblo sin fin.



Ízbor, tierra de tradición (Canción de mi autoría)


 

Ízbor según la IA


Entre montañas y un río claro,

Se alza Ízbor, pueblo encantado.

Con sus calles de historia y sol,

Su gente canta con el corazón.

 

(Estribillo)

Ízbor querido, tierra de tradición,

San Cayetano en agosto llena de devoción.

Bajo el cielo andaluz y el sol radiante,

En cada rincón, la vida es vibrante.

 

En Navidad, San José y la Virgen María,

Traen calor en noches frías,

Procesión que recorre el lugar,

Mientras el pueblo entero empieza a cantar.

 

(Estribillo)

Ízbor querido, tierra de tradición,

San Cayetano en agosto llena de devoción.

Bajo el cielo andaluz y el sol radiante,

En cada rincón, la vida es vibrante. 

 

Los campos de olivos susurran al viento,

Las aguas del río son puro sentimiento.

Los Acebuches, tesoro escondido,

Son parte del alma de este pueblo querido.

 

 

(Estribillo)

Ízbor querido, tierra de tradición,

San Cayetano en agosto llena de devoción.

Bajo el cielo andaluz y el sol radiante,

En cada rincón, la vida es vibrante.  

 

(Final)

Ízbor, Ízbor, tierra de paz y alegría,

Con tu río eterno y tu historia viva.

En tus caminos y noches estrelladas,

La voz del pueblo nunca será olvidada.

 

 

 


21 noviembre 2024

Acequias, tierra de aguas claras (Canción de mi autoría)

 

Foto: Mouhamed Madia Biteye

Entre montañas y olivos,

Donde el agua canta al sol,

Se alza Acequias, pueblo vivo,

Con su historia y su sabor.

 

De moriscas tradiciones,

Que el tiempo no borrará,

Las acequias cuentan cuentos

De una vida ancestral.

 

(Estribillo)

Acequias, tierra de aguas claras,

De campos verdes y de azahar,

Tus fuentes son melodías,

Que en el Valle siempre sonarán.

 

En enero, San Antón,

La hoguera ilumina el lugar,

Las campanas suenan fuerte,

La fe no se apagará.

 

En mayo, el Día de la Cruz,

Flores adornan el balcón,

La alegría inunda el pueblo,

Con colores y devoción.

 

(Estribillo)

Acequias, tierra de aguas claras,

De campos verdes y de azahar,

Tus fuentes son melodías,

Que en el Valle siempre sonarán.

 

La labor en los bancales,

Se mezcla con la oración,

En las fiestas se levantan

Corazones en canción.

 

(Estribillo Final)

Acequias, pueblo de la sierra,

Que guarda la paz del hogar,

Tus rincones son poema,

Que el viento no dejará de contar.



14 noviembre 2024

Talará, pueblo de luz y verdad (Canción de mi autoría)

 


 

Entre montañas y cielos claros,

Allí vive Talará,

Donde el tiempo tiene encanto,

Y la paz sabe a verdad.

 

Sus calles llenas de historia,

Con su aroma a tradición,

La ermita del Cristo del Zapato,

Guarda fe en su rincón.

 

(Estribillo)

¡Ay, Talará, tierra mía!

Pueblo de luz y verdad,

Celebramos en diciembre,

La Purísima a honrar.

En junio el Corpus canta,

Con fe en cada hogar.

¡Oh, Talará, pueblo querido,

Mi raíz, mi libertad!

 

El Molino del Marqués,

Cuenta historias del ayer,

Agua y aceituna de la tierra,

que nos vio nacer.

 

En la fiesta de diciembre,

La alegría es sin igual,

La Purísima Concepción,

Nos cubre con su manto leal.

 

(Estribillo)

¡Ay, Talará, tierra mía!

Pueblo de luz y verdad,

Celebramos en diciembre,

La Purísima a honrar.

En junio el Corpus canta,

Con fe en cada hogar.

¡Oh, Talará, pueblo querido,

Mi raíz, mi libertad! 

 

Desde la torre se escuchan,

Las campanas al sonar,

La gente se une y canta,

Para nunca olvidar.

 

(Estribillo)

¡Ay, Talará, tierra mía!

Pueblo de luz y verdad,

Celebramos en diciembre,

La Purísima a honrar.

En junio el Corpus canta,

Con fe en cada hogar.

¡Oh, Talará, pueblo querido,

Mi raíz, mi libertad! 

 

Talará, mi pueblo amado,

Bajo el cielo azul está,

Con su esencia y su historia,

Siempre en mi alma vivirá.

 

 


Mondújar, pueblo querido (Canción de mi autoría)

 

Foto: jterrón


En la falda de la sierra,

Mondújar está,

Un rincón de Granada que invita a soñar.

Sus calles empedradas hablan de un ayer,

Donde moros y cristianos dejaron su ser.

 

(Estribillo)

Mondújar, pueblo querido,

Con tu cielo azul y olivar florido.

Las fiestas de San Juan Bautista

Encienden la pasión,

Al son de guitarras y con el corazón.

 

La Virgen del Rosario pasea en su andar,

Entre fuegos y flores del valle sin par.

Las casas encaladas y el aire de azahar,

Dibuja el paisaje en la calma lunar.

 

(Estribillo)

Mondújar, pueblo querido,

Con tu cielo azul y olivar florido.

Las fiestas de San Juan Bautista

Encienden la pasión,

Al son de guitarras y con el corazón.

 

En lo alto de tu cerro, un castillo nazarí,

Vigila los siglos que han pasado por aquí.

Entre sus muros se cuentan historias sin fin,

Testigos de un legado en el Valle de Lecrín.

 

Acequias murmuran secretos al pasar,

De tiempos de labranza y de paz en el hogar.

Las manos curtidas trabajan sin parar,

Cultivando la esencia de este hermoso lugar.

 

(Estribillo)

Mondújar, pueblo querido,

Con tu cielo azul y olivar florido.

Las fiestas de San Juan Bautista

Encienden la pasión,

Al son de guitarras y con el corazón.

 


13 noviembre 2024

Béznar, tierra de historia (Canción creada por mí)

 


En el Valle de Lecrín, hay un rincón sin igual,

Es el pueblo de Béznar, donde el tiempo es ancestral.

Sus casas blancas relucen bajo el sol y la cal,

Y en septiembre las fiesta, llenan todo de señal.

 

(Estribillo)

¡Oh, Béznar, tierra de historia!

Donde el fuego y la devoción se abrazan sin demora.

Con San Antón y mosqueteros,

Disparos al viento en un grito sincero.

 

Cuando llega septiembre, todo el pueblo a celebrar,

Con San Antón Abad en procesión va a caminar.

Los mosqueteros desfilan, con orgullo y con pasión,

Disparando al cielo alto, con la pólvora y el son.

 

(Estribillo)

¡Oh, Béznar, tierra de historia!

Donde el fuego y la devoción se abrazan sin demora.

Con San Antón y mosqueteros,

Disparos al viento en un grito sincero.

 

El aire trae el aroma de acequias y de olivar,

Y el pantano guarda el eco de historias que al pasar

Hablan de tiempos lejanos, de batallas y de paz,

De un pueblo que se levanta, con orgullo y dignidad.

 

(Estribillo)

¡Oh, Béznar, tierra de historia!

Donde el fuego y la devoción se abrazan sin demora.

Con San Antón y mosqueteros,

Disparos al viento en un grito sincero.

 

Béznar, pueblo querido, en el Valle escondido,

Tus tradiciones perduran, en cada calle y camino.

En la fiesta y en la calma, siempre se oye tu voz,

Recordando a los ancestros, con un canto al corazón.

 

 

(Estribillo)

¡Oh, Béznar, tierra de historia!

Donde el fuego y la devoción se abrazan sin demora.

Con San Antón y mosqueteros,

Disparos al viento en un grito sincero.

 

12 noviembre 2024

Chite, tierra de alma y raíz (Canción de mi autoría)

 

Foto: jterrón

En las tierras de Granada,

Allá en El Valle escondido,

Se levanta un pueblo blanco,

Chite, siempre querido.

Entre olivos y naranjos,

Su historia va resonando,

De los moriscos su herencia,

Cada esquina recordando.

 

(Estribillo)

Chite, Chite, tierra de alma y raíz,

De molinos y aceites, de amor sin fin.

Entre junio y diciembre, tus fiestas vibran,

San Segundo y Rosario, el alma inspiran.

 

En el Barrio Alto brilla

La Fábrica de Aceite,

Testigo de tiempos viejos,

Con su esencia que se siente.

El Castillejo vigila,

Con su manto de leyenda,

Y el Molino de Aguilera

Guarda secretos en la senda.

 

(Estribillo)

Chite, Chite, tierra de alma y raíz,

De molinos y aceites, de amor sin fin.

Entre junio y diciembre, tus fiestas vibran,

San Segundo y Rosario, el alma inspiran.

 

Y en diciembre, a los Inocentes,

Con alegría y tradiciones,

Se encienden las miradas,

Se alegran los corazones.

 

Cuando llega junio ardiente,

San Segundo es el clamor,

El pueblo se llena de gente,

Cantando con gran fervor.

La Virgen del Rosario,

Protectora y madre fiel,

Bendice cada calle,

Con amor y con su piel.

 

(Estribillo)

Chite, Chite, tierra de alma y raíz,

De molinos y aceites, de amor sin fin.

Entre junio y diciembre, tus fiestas vibran,

San Segundo y Rosario, el alma inspiran.

 

Oh, Chite de Granada,

Pueblo de amor sincero,

Con tus costumbres arraigadas,

Te llevo siempre en mi sendero.

 

“Murchas en el Corazón”. (Canción de mi autoría)


 (Vídeo de la canción)


Bajo el cielo de Granada, al Valle del sol,

Allí se encuentra Murchas, pueblo de tradición,

Con sus calles estrechas y naranjo en flor,

Murmuran las montañas historias de amor.

 

(Coro)

Murchas, tierra noble, de gente sin igual,

Bajo, el manto de tu Virgen, todo en paz y bondad,

En enero te celebran, con devoción y fe,

En tus fiestas sagradas, nos unimos otra vez.

 

Cada enero se encienden mil luces en tu honor,

Virgen de los Desamparados, en nuestro corazón,

Santa Lucía nos guía con su brillo sin par,

Y en la procesión te llevamos, con respeto y humildad.

 

 

(Coro)

Murchas, tierra noble, de gente sin igual,

Bajo, el manto de tu Virgen, todo en paz y bondad,

En enero te celebran, con devoción y fe,

En tus fiestas sagradas, nos unimos otra vez.

 

Al son de la guitarra, la fiesta va a empezar,

Los vecinos se abrazan y se escucha cantar,

Las manos se entrelazan, hay fuego y oración,

Murchas, en tu esencia, se siente el corazón.

 

Recuerdos de cosechas, de sudor y de fe,

Tu historia está en la tierra, que siempre nos vio nacer,

Te llevamos muy dentro, en cada rincón,

Murchas, pueblo amado, de inmenso valor.

 

(Coro)

Murchas, tierra noble, de gente sin igual,

Bajo, el manto de tu Virgen, todo en paz y bondad,

En enero te celebran, con devoción y fe,

En tus fiestas sagradas, nos unimos otra vez.

 

Murchas, mi tierra, siempre te llevaré,

En cada paso y sueño, nunca te olvidaré,

En el eco de tus calles, volveré a renacer,

Murchas de mi vida, en ti quiero creer.



 


PREGÓN DE FIESTAS SAN ANTONIO 2016, MELEGÍS

 

 


10 de Junio de 2016

Pronunciado por Jesús Vallejo Molino, vecino de Melegís

 

Es una estupenda sorpresa para mí, tener el honor de dar el Pregón de las Fiestas de San Antonio, de este mi querido pueblo, Melegís, en el Valle de Lecrín, un pueblo pequeño en extensión pero grande en emociones, en atardeceres, en mágicas noches de verano y hogareñas veladas de invierno.

Porque los pueblos existen y se conocen por el rumor y el trasiego de sus habitantes, por la luz que se desprende de sus calles y el aire limpio que se respira. También por el silencio de sus noches, apenas interrumpido por un lejano aullido o el canto del búho (siempre es el mismo) que se posa y se refugia año tras año entre las ramas de nuestro olmo centenario, ese árbol firme y majestuoso que preside la puerta de la iglesia y que ha visto pasar por sus raíces las historias y leyendas que se han forjado en nuestro pueblo, siempre atento y generoso, acogiéndonos sin remedio a la sombra de sus ramas.

Yo tuve la suerte de conocer este pueblo cuando todavía no se habían marchado la mayoría de las familias a la ciudad. Entonces había en cada casa 4 ó 5 niños de media, y los portales estaban siempre llenos y las calles transitadas por el bullicio de los niños jugando, apedreándose, jugando al hoyuelo , al quemao, al churro pico terna, a la lima, a la comba , a los pistoleros, al piya piya o al escondite, ....y las mujeres comprando el pan, la leche o el pescado mientras los hombres pasaban con sus bestias cargadas en un ir y venir constante hacia la vega.

Me viene a la memoria por estas mismas fechas la venida cada año de los gitanos con sus caravanas, bestias, trastos y canastos, que se asentaban a la orilla del río, bajo la sombra de las mimbres y chopos.

Era una pincelada de color que contrastaba con la vida tranquila y apacible del pueblo. Por las noches, aposentados alrededor de una lumbre, se oían sus guitarras, tambores y cantes quejumbrosos crepitar hacia nosotros a la par que las chispas de sus hogueras en mitad de la noche estrellada.

Por aquellos tiempos, los primeros años sesenta, si no recuerdo mal, ya había bastantes bares y locales en Melegís, así  teníamos el bar del Estanquero (la pista le llamaban),el bar de Pompo, donde bailábamos con la música en directo de las orquestas y conjuntos de moda, la taberna de Pepillo Tito, el bar de El Blanco, el bar de Marcelo, el de Joaquín , .... Bares hechos a la antigua, donde se tomaba sobre todo vino, gaseosa y cacahuetes o, con un poco de suerte, aceitunas para acompañar. Después vino la cocacola y las fantas y mirindas, por no decir los cubalibres, algo inédito en Melegís , pero que pronto caló en los más jóvenes y se fue imponiendo como la bebida ideal para las noches..

 

En la adolescencia me tocó, como a muchos, ir a la escuela a Restábal, andando cada día, pues el transporte escolar era algo del futuro, impensable para aquella época.

La verdad es que lo pasábamos genial en el trayecto, pues encendíamos lumbres en las mañanas de invierno debajo del puente de Melegís, dando buena cuenta, a la vuelta, de los membrillos, naranjas caquis o melocotones que había por el camino. El premio a tanto andar era que no teníamos clase por la tarde, así que era magnífico irnos al campo todos en tropel con las cabras, mulos, burras y ovejas, según cada uno, para darles de comer. Un trabajo que era costoso pero necesario para nuestras casas.

El resto del tiempo lo recuerdo, escuchando la radio primero, pues era la voz que acompañaba a la mayoría de los hogares, y después la televisión; esta, que parecía que iba a desbancar a la radio, pronto se abrió su propio camino y se situó para siempre en un lugar privilegiado de nuestro salones, presidiéndolos.

Recuerdo también de aquella época, los guateques que se hacían en la cochera con el tocadiscos portátil y bailando a lo yeyé, en las que yo y mis amigos, por la edad, sólo podíamos mirar, pues no nos dejaban, aunque eso no impedía saltar por una tapia para ver desde más cerca la función... Y ahí descubrí que me apasionaba la música y de hecho la música ha marcado para siempre mi vida.

También me viene a la memoria las mañanas frías de diciembre jugando a las charpas, en medio de cualquier sitio sin charcos, pues aun no estaban las calles asfaltadas, y el brusco despertar temprano al oír el chillido ensordecedor de los marranos cuando los mataban para la matanza...

Las naranjas, ¿Y las naranjas, que decimos de eso?. Coger naranjas, un día, otro, un saco, otro, un camión, otro,... Era un trabajo divertido y bueno para el cuerpo, estábamos realmente en forma, ágiles y fuertes, resistentes y duros. Es un trabajo que nunca lo he hecho con pereza, pues el hecho en sí de coger esa maravilla de fruto, como es la naranja , el limón o la mandarina, ya tiene un plus que te anima a seguir respirando el olor a cítrico y a azahar.

Pero el campo ha pasado de ser un medio de vida a un sitio de recreo. Las fincas ahora nos gustan por lo bien que se está en ellas, por sus frutos, por sus paseos, por su valor intrínseco. Todo ha cambiado, pero debe mantenerse ese apego por ellas para que este Pueblo, Melegís, que según su acepción árabe significa entre cerros y / o Jardín de flores, siga siendo un vergel, lleno de naranjos, limoneros, olivos y almendros, de perales y manzanos, caquis y ciruelos,.... por nombrar algunos de los muchos manjares que nos ofrece esta tierra.

Quisiera hacer desde aquí un llamamiento de solidaridad y colaboración para la sostenibilidad económica, cultural y medioambiental de este valle, para que se mantenga la conservación del patrimonio arquitectónico, las costumbres y las

tradiciones del pasado. Por todo esto, animo y admiro a todas esas generaciones de parejas jóvenes que han apostado y decidido quedarse a vivir aquí en el pueblo, contribuyendo con su trabajo y el de sus familias al desarrollo y mantenimiento de la vida cotidiana en Melegís, que si bien cada día está más llena de personas mayores que de jóvenes, si que es cierto que el futuro está asegurado, pues los descendientes de esas personas que ahora son mayores, ( mis padres y los vuestros que en su día fueron jóvenes y dinámicos, y que gracias a ellos el pueblo creció y sus hijos , es decir nosotros, pudieron educarse en mejores condiciones, a pesar de que muchos de ellos salieron para no volver) tenemos la responsabilidad y el compromiso de mantener y cuidar ese legado.

Es por eso que es muy grato encontrarse con amigos y paisanos que deciden instalarse y afincarse aquí como último destino de ese viaje que es la vida, y de la que podemos disfrutar muy gratamente en este nuestro precioso pueblo.

En definitiva, un lujo al alcance de muy pocos, a la vista de cómo está el mundo en general. Somos por tanto unos privilegiados que debemos sentirnos orgullosos de ser los encargados de preservar este legado y este paisaje incomparable por su belleza y riqueza.

Yo he llevado a este pueblo y a este valle siempre en mi corazón allá donde he ido.

De manera que me he comportado siempre como el mejor de los embajadores de Melegís en el mundo, divulgando todas las cosas buenas que tiene, mostrando fotos, hablando con entusiasmo y pasión de sus virtudes....

Es por eso que este pequeño pueblo es más conocido de lo que pueda parecer, pues su nombre y sus paisajes han viajado conmigo inseparablemente..

En cuanto a las fiestas de San Antonio, yo las he conocido cuando no había ni orquesta ni conjunto, era la música del Padul la única encargada de atiborrarnos con pasodobles e himnos incluido el de España, siempre a punto para todo....

Después vino el formato del conjunto de música, es decir, la música del Padul añadida mas juegos varios, con elección de reina de fiestas incluida, y así siguen hasta hoy con apenas pequeños cambios. Pero recuerdo la ilusión con que esperábamos cada año la venida de las fiestas de San Antonio, era el momento de comprarse ropa nueva, de echarle ojo a alguna niña, o de gastar dinero en los columpios .

Y es que soy de Melegís y de pura cepa, pues tanto mis padres como mis abuelos eran y son de aquí, y eso es algo que me llena de orgullo. Es por eso que me gustaría hacer una mención de su existencia, que a la vez es como una mención a toda una generación de personas que ya no están pero que son las responsables de nuestra existencia en este pueblo.....

Así José el Bomba , abuelo materno, que os puedo decir de un hombre que ya no se encuentra, trabajador, honrado, optimista, bebedor de un solo trago y hombre de palabra, un hombre como Dios manda y de los que para nuestra desgracia cada vez se encuentran menos. Mi abuela, María la Barbera, su mujer, era todo bondad y dulzura, alguien que supo bailar con el sufrimiento y la falta de recursos para influir con fuerza e ilusión en sus hijos y nietos , un ejemplo a seguir y una mujer de referencia.

En cuanto a mi abuela, por parte de padre, Trinidad la Chota, la Chacha Trinidad como era conocida, una mujer luchadora y valiente. Una mujer de fe que mantenía su devoción a Dios como una promesa por hacer, que nada era suyo, todo lo compartía. Tenía una tienda, si Señor, muchos años. Una tienda donde se vendía de todo, desde una jícara de chocolate de Elgorriaga hasta un sello para Suiza. Donde se podía recargar un encendedor de gasolina si le echabas dos reales a la máquina que tenía en el patio previo al mostrador. Una mujer que me arrancó mis primeros versos, que me hizo reír y soñar y creer en la verdad, el único camino, me decía, que te llevará a algún sitio. Estoy seguro que me escucha y que se regocija en su felicidad.

Mis padres, Jesús y Mercedes, Jesús el de Trinidad la Chota y Mercedes la del Bomba, de ellos me queda su vitalidad infinita, su bondad y su buena disposición. Siempre me inculcaron la curiosidad por aprender y superarme a mí mismo, todo lo que he sido y soy es gracias a ellos...

Desde aquí quiero mandarles el mejor de los abrazos y mi eterna gratitud por su paciencia y tolerancia, valores que cada vez mas aprecio y que se hacen mas sólidos según vamos avanzando con la edad.

Y como no, quiero hacer una mención especial por lo que suponen en mi vida, a mis hijos Hugo y Aurora, dos luces que brillan en mi vida y me iluminan cada día el camino que me llena de esperanza.

Y en un lugar destacado quiero mandar un fuerte abrazo a mi mujer Elena por su infinita comprensión, su amor integro y su fe ciega en mí. ..

Finalmente y para terminar quiero aprovechar la oportunidad que los vecinos y vecinas de este pueblo me han brindado al proponerme como candidato para dar el pregón de las fiestas de San Antonio 2016, para agradecerles su ofrecimiento. También quiero agradecer a los mayordomos de estas fiestas su vitalidad y eficacia para que todo esté a punto y podamos disfrutar una vez más de unas estupendas fiestas patronales.

Por todo esto, quiero partir una lanza a favor de este corazón del valle (Melegís) para que tomemos conciencia de su valor, de su belleza sin límites, de su riqueza natural, de su clima, sus frutos, sus campos y bosques.... Que cada uno contribuya con los medios de que disponga para fomentar y conservar sus tierras, campos, casas, ríos, caminos y acequias. Que nuestra presencia sea cada vez más notoria para que perdure eternamente, pues todo lo que nos da este pueblo y este valle es como una bendición, todo es puro y bello, natural y acogedor, salvaje y doméstico a la vez.

Yo he elegido este valle para pasar mis días mas maduros, para que sea el lugar donde reposar de mil batallas de la vida. Para que me refresque con su brisa y me azote con su viento indomable, para deleitarme con sus frutos y bañarme en sus aguas. Para escuchar el rumor del río Margen y el del río Torrente, ese rumor bronco que se repite como un mantra y que me adentra en el mejor de los descansos posibles.

Y ahora vecinos y vecinas, amigos y familiares os invito a participar de estas magnificas fiestas, a disfrutar, a reír y a bailar...

 

¡¡ Viva San Antonio Bendito!!

¡¡ Viva!!

 

Dúrcal, Corazón de la Vega (Canción de mi autoría)


Dúrcal, tierra de sueños,

En la Vega, al pie de Sierra Nevada,

Con sus campos verdes y ríos,

Su gente sencilla, su esencia arraigada.


Los viejos cuentan historias,

De molinos, de olivares y pinar,

Las campanas suenan al viento,

Cuando la tarde comienza a llegar.

 

(Estribillo)

Dúrcal, mi pueblo querido,

Corazón de la vega andaluza,

Donde el sol y el río se abrazan,

Y el alma nunca se va.

En tus calles vive la historia,

De un rincón que sabe soñar. 

 

Las fiestas de San Blas en febrero,

El pueblo se viste de gala y amor,

Los romeros van a la plaza,

La devoción, el canto y el tambor.

 

En verano la feria nos llama,

Las luces, el baile y el bullicio fiel,

Las coplas resuenan en la plaza,

Con guitarras, vinos y miel.

 

(Estribillo)

Dúrcal, mi pueblo querido,

Corazón de la vega andaluza,

Donde el sol y el río se abrazan,

Y el alma nunca se va.

En tus calles vive la historia,

De un rincón que sabe soñar. 

 

Y cuando se pone el sol en el cielo,

Las acequias murmuran con paz,

Los hombres descansan los sueños,

Las mujeres preparan el pan.

 

El río Dúrcal baja cantando,

Entre piedras, campos y flores,

Lleva siglos contando secretos,

De amores y viejos albores.

 

(Estribillo final)

Dúrcal, mi pueblo querido,

Corazón de la vega andaluza,

Donde el sol y el río se abrazan,

Y el alma nunca se va.

En tus calles vive la historia,

De un rincón que sabe soñar. 

 

Dúrcal, mi tierra bendita,

Con raíces que no olvidaré jamás,

Eres verso, eres pueblo y eres vida,

Eres fuego en el alma y paz.

11 noviembre 2024

Padul, Tierra de Tradiciones (Canción de mi autoría)

 






                                                     A los pies de la montaña,

Entre el verde y la humedad,

Padul guarda en sus calles

Sueños de la antigüedad.

 

Con sus rutas y sus huellas,

El mamut nos da su andar,

Y en cada rincón del pueblo,

Historia se siente al pasar.

 

¡Ay, Padul, tierra encantada,

Entre olivos y juncal!

Tus senderos y lagunas

Me enseñaron a soñar.

Con San Sebastián te honramos,

Y en tu feria popular,

La gente de Padul canta

Su amor en cada compás. 

 

En el mes de enero arde,

San Sebastián protector,

Con hogueras y rezos

Se celebra su fervor.

 

La feria y la romería,

En verano el pueblo es luz,

Con el aroma a la tierra

Y el cariño de mi sur.

 

¡Ay, Padul, tierra encantada,

Entre olivos y juncal!

Tus senderos y lagunas

Me enseñaron a soñar.

Con San Sebastián te honramos,

Y en tu feria popular,

La gente de Padul canta

Su amor en cada compás. 

 

Y en la Laguna encantada,

Cuentos viejos de misterios,

Los ancianos van cantando

Sus historias con el viento.

 

Los barrancos y caminos,

El silbido de la sierra,

¡Ay, Padul, cuánto te quiero,

Mi pueblo, mi sangre y tierra!

 

¡Ay, Padul, tierra encantada,

Entre olivos y juncal!

Tus senderos y lagunas

Me enseñaron a soñar.

Con San Sebastián te honramos,

Y en tu feria popular,

La gente de Padul canta

Su amor en cada compás. 

 


Saleres, Tierra de Encanto (Canción de mi autoría)

 





                                                       En las tierras de Granada,

Entre montes y el rumor,

Hay un pueblo de almas puras,

Donde late el corazón.

Saleres, pueblo chiquito,

Con su aroma de azahar,

En tus calles el pasado

Es un eco al despertar.

 

Saleres, tierra bendita,

Donde el tiempo va a bailar,

Con las aguas de tu río

Y el canto del naranjal.

Tus calles blancas susurran,

Tus piedras saben hablar,

Historia viva en el viento,

Un tesoro en el lugar.

 

Tus fiestas llenan la plaza,

Tu Virgen en procesión,

Los vecinos van cantando

Con fe y devoción.

En las fiestas de octubre

El pueblo se viste,

De luces y risas,

De abrazos que insisten.

 

Saleres, tierra bendita,

Donde el tiempo va a bailar,

Con las aguas de tu río

Y el canto del naranjal.

Tus calles blancas susurran,

Tus piedras saben hablar,

Historia viva en el viento,

Un tesoro en el lugar.

 

En cada rincón escondes

Un suspiro de pasión,

Y al caer la noche clara,

Se aviva  tu tradición.

Recuerdos de abuelos sabios,

Memorias de un viejo sol,

Saleres, pueblo de ensueño,

Siempre en mi corazón.

 

Saleres, tierra bendita,

Donde el tiempo va a bailar,

Con las aguas de tu río

Y el canto del naranjal.

Tus calles blancas susurran,

Tus piedras saben hablar,

Historia viva en el viento,

Un tesoro en el lugar. 

 

Oh, Saleres, dulce tierra,

Mi refugio y mi razón,

Te llevo en cada paso,

En mi canto y en mi voz.

 


05 noviembre 2024

Restábal, susurro de El Valle

 

Entre montes antiguos y cielos abiertos,

Se halla Restábal, en calma y en sueños envuelto.

Con casas de cal y calles de historia,

Donde el tiempo trascurre sin prisa ni gloria.

 

A la orilla del río susurra el agua clara,

Como quien guarda un secreto que el alma declara.

Los naranjos en flor perfuman  el viento,

Y el sol dibuja sombras en su lento aliento.

 

Allí, entre huertas de almendros y olivos,

La vida transcurre en pasos sencillos.

Desde el amanecer, con sus tonos dorados,

Hasta el anochecer de cielos estrellados.

 

Oh, Restábal querido, rincón de nostalgia,

Donde el tiempo se queda, donde el alma se embalsama.

Quien te visita, jamás te olvida,

Pues en ti encuentra paz, refugio y vida.

 

 

A la orilla del río susurra el agua clara,

Como quien guarda un secreto que el alma declara.

Los naranjos en flor perfuman  el viento,

Y el sol dibuja sombras en su lento aliento.

 

Restábal, Rincón de Granada (Canción de mi autoría)

 

En las faldas de la sierra, entre valles y veredas,

Se encuentra Restábal, guardián de las eras.

Blanco en sus casas, radiante en su calma,

Un pueblo que esconde su esencia en el alma.

 

Aguas del río, espejo de estrellas,

Pasan serenas entre las huertas bellas.

Aromas de naranjos, jazmín en el viento,

Y el eco de historias que arrastra el tiempo.

 

Sus calles estrechas, de piedra y susurro,

Lleva el pasado como un fiel murmullo.
El laurel y el olivo vigilan en fila,

Como ancianos sabios que cuidan su villa.

 

Por los campos dorados de olivos y almendros,

Se alzan los colores, se entretejen recuerdos.

Restábal respira, respira y aguarda,

Y en cada rincón, su paz nos resguarda.

 

Oh, Restábal querido, rincón de Granada,

Tu pueblo y tu sierra en mi alma están guardadas.

Quien pisa tu suelo y en ti se queda,

Lleva para siempre esta tierra entera.

 

 

Aguas del río, espejo de estrellas,

Pasan serenas entre las huertas bellas.

Aromas de naranjos, jazmín en el viento,

Y el eco de historias que arrastra el tiempo.

 

Saleres

 

En un rincón de Granada, escondido,

Se encuentra Saleres, de encanto dormido.

Río Santo murmura entre piedras y vides,

Canta a los álamos y a los olivares humildes.

 

Blancas casas se alzan, en calma y silencio,

Como un susurro antiguo, un suave aliento.

Sus calles estrechas, empedradas y suaves,

Guardan los pasos de siglos que no caben.

 

Saleres, de campos y de agua bendita,

Donde el tiempo se mece, donde el sol palpita.

Los huertos respiran aromas de siglos,

Naranjos  y almendros, susurros antiguos.

 

Las montañas abrazan el valle en su seno,

Y en el aire resuena un eco sereno.

Aquí la vida avanza sin prisa, despacio,

Donde el día amanece como un suave abrazo.

 

Oh, Saleres pequeño, refugio y encanto,

En tus brazos de calma, al cielo levanto

Mi voz agradecida, mi canto escondido,

Por ser tierra y memoria, por ser sueño vivo.

 

Saleres, de campos y de agua bendita,

Donde el tiempo se mece, donde el sol palpita.

Los huertos respiran aromas de siglos,

Naranjos  y almendros, susurros antiguos.

 

 


Saleres, Pueblo de Sueños

 

Saleres, rincón de silencio y misterio,

Entre montañas y campos de ensueño.

Tus calles empedradas guardan la historia

De gentes sencillas y vidas de gloria.

 

El río Santo murmura a tu lado,

Como un susurro antiguo, pausado,

Riega tus huertos, da vida a tus tierras,

Besando tus campos, tus vides y sierras.

 

Blancas fachadas bajo el sol dorado,

Testigos callados de un tiempo pasado.

Pueblo pequeño, con alma grande,

En ti la paz es reina y nunca se esconde.

 

Olor a naranjos y almendros en flor,

Se mezcla en el aire, se siente el amor

De quienes te cuidan, te viven, te añoran,

En noches tranquilas que en sueños atesoran.

 

Oh, Saleres querido, refugio de calma,

En cada rincón hay un trozo de alma.

En tu esencia sencilla, en tu canto al viento,

Se escucha la vida, se siento el tiempo.

 

Pueblo de Granada, de encanto escondido,

Por siempre en el alma te llevo conmigo.

 

El río Santo murmura a tu lado,

Como un susurro antiguo, pausado,

Riega tus huertos, da vida a tus tierras,

Besando tus campos, tus vides y sierras.

 

Melegís, Rincón de Azahar (Canción de mi autoría)

 

En el valle que acaricia el río,

Allí donde el sol juega entre montañas,

Se alza Melegís, pueblo tranquilo,

Con sabor de naranjas y mañanas.

 

El aire lleva el aroma eterno,

De azahar que embriaga al caminante,

Y sus calles, de blanco tierno,

Son huellas de un tiempo distante.


 Oh, Melegís escondido,

Donde el tiempo se vuelve canción,

Eres verso en el alma perdido,

De quien te lleva en el corazón.

 

Rincones de piedra, agua y susurros,

Se alían bajo el cielo andaluz,

Mientras la sierra guarda sus murmullos,

Y se duerme en la paz de su luz.

 

Oh, Melegís escondido,

Donde el tiempo se vuelve canción,

Eres verso en el alma perdido,

De quien te lleva en el corazón.

 

Desde tus huertos, tierra bendita,

Brotan cuentos de antaño y bondad,

Y el viento que en tus lares habita,

Lleva historias de amor y lealtad.

 

Bajo el alba y el cielo sereno,

En el Valle de Lecrín, orgulloso,

Melegís, guardas tu encanto lleno,

Como un sueño, eterno y hermoso.

 

Oh, Melegís escondido,

Donde el tiempo se vuelve canción,

Eres verso en el alma perdido,

De quien te lleva en el corazón.

 


Melegís, Alma del Valle

 


En el Valle de Lecrín floreces,

Melegís de cal y sol ardiente,

Con naranjos y limoneros creces,

Y el susurro del río, siempre presente.

 

Tus calles blancas, de sombra y calma,

Recorren sueños de tiempos lejanos,

Tejiendo historias, dejando el alma

Entre murmullos de pueblos hermanos.

 

Eres perfume de azahar despierto,

Eco de historias y rezos suaves,

Y el viento lleva, desde tu huerto,

El canto eterno de olivares y aves.

 

Tus montanas te abrazan y cuidan,

Como tesoro en tierra fecunda,

Y tus campos que al sol se rinden,

Son la herencia de un legado fértil.

 

Melegís, rincón de vida sencilla,

Guarda tu esencia, tu magia fiel,

Que en cada piedra, en cada arcilla,

Se escribe un verso para quien vuelve a él.

 

Eres perfume de azahar despierto,

Eco de historias y rezos suaves,

Y el viento lleva, desde tu huerto,

El canto eterno de olivares y aves.