Isabel de Solís, la Zoraida del Valle de Lecrín: Una Historia de Amor y Leyenda en el Castillo de Mondújar
En el corazón del Valle de Lecrín, donde los naranjos perfuman el aire y Sierra Nevada abraza el horizonte, se alza el Cerro del Castillejo, hogar de las ruinas del Castillo de Mondújar, también conocido como el Castillo de Zoraya. Este lugar, envuelto en historia y misterio, fue testigo de una de las historias de amor más fascinantes del Reino Nazarí: la de Isabel de Solís, la cristiana que se convirtió en Soraya, y el sultán Muley Hacén.
Isabel de Solís, una joven cristiana capturada en Aguilar de la Frontera (Córdoba) en la década de 1470, llegó a la Alhambra como cautiva. Su belleza y carisma cautivaron al sultán Muley Hacén, quien, según la tradición, la encerró en la Torre de la Cautiva. Sin embargo, lo que comenzó como un secuestro se transformó en una apasionada historia de amor. Isabel, prendada del sultán, se convirtió al islam y adoptó el nombre de Zoraya o Zoraida, que significa "lucero del alba". Este amor desató la ira de Aixa, la primera esposa de Muley Hacén y madre de Boabdil, desencadenando intrigas palaciegas que marcaron el ocaso del Reino de Granada.
Como símbolo de su amor, Muley Hacén mandó construir el Castillo de Mondújar, en el Valle de Lecrín, como regalo de bodas para Zoraida. Situado a 879 metros de altitud, este baluarte nazarí ofrecía vistas al fértil valle, conocido en árabe como "valle de la alegría". La fortaleza, de planta poligonal irregular adaptada al terreno, contaba con muros de mampostería, una torre trapezoidal con una puerta de doble recodo y un gran aljibe para el suministro de agua. Aunque hoy está en ruinas, se dice que en su época albergó jardines y huertas que deleitaban a la realeza nazarí.
El castillo se convirtió en el refugio final de Muley Hacén y Zoraida tras las luchas de poder con Boabdil, que llevaron al sultán a abdicar. Aquí, en este rincón del Valle de Lecrín, Muley Hacén pasó sus últimos días, falleciendo en los brazos de su amada. Según la leyenda, pidió ser enterrado en el pico más alto de Sierra Nevada, que hoy lleva su nombre: Mulhacén. Desde el castillo, partió la comitiva fúnebre hacia esta cumbre, dejando a Zoraida en la soledad de su fortaleza.
El destino de Isabel de Solís tras la conquista de Granada es incierto. Algunas fuentes cuentan que regresó a la fe cristiana, retomando su nombre original, y que sus hijos, bautizados como Fernando y Juan, fueron trasladados a Sevilla por orden del rey Fernando. Sin embargo, su legado permanece en el Valle de Lecrín. Cerca del castillo, en el antiguo cementerio de Mondújar, Boabdil trasladó los restos de los reyes nazaríes desde la Alhambra, incluyendo, según algunos, los de Muley Hacén. Además, el Tesoro de Mondújar, un conjunto de joyas nazaríes expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, evoca la elegancia que pudo haber adornado a Zoraida.
Hoy, el Castillo de Mondújar, aunque en ruinas, sigue siendo un lugar mágico. Subir al Cerro del Castillejo es un reto para los amantes del senderismo, con vistas espectaculares del Valle de Lecrín y el embalse de Béznar. Las piedras desgastadas por el tiempo susurran historias de amor, traición y un reino perdido.
¿Te animas a descubrir el Castillo de Zoraya? Visita Mondújar, en el Valle de Lecrín, y déjate envolver por la historia de Isabel de Solís, la Zoraida que brilló como lucero del alba en el ocaso de al-Ándalus.
Nota: Este artículo está basado en fuentes históricas y leyendas populares. Algunos detalles, como la naturaleza palaciega del castillo, han sido cuestionados por investigaciones recientes que lo describen más como una fortaleza estratégica que como un palacio.

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