27 abril 2025

Miguel Martín Jiménez, alcalde de Murchas


 Miguel Martín Jiménez, "Miguel Cañón": un héroe de Murchas que salvó a su pueblo


Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), muchos pueblos vivieron escenas trágicas cuando, acabada la contienda, los camiones del bando nacional entraban para llevarse presos —y en muchos casos, hacia la muerte— a quienes se creía que habían apoyado a la República. Sin embargo, en Murchas (Valle de Lecrín, Granada), gracias a un hombre valiente, la historia fue muy distinta.


Ese hombre fue Miguel Martín Jiménez, conocido como "Miguel Cañón", quien era el alcalde de Murchas en aquel tiempo. Cada vez que los nacionales intentaban entrar en el pueblo, Miguel se plantaba en la entrada y, arriesgando su vida, se enfrentaba a ellos diciendo algo que ha quedado grabado en la memoria de todos:


> "Aquí no entra nadie ni se mata a ningún vecino. Y si se mata a alguien, el primero tengo que ser yo".


Gracias a su valentía, en Murchas no hubo ni muertos ni desaparecidos por represalias, ni durante la Guerra Civil ni después de ella.


Miguel fue un hombre que no distinguía entre bandos ni ideologías. Aunque él mismo era nacionalista, mantenía una amistad sincera con vecinos republicanos: como recuerda su nieto Antonio Martín, “mi abuelo se tomaba sus vinos por la mañana, a mediodía y por la noche con sus dos o tres mejores amigos, que casualmente eran republicanos”.


Incluso cuando durante la contienda algunos republicanos amenazaron su vida en el propio pueblo, Miguel nunca guardó rencor. Al acabar la guerra, protegió a esos mismos vecinos, escondiéndolos en una casa para evitar que fueran apresados por los nacionales mientras él se iba a trabajar a Motril.


Para impedir oficialmente la entrada de represores, Miguel envió en 1941 un documento al Fiscal Instructor de la Causa General afirmando que Murchas "fue siempre zona nacional", intentando proteger a todos los habitantes. Pero no se fiaba solo de los papeles: vivió durante meses en la primera casa a la entrada del pueblo, dispuesto a ser el primero en dar la vida si hacía falta.


Su coraje, su humanidad y su sentido de la justicia han hecho de Miguel Cañón una figura inolvidable para Murchas y para todo el Valle de Lecrín. Hoy sigue siendo recordado, admirado y querido por sus vecinos y generaciones posteriores.

De hecho, en el colegio de Talará se trabaja su figura como una de las personas ilustres de la comarca. En un cartel escolar se lee:


> "Gracias a Miguel no hubo muertes ni desaparecidos en Murchas. Un gran hombre siempre recordado y admirado por todos sus vecinos y las generaciones posteriores."


"Mi abuelo era un hombre muy adelantado a su época", afirma su nieto, quien también destaca su “perfecta caligrafía” y su espíritu noble.


Desde aquí, un homenaje merecido a Miguel Martín Jiménez, "Miguel Cañón": el hombre que salvó a su pueblo.


Ojalá algún día tenga una calle o una plaza que lleve su nombre, para que nunca se olvide el valor de quien fue capaz de arriesgar su vida por la paz y la dignidad de todos.

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