07 julio 2025

Las Comadronas o Parteras


 🌟 COMADRONAS: EL ALMA DEL NACIMIENTO EN EL VALLE DE LECRÍN 🍼


En el Valle de Lecrín, las comadronas fueron figuras esenciales en la vida de antaño, guardianas de un oficio que combinaba experiencia, intuición y generosidad. Mujeres como la "Coma Soleá" de Ízbor, Doña Eloísa, María Jesús, Joaquina y Doña María de Padul, Rosario de Melegís,  Maria Romero de Saleres y Maria de Murchas, acompañaban a las parturientas en la intimidad de sus hogares, trayendo al mundo nuevas vidas con manos expertas y corazones entregados. 🤱


¿En qué consistía su trabajo?  


Las comadronas asistían partos en casa, práctica común hasta los años 70, cuando los partos hospitalarios comenzaron a generalizarse. Conocían cada detalle del proceso, desde las primeras contracciones hasta el alumbramiento, ofreciendo apoyo emocional y físico. En casos complicados, el médico intervenía con instrumentos como los fórceps, pero las comadronas eran las protagonistas de los nacimientos cotidianos. Aconsejaban sobre cuidados posparto, lactancia y remedios tradicionales, siendo pilares de sus comunidades. 🌿


¿Cuánto cobraban?

  

Muchas comadronas no fijaban un precio. Las familias les agradecían con regalos según sus posibilidades: alimentos, telas o pequeñas sumas de dinero. Por ejemplo, en 1945, una partera cobró 30 pesetas, y en 1961, Doña Emilia Bacaicoa anotó 700 pesetas por un parto, según registros de la época. También era tradición invitarlas al bautizo, un gesto de gratitud y comunidad. 🎁


Mujeres que dejaron huella:

 

- La "Coma Soleá" de Ízbor: 

Una figura icónica, conocida por su destreza y calidez, que ayudó a generaciones de familias a dar la bienvenida a sus bebés.

  

- María Gracia Garnica Ortega (1894-1971) de Restábal: 

Partera, poetisa y humanista, fue una mujer transgresora que rompió los moldes de su tiempo. Nacida el 27 de diciembre de 1894 en una familia humilde de trabajadores del campo, hija de Manuel Garnica y Antonia Ortega, creció en Restábal ayudando en el hogar y acompañando a su padre, sacristán, en la iglesia. Allí, bajo la tutela del cura párroco, aprendió a leer y escribir, descubriendo un universo de conocimiento a la luz de un candil. Su inteligencia inquieta y su pasión por los libros la llevaron a formarse de manera autodidacta, manejando incluso el latín y cultivando una poesía mística dedicada a la Virgen María, la primavera y la vida rural. 

Como partera, comenzó asistiendo a una comadrona mayor y pronto se convirtió en una experta, ganándose el respeto de médicos y practicantes. Atendió partos en condiciones precarias, aplicando normas de higiene y siguiendo protocolos aprendidos de los sanitarios. 

Madre de seis hijos, ella misma asistió cuatro de sus partos y los de sus hijas y nietos. Su generosidad la llevaba a acudir a cualquier hora, incluso a cortijos o cuevas, aceptando como pago lo que las familias podían ofrecer: un trozo de tocino, un retazo de tela o nada.

 Lectora empedernida, compartía cuentos e historietas con los niños de El Cerro, narraba novelas a mujeres mientras bordaban y redactaba cartas para quienes lo necesitaban.


 Reconocida en un artículo de *El Comarcal de Lecrín* del 13 de abril de 2022, María Gracia dejó un legado de solidaridad, cultura y amor que perdura en la memoria del Valle. 📜 

 

- Doña Eloísa, María Jesús, Joaquina y Doña María de Padul: 

Estas matronas eran la personificación de la confianza. Con manos largas y finas, como se valoraba en la profesión, y un profundo conocimiento del cuerpo femenino, hacían del parto un momento de conexión y fortaleza. 💪


La medicina de antaño en el Valle  


La atención médica en el Valle de Lecrín era un arte basado en la observación. Las comadronas usaban el estetoscopio o el oído para escuchar el latido del bebé, mientras los médicos rurales empleaban jeringas de vidrio o metal, esterilizadas con agua hirviendo o alcohol. La farmacoterapia se apoyaba en fórmulas magistrales preparadas por el farmacéutico, y los tratamientos combinaban reposo, dieta y remedios caseros como cataplasmas, ventosas o infusiones de hierbas. 🌱  


La penicilina, aunque llegó a España en 1944, tardó en estar disponible en el Valle debido a su costo y dificultades de distribución. La mortalidad infantil era alta por enfermedades infecciosas y una nutrición precaria, con dietas pobres en proteínas. 


Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, los médicos rurales impulsaron medidas preventivas: vacunación contra la viruela, controles escolares y educación sanitaria, sentando las bases de una salud más moderna. 💉


Las comadronas del Valle de Lecrín no solo trajeron vida, sino que tejieron lazos de confianza y comunidad. Su legado perdura como un testimonio de fuerza y dedicación. 🕊️


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 ¿Conocías su labor?


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