14 julio 2025

Albarqueros


 🌾👞 ALBARQUEROS: OFICIO DE ANTAÑO EN EL VALLE DE LECRÍN 👞🌾


En el corazón del Valle de Lecrín, las albarcas no eran solo un calzado, sino un símbolo de la vida rural, del esfuerzo y la resistencia de nuestros antepasados. Este calzado, rústico y duradero, acompañó los pasos de agricultores, jornaleros, pastores y arrieros, siendo el compañero inseparable de los hombres que trabajaban la tierra en estas fértiles tierras y abruptas sierras. Hoy, rendimos homenaje a las albarcas y al olvidado oficio de los albarqueros, como el bisabuelo de Juani Conejero, uno de los mejores de su tiempo, o el abuelo de María José García, un hombre de mil oficios que también dominaba este arte. 🛠️


¿En qué consistía el trabajo de un albarquero?

  

El albarquero era un artesano que transformaba materiales humildes en un calzado resistente y funcional. Con manos expertas, cortaba, cosía y moldeaba restos de neumáticos usados, cuero desgastado, gomas y pieles de baja calidad para crear las albarcas. Este oficio requería habilidad, paciencia y un profundo conocimiento de los materiales, ya que cada par debía soportar las duras condiciones del trabajo agrícola. Se usaban hilos fuertes, alambres robustos o grapas para remendarlas, alargando su vida útil hasta que no quedaba más remedio que darles otro uso: parches, rellenos o incluso tornas para el campo. 🌱


¿Cómo se hacían las albarcas?

 

Las albarcas se fabricaban a mano, reciclando materiales que hoy consideraríamos desechos. Los albarqueros cortaban tiras de neumáticos o cuero para la suela, que debía ser gruesa y resistente para proteger los pies en terrenos pedregosos o embarrados. Las tiras de piel o goma se cosían o fijaban con precisión para sujetar el pie, dejando una estructura abierta que permitía ventilación, aunque no siempre eran ideales para días fríos o lluviosos. Muchos recordaréis la imagen de unos gruesos calcetines de lana asomando por las albarcas en invierno. 🥾❄️


Un calzado que desafió a la moda


A diferencia de la moda actual, que cambia en un suspiro y mueve millones en campañas de marketing, las albarcas eran un símbolo de durabilidad. No se doblegaban ante las tendencias, y su diseño sencillo pero efectivo las convirtió en el calzado masculino por excelencia en el Valle de Lecrín hasta los años 80. Eran tan resistentes que se usaban hasta su desgaste total, y aún después, se reciclaban para otros fines. Nada se desperdiciaba en aquellos tiempos. ♻️


Hoy, las albarcas han evolucionado. Las modernas menorquinas, inspiradas en ellas, se venden por 40, 50 o 60 euros, pero son más un accesorio de verano que un calzado para el trabajo duro. ¿Cuántas albarcas de antaño podrían haberse comprado con ese precio? ¿Y cuánto habrían durado en comparación? 🧐


Un homenaje a nuestras raíces

 

Las albarcas no eran solo calzado; eran parte de la identidad de nuestros pueblos, de la vida de nuestros abuelos y bisabuelos, como los de Juani y María José, que con sus manos dieron vida a este oficio. Hoy, recordamos con cariño ese calzado que pisó fuerte en el Valle de Lecrín, dejando huellas imborrables en nuestra historia. 🌄


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