Nicolás Bonel y Guzmán, el Segundo Marqués de Márgena: Un Legado de Servicio y Concordia en Dúrcal
En el corazón de Dúrcal, la fuente-pilar de la plaza se alza como un símbolo perdurable del legado de Nicolás Bonel y Guzmán, segundo Marqués de Márgena.
Este ilustre personaje, hijo de Nicolás Bonel y Orbe, primer Marqués de Márgena, dejó una huella imborrable en la comarca del Valle de Lecrín gracias a su dedicación al servicio público y su compromiso con el bienestar de su pueblo.
Nacido en el seno de una familia noble con profundas, Nicolás Bonel y Guzmán destacó por su labor como Diputado a Cortes, Consejero Provincial y caballero de la prestigiosa Orden Militar de Alcántara. Su trayectoria política y social estuvo marcada por un profundo sentido de justicia y progreso. Uno de sus mayores logros fue la resolución de los históricos conflictos entre Dúrcal y Nigüelas por el reparto del agua que irrigaba las fértiles vegas de la zona. Con visión y diplomacia, impulsó la construcción de un nuevo acueducto en la Pavilla de Nigüelas, poniendo fin a las disputas y garantizando un acceso equitativo al recurso vital. Este acto no solo trajo paz a la región, sino que consolidó su reputación como un líder conciliador.
Bonel y Guzmán también se distinguió por su defensa de los intereses de Granada. Logró eximir a la provincia del Censo Real de Suertes de Población, un impuesto que, desde los tiempos de Felipe II, gravaba a la población. Esta medida alivió la carga económica de los habitantes y reforzó su compromiso con el progreso local.
El título de Marqués de Márgena, otorgado por la reina Isabel II al primer marqués, Nicolás Bonel y Orbe, fue heredado por Nicolás Bonel y Guzmán, quien lo llevó con honor. El aprecio de la reina por su hermano, Juan José Bonel y Orbe, arzobispo de Toledo y confesor real, influyó en la concesión de este título nobiliario, que la familia ostentó con orgullo. Juan José, nacido en Pinos del Valle en 1782, fue una figura clave en la historia eclesiástica y política de España, y su influencia elevó aún más el prestigio de la familia Bonel y Orbe en la comarca.
El legado de Nicolás Bonel y Guzmán no se limita a sus logros políticos. En Dúrcal, su generosidad se materializó en la donación de la emblemática fuente-pilar de la plaza, una obra que embelleció el entorno y sirvió como punto de encuentro para generaciones. Además, bajo su mandato, se instalaron rejas en la fachada principal del palacio de los Marqueses de Márgena, un edificio que, aunque ya no existe, fue en su época un referente de la arquitectura noble de la región. Este palacio, con sus magníficos jardines, fue testigo de momentos históricos, como la visita de Alfonso XII tras el devastador terremoto de 1884.
Nicolás Bonel y Guzmán, casado con Pantaleona Bonel y Guzmán, continuó el linaje familiar con dignidad, dejando un impacto duradero en Dúrcal. Su labor como mediador, benefactor y defensor de los intereses de su pueblo lo convierten en una figura digna de ser recordada y celebrada.
Hoy, al pasar por la plaza de Dúrcal y admirar la fuente-pilar, recordemos a Nicolás Bonel y Guzmán, un hombre cuya vida estuvo dedicada a construir puentes —literalmente y figuradamente— para el progreso y la armonía de su comunidad.
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