15 julio 2025

Historia de Cozvíjar y Cónchar

Cozvíjar 

 Historia de Cozvíjar y Cónchar: Un viaje a través del tiempo en el Valle de Lecrín


Los pueblos de Cozvíjar y Cónchar, ubicados en el corazón del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, son dos joyas históricas y culturales que forman parte del municipio de Villamena. Su rica historia, que abarca desde los albores de la humanidad hasta la modernidad, está profundamente entrelazada con la geografía, las tradiciones y los cambios sociopolíticos de la región. Este artículo explora los orígenes, evolución y actualidad de estas localidades, destacando su importancia en el contexto del sur de España.


Orígenes Prehistóricos y Primeros Asentamientos


La historia de Cozvíjar y Cónchar se remonta a épocas prehistóricas, cuando los primeros pobladores encontraron en el Valle de Lecrín un entorno favorable para la vida. La presencia humana en la zona está documentada desde hace aproximadamente 20.000 años, según los hallazgos en la Cueva de los Ojos, ubicada en Cozvíjar, cerca del arroyo de la Laguna. Este yacimiento paleolítico revela un hábitat estacional utilizado por grupos de cazadores nómadas que se desplazaban entre las estepas del norte, las estribaciones de Sierra Nevada y los lagos del Valle de Lecrín. En la cueva se encontraron restos de huesos de cabra, ciervo y jabalí, junto con puntas de flecha, adornos de concha y fragmentos de pintura ocre, evidenciando una economía basada en la caza y la recolección.

Estos primeros habitantes se asentaron en oquedades naturales formadas por la erosión del agua en la piedra blanda, entre travertinos creados por la fosilización de limos y raíces. La proximidad a la Laguna de Padul, un humedal que atrajo a diversas comunidades prehistóricas, fue un factor clave para el establecimiento de estos grupos. La desecación de la laguna en 1779 marcó un hito en la transformación del paisaje, pero hasta entonces, su presencia definió la vida en la región.


Época Romana y Visigoda


Aunque no hay evidencias arqueológicas específicas que confirmen un asentamiento romano permanente en Cozvíjar o Cónchar, la región del Valle de Lecrín estaba influenciada por la cultura romana, especialmente por su red de caminos y sistemas de irrigación. Se presume que el nombre de Cónchar, derivado del término árabe Qunŷa (que remite a una concha marina o recipiente, en alusión a su topografía), podría tener raíces en el latín cŏnca/cŏncha, lo que sugiere una continuidad cultural desde la época romana.


Durante el período visigodo (siglos V-VIII), el Valle de Lecrín permaneció como una zona rural con escasa documentación. Sin embargo, la fertilidad de sus tierras y la abundancia de agua sentaron las bases para los desarrollos posteriores bajo la dominación musulmana.


La Época Andalusí: Florecimiento Cultural y Agrícola


Con la llegada de los musulmanes a la península ibérica en el siglo VIII, Cozvíjar y Cónchar experimentaron un periodo de esplendor. El Valle de Lecrín, conocido por los árabes como el "Valle de la Alegría" debido a su clima benigno y su riqueza agrícola, se convirtió en un enclave estratégico. Ambos pueblos tienen un origen árabe-andalusí, y sus sistemas de irrigación, como el tradicional "turno y tanda" para distribuir el agua, son un legado vivo de esta época.

Cozvíjar, situado a 746 metros de altitud junto al río Dúrcal, se desarrolló como un núcleo agrícola con cultivos de olivos, viñas y almendros. Su nombre, antes escrito como Cozbixar, refleja influencias árabes en su toponimia. La Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, construida a mediados del siglo XVI, es un testimonio de la transición cultural tras la Reconquista, aunque su estructura original fue dañada durante la Rebelión de los Moriscos (1568-1571) y reconstruida con una armadura de madera que reemplazó el artesonado mudéjar destruido.


Cónchar, por su parte, se encuentra a 679 metros de altitud al pie de la Sierra de las Albuñuelas. Su topografía, descrita como una "pequeña concha marina" encajonada entre hondonadas, favoreció su desarrollo como alquería. Durante el período nazarí, Cónchar fue hogar de figuras notables, como Ibn Ya`far al-Quny, un místico chádili nacido en 1269 que murió en el pueblo en 1349 durante la peste negra. Su obra, al-Anwār fi l-mujaabāt wa-l-asrār ("El libro de las luces"), es posiblemente el texto más antiguo escrito por un autor del Valle de Lecrín. Además, la Atalaya de Cónchar, una torre de vigilancia árabe de planta circular, evidencia la importancia estratégica del pueblo en la defensa del reino nazarí.

La economía de ambos pueblos se basaba en la agricultura, con cultivos de granadas, naranjas, viñas y olivos, así como en la artesanía del esparto en Cónchar, que fue una actividad central hasta el siglo XX. Los productos de esparto, como pleitas y sogas, eran tan valiosos que se usaban como moneda de cambio en las tiendas locales hasta los años 80.


La Reconquista y la Transición al Período Cristiano


La conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492 marcó un punto de inflexión para Cozvíjar y Cónchar. La Rebelión de los Moriscos en el siglo XVI tuvo un impacto devastador, especialmente en Cozvíjar, donde la iglesia fue saqueada y reconstruida. Tras la expulsión de los moriscos en 1571, ambos pueblos fueron repoblados con cristianos procedentes de otras regiones de España, lo que transformó su composición demográfica y cultural.

En el siglo XVII, Cónchar destacó por la construcción de la Iglesia de San Pedro, un edificio que refleja la consolidación del cristianismo en la zona. La Acequia de los Arcos y otras infraestructuras hidráulicas de origen árabe continuaron siendo fundamentales para la agricultura, mientras que la producción de granadas en Cónchar comenzó a ganar renombre. Estas granadas, conocidas por su grano rojo y duro, se convirtieron en un símbolo de fertilidad y prosperidad, atrayendo a compradores de toda la provincia.


Siglos XVIII y XIX: Transformaciones Económicas y Sociales


Durante los siglos XVIII y XIX, Cozvíjar y Cónchar consolidaron su economía agrícola. La desecación de la Laguna de Padul en 1779 alteró el paisaje del Valle de Lecrín, pero no disminuyó la importancia de la agricultura. Según el diccionario de Pascual Madoz, Cónchar era un pueblo de calles sinuosas y casas modestas, con una economía basada en trigo, cebada, maíz, aceite, vino y esparto. También se mencionan un molino harinero y otro de aceite, reflejo de la actividad industrial local.

Cozvíjar, por su parte, mantuvo su carácter rural, con una población de alrededor de 1.000 habitantes a finales del siglo XIX, según el diccionario Espasa. La Casa del Conde de Villamena, construida en el siglo XVI, es un vestigio de la influencia señorial en la zona.


Siglo XX: Fusión Municipal y Modernización


Un hito clave en la historia reciente de Cozvíjar y Cónchar fue su fusión administrativa en 1974, cuando ambos pueblos se unieron para formar el municipio de Villamena, con la sede del ayuntamiento en Cozvíjar. Esta unión, motivada por razones administrativas, permitió una gestión más eficiente de los recursos, aunque cada localidad conservó su identidad y tradiciones. Villamena se convirtió en la principal productora de vino del Valle de Lecrín, consolidando la importancia vitivinícola de la región.

En Cónchar, la Fiesta del Mosto, una celebración anual para dar la bienvenida al nuevo año con degustaciones gratuitas de vino, se convirtió en una tradición emblemática. La producción de granadas continuó siendo un pilar económico, con cientos de visitantes acudiendo cada otoño para adquirir este fruto de excelente calidad.


El siglo XX también trajo mejoras en infraestructuras, como la conexión por carretera con Granada (a 25-30 km) y el desarrollo de actividades turísticas y deportivas. En Cozvíjar, las actividades de multideporte organizadas por la Diputación de Granada y las fiestas culturales durante el verano reflejan la vitalidad de la comunidad.


Actualidad: Un Encanto Rural con Proyección Turística


Hoy en día, Cozvíjar y Cónchar son destinos que combinan historia, naturaleza y tradiciones. Cozvíjar, con unos 750 habitantes, es conocido por su entorno natural, con rutas de senderismo que atraviesan las cuevas paleolíticas y los Baños de Urquizar, así como por monumentos como la Iglesia de San Juan Bautista y la Ermita de la Virgen de la Cabeza. Su gastronomía, basada en productos locales como el vino, los tomates secos y el remojón de naranja, atrae a visitantes en busca de autenticidad.

Cónchar, con alrededor de 360 habitantes, destaca por su ubicación pintoresca al pie de la Sierra de las Albuñuelas y por su producción de granadas y vino. Lugares como la Fuente que Ríe, un manantial de aguas termales, y la cascada del Arroyo Alcázar son atractivos turísticos. La artesanía del esparto, aunque en declive, sigue siendo un recuerdo de su pasado.

Ambos pueblos se benefician de su proximidad a Granada (15-20 minutos en coche), la Costa Tropical y Sierra Nevada, lo que los convierte en destinos ideales para el turismo rural. La comunidad local, especialmente los más jóvenes, mantiene un fuerte sentido de pertenencia, como se refleja en las palabras de los niños de Cozvíjar, quienes se consideran una "gran familia" de 64 menores que comparten actividades deportivas y culturales.


Conclusión


Cozvíjar y Cónchar son mucho más que dos pequeños pueblos en el Valle de Lecrín; son testigos vivos de la historia de Granada, desde los cazadores paleolíticos hasta los agricultores andalusíes y los productores de vino y granadas de la actualidad. Su fusión en Villamena no ha diluido su identidad, sino que ha reforzado su papel como guardianes de un legado cultural y natural único. Con un futuro prometedor en el turismo rural y la preservación de sus tradiciones, estos pueblos continúan siendo un reflejo del "Valle de la Alegría", donde la historia y la naturaleza se entrelazan en cada rincón.


Cónchar 


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