Historia del pueblo de Dúrcal (Granada):
Desde sus orígenes hasta la actualidad
Dúrcal, conocido como la "Perla del Valle de Lecrín", es un municipio situado en la comarca del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, Andalucía. Su historia, profundamente ligada a su estratégica ubicación como paso obligado entre Granada y la costa, abarca desde los asentamientos prehistóricos hasta su consolidación como un vibrante núcleo cultural y agrícola en la actualidad. Este artículo recorre los hitos históricos de Dúrcal, desde sus orígenes remotos hasta el presente, destacando su riqueza patrimonial, sus tradiciones y su evolución socioeconómica.
Orígenes prehistóricos y vestigios antiguos
La presencia humana en el territorio de Dúrcal se remonta a tiempos prehistóricos, aproximadamente entre el 4000 y el 4500 a.C. Restos arqueológicos encontrados en la zona, como vasos neolíticos de arcilla con decoración incisa, hachas de piedra pulimentada y un cuchillo de sílex, evidencian la ocupación de comunidades neolíticas. Estos hallazgos sugieren que el área era atractiva por su fertilidad y su ubicación estratégica junto al río Dúrcal, que facilitaba el acceso a recursos hídricos y agrícolas.
Aunque no se han documentado grandes asentamientos prehistóricos, la zona también muestra indicios de ocupación romana. Restos de una villa rústica romana, dedicada a la explotación agrícola, fueron descubiertos en 2003 cerca del antiguo Camino Real que conectaba Granada con las Alpujarras. Esta villa, declarada Bien de Interés Cultural en 2004, refleja la importancia de Dúrcal como un enclave agrícola en la antigüedad. Además, la presencia de manantiales termales, como los Baños de Urquízar, ya era conocida en época romana, y según algunos historiadores, figuras como Julio César pudieron haber visitado estas aguas por sus propiedades medicinales.
La época musulmana: El nacimiento de Dúrcal como población
El origen de Dúrcal como núcleo poblacional consolidado se sitúa durante la dominación musulmana de la península ibérica (siglos VIII al XV). Su ubicación como paso intermedio entre Granada y la costa, junto con la fertilidad de sus tierras, atrajo a los árabes, que desarrollaron una próspera economía agrícola basada en cultivos como la caña de azúcar, los cítricos y los morales para la producción de seda.
El nombre de Dúrcal deriva del árabe Quasb, que alude al cultivo de caña de azúcar, aunque otra denominación, Dur-al-iqlim ("perla del iqlim o comarca"), refleja su importancia en la región, un apelativo que ha perdurado en su sobrenombre actual, "Perla del Valle de Lecrín". Durante este período, se construyeron estructuras defensivas como el Peñón de los Moros y el Fuerte Márgina (siglo XIV), ambos de época nazarí, que protegían las rutas comerciales y los pasos del valle. El llamado "Puente Romano", aunque de origen musulmán, también data de esta época y era un punto clave en el Camino Granada-Alpujarras.
La organización urbana de Dúrcal en la época islámica se estructuraba en barrios como Darrón, Marchena, Almócita y Cocaquey, con un sistema de regadío medieval que aún pervive en las vegas del municipio. Los aljibes, como el conservado en el barrio del Darrón, eran esenciales para el suministro de agua, complementados por acequias que distribuían el agua de Sierra Nevada. Este sistema hidráulico, junto con los molinos harineros a lo largo del río Dúrcal, fue la base de la economía local.
La Reconquista y la expulsión de los moriscos
Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, Dúrcal experimentó un cambio drástico. La población morisca, que había mantenido una economía próspera, fue sometida a crecientes presiones tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571). Dúrcal se convirtió en un punto de partida para muchas familias moriscas que, huyendo de la represión cristiana, se dirigieron hacia el norte de África. La expulsión de los moriscos en 1571 dejó al municipio en una situación de declive económico y demográfico. En 1587, la población se redujo a 320 habitantes, y en 1730 apenas alcanzaba los 160.
La repoblación posterior, llevada a cabo con colonos cristianos, reorganizó el territorio en "suertes" (lotes de tierra) y marcó el inicio de una lenta recuperación. Sin embargo, la estructura urbana y agrícola heredada de la época musulmana, como las acequias y las eras, se mantuvo en gran medida, adaptándose a las nuevas necesidades.
La Edad Moderna y el siglo XIX: Transformaciones y desastres naturales
Durante los siglos XVII y XVIII, Dúrcal mantuvo su carácter agrícola, con cultivos de cereales, almendras, naranjas y limones, además de la producción de aceites de oliva. La iglesia de la Inmaculada Concepción, construida en esta época, se convirtió en el principal monumento religioso del pueblo, destacando por su altar mayor de mármol y un crucifijo donado, según la tradición, por los Reyes Católicos. La ermita de San Blas, situada a las afueras, también se consolidó como un centro de devoción local.
En el siglo XIX, Dúrcal adquirió relevancia como un punto estratégico en la comarca. La construcción del Puente de Lata, diseñado por discípulos de Gustave Eiffel, y el teleférico de 38 km que conectaba Dúrcal con el puerto de Motril (desmantelado en 1958) reflejan su importancia como nodo de transporte. Sin embargo, este siglo también estuvo marcado por desastres naturales. Un terremoto en 1884, con epicentro en Dúrcal, llevó a la designación de San Ramón como copatrón del pueblo, cuya festividad el 31 de agosto conmemora la protección divina frente a este evento. Más tarde, el 29 de marzo de 1954, otro terremoto de magnitud 7.8, aunque profundo (626 km), tuvo su epicentro en la localidad, pero no causó daños significativos.
El siglo XX: Modernización y conexión con Rocío Dúrcal
El siglo XX trajo consigo una modernización gradual de Dúrcal. La línea de tranvía eléctrico que conectaba Granada con Dúrcal, operativa entre 1924 y 1974, facilitó el transporte de pasajeros y mercancías, consolidando al municipio como un centro comarcal. La estación de Dúrcal, con sus edificios para pasajeros y mercancías, es hoy parte del Parque de la Estación, de uso municipal.
Un hito cultural significativo fue la conexión de Dúrcal con la cantante y actriz María de los Ángeles de las Heras Ortiz, conocida como Rocío Dúrcal. En 1961, la joven artista eligió al azar el nombre de Dúrcal en un mapa de España como su apellido artístico. Su vínculo con el pueblo se fortaleció con visitas en 1961, 1968 y 1982, y en 1968 fue nombrada Hija Adoptiva. El ayuntamiento le dedicó una calle y una estatua en la Plaza de España, inaugurada en 2009, que atrae a turistas, especialmente de México, donde Rocío Dúrcal fue aclamada como la "reina de las rancheras".
En la segunda mitad del siglo XX, los barrios históricos de Dúrcal (La Plaza, Almócita, Darrón, Ermita y Marchena) se unieron, eliminando las vegas que los separaban, lo que dio lugar a la configuración urbana actual. La población creció, alcanzando los 6.551 habitantes en la década de 1980 y estabilizándose en torno a los 7.209 en 2024.
Dúrcal en la actualidad: Patrimonio, tradiciones y turismo
Hoy en día, Dúrcal es un municipio que combina su rica herencia histórica con un creciente atractivo turístico. Su ubicación en el Parque Nacional de Sierra Nevada y el microclima del Valle de Lecrín favorecen actividades al aire libre como el senderismo, el ciclismo y los deportes de aventura. Lugares como los Baños de Urquízar, con aguas termales de propiedades medicinales, el Puente de Lata y el área recreativa del río Dúrcal son puntos destacados para visitantes.
Las tradiciones locales siguen siendo un pilar de la identidad durqueña. La Semana Santa, con las serenatas tradicionales del Sábado de Gloria, la Fiesta de los Hornazos en Pascua y las festividades de San Blas (3 de febrero), San Ramón (31 de agosto) y la Romería de San Isidro reflejan la devoción y el carácter comunitario del pueblo. La gastronomía, basada en productos locales como el choto al ajillo, las chuletas y los bollos de aceite, complementa la oferta cultural.
Dúrcal también ha sabido adaptarse a los retos contemporáneos. La agricultura sigue siendo un motor económico, con cultivos de cítricos y olivos, mientras que el turismo rural ha ganado importancia, con alojamientos que aprovechan la belleza natural del entorno. La Panadería San Blas, famosa por sus hornazos artesanales, es un ejemplo de cómo las tradiciones locales se integran en la economía moderna.
Conclusión
La historia de Dúrcal es un reflejo de su capacidad para adaptarse a los cambios mientras preserva su esencia. Desde sus orígenes prehistóricos hasta su papel como enclave musulmán, su declive tras la Reconquista y su renacimiento en la modernidad, Dúrcal ha sabido mantener su identidad como la "Perla del Valle de Lecrín". Su patrimonio natural, arquitectónico y cultural, junto con su conexión con figuras como Rocío Dúrcal, lo convierten en un destino único en la provincia de Granada. En la actualidad, Dúrcal sigue siendo un lugar donde la historia y la tradición se entrelazan con la vida contemporánea, ofreciendo a residentes y visitantes un espacio de belleza, comunidad y memoria viva.
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