La vida antigua en Talará, tal como pudo vivirse en el pasado: sin fechas exactas, pero entre mulas, cántaros, aceite y campanas. Es un homenaje a las generaciones que habitaron el pueblo cuando todo se hacía con las manos y el tiempo se medía por las estaciones y los sonidos del día.
“Un día entero en Talará”
Tiempos antiguos
El día empezaba con el canto del gallo y el repique de la campana de la iglesia.
Antes del primer rayo de sol, las mujeres ya estaban encendiendo la lumbre.
Café de cebada, pan del día anterior, y un trozo de tocino colgado en la alacena.
La casa olía a humo, a jabón casero y a romero seco.
Los hombres se calzaban las alpargatas, cargaban el mulo y bajaban al campo.
Unos iban a los olivos, otros a las parras o al molino.
Las manos curtidas de tanto arar, de tanto cosechar.
Nadie decía “me voy a trabajar”.
Simplemente, salían.
Porque el trabajo era la vida.
Los niños bajaban la cuesta hasta la escuela con sus pizarras de madera.
El maestro llegaba andando desde otro pueblo.
Daba clases con paciencia,
y cuando algún chiquillo no sabía leer, le mandaba escribir su nombre diez veces en la tierra.
A media mañana, el pueblo quedaba en silencio.
Sólo se oía el goteo de la fuente,
el chirrido de las carretas
y algún ladrido al fondo.
Las mujeres bajaban al lavadero con cántaros a la cabeza,
se sentaban en la piedra
y mientras restregaban la ropa,
cantaban coplas,
compartían recetas
y se pasaban noticias:
—“El hijo de la Petra se va a la mili.”
—“Dicen que han visto al lobo en la loma.”
—“La luna nueva trae agua.”
A mediodía, todos volvían.
Se comía en familia, a la sombra, con lo que había.
Puchero, migas, habichuelas.
Después, siesta.
Sagrada.
Ni un alma por las calles.
Por la tarde, los mayores iban a la era, a apilar leña, a remendar herramientas.
Los niños jugaban en la plaza con un aro o una pelota hecha de trapo.
Y al caer la noche, el pueblo se llenaba de luz dorada,
de braseros encendidos,
y de charlas en la puerta.
Las estrellas salían puntuales.
Y alguien, siempre alguien, decía:
—“Qué silencio más bonito hace aquí.”
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