30 abril 2025

La seda en el Valle de Lecrín


 La fascinante historia de la seda en el Valle de Lecrín, Granada 


En el corazón de Granada, entre naranjos, montañas y el aroma a azahar, el Valle de Lecrín guarda un legado milenario: la producción de seda, un arte que convirtió esta comarca en un referente mundial durante siglos.  


La seda llegó al Valle de Lecrín de la mano de los árabes en el siglo VIII, cuando los emigrados sirios introdujeron la sericultura (la cría del gusano de seda).  Las fértiles tierras de la comarca, bañadas por ríos como el Dúrcal y el Ízbor, se llenaron de moreras, el alimento esencial de estos gusanos. Durante la época nazarí (siglos XIII-XV), la seda granadina alcanzó su máximo esplendor, con una calidad tan excepcional que incluso el emperador de China envió espías para desentrañar sus secretos. 


En el Valle de Lecrín, pueblos como Dúrcal, Nigüelas o Padul fueron centros clave de esta industria. Las alquerías locales se especializaron en el cultivo de moreras y la producción de hilos, mientras que los telares horizontales, introducidos por los musulmanes, creaban tejidos de una finura incomparable.  La Alcaicería de Granada, el gran mercado de sedas, era un hervidero de mercaderes llegados de todo el Mediterráneo, desde Oriente hasta Occidente, que buscaban estas telas codiciadas por nobles y burgueses. 


Sin embargo, la industria sedera decayó en el siglo XVII con la expulsión de los moriscos, quienes dominaban las técnicas de producción. A pesar de ello, el Valle de Lecrín conserva huellas de este pasado glorioso en nombres de calles como “Moral” o “Sederos” y en su rica herencia cultural. 


Hoy, recorrer el Valle de Lecrín es viajar en el tiempo, entre paisajes de Sierra Nevada, castillos como el de Zoraya en Mondújar y senderos que susurran historias de un pasado sedero. 

 ¿Te animas a descubrir este tesoro escondido de Granada?


No hay comentarios:

Publicar un comentario