15 julio 2025

Historia de Mondújar


 LA HISTORIA DE MONDÚJAR: UN VIAJE DESDE SUS ORÍGENES HASTA HOY 🌄🏰


En el corazón del Valle de Lecrín, entre huertos de naranjos y las imponentes vistas de Sierra Nevada, se encuentra Mondújar, un pequeño pueblo granadino que guarda en sus calles y paisajes una historia milenaria. Este rincón de Granada, lleno de encanto, ha sido testigo de culturas, reyes y transformaciones que han dejado una huella imborrable. Acompáñanos en este viaje por el pasado y presente de Mondújar, un lugar donde la historia susurra en cada esquina. 🏞️ #HistoriaDeMondújar #ValleDeLecrín


ORÍGENES EN LA ANTIGÜEDAD: DE LOS ROMANOS A LAS ALQUERÍAS ÁRABES 🏛️


La historia de Mondújar se remonta a tiempos antiguos. En el pago de El Feche, se han encontrado restos de termas romanas datadas entre los siglos I y IV, vinculadas a una villa que evidencia la presencia romana en la zona. Este asentamiento, conocido como qaryat Mundūšar en época musulmana, era una alquería, un núcleo rural típico del al-Ándalus, rodeado de fértiles tierras de cultivo que aún hoy caracterizan al Valle de Lecrín. Estas tierras, regadas por acequias y aljibes de origen árabe, fueron la base de la prosperidad agrícola de Mondújar. 🌾 #RaícesRomanas #AlAndalus


EL CASTILLO DE ZORAYA: UN LEGADO NAZARÍ 🏰


Uno de los tesoros históricos de Mondújar es su castillo, conocido como el Castillo de Zoraya o Castillejo, situado en el Cerro del Castillejo a 879 metros de altitud. Construido en época nazarí bajo el mandato de Muhammad V, esta fortaleza de planta poligonal irregular fue clave en el sistema defensivo del Valle de Lecrín, controlando el paso entre Granada, la costa y La Alpujarra. Según la tradición, Muley Hacén, penúltimo rey de Granada, lo mandó construir para Isabel de Solís, una cautiva cristiana convertida al islam con el nombre de Zoraya, quien fue su esposa. Este castillo no solo fue un refugio estratégico, sino también un lugar de historias de amor y destierro, como el de Muley Hacén, quien pasó sus últimos días aquí antes de morir en 1485. Hoy, sus muros de mampostería, un gran aljibe y una torre trapezoidal nos invitan a imaginar su esplendor pasado. 🕌 #CastilloDeZoraya #Nazaríes


LA RAUDA REAL: EL DESCANSO DE LOS REYES DE GRANADA ⚰️


Mondújar guarda un secreto único: se cree que aquí reposan los restos de los reyes nazaríes, trasladados desde la Rauda Real de la Alhambra por Boabdil, el último rey de Granada, tras la capitulación de 1491. No quería que sus antepasados descansaran en suelo cristiano, por lo que exhumó sus cuerpos y los llevó al cementerio de Mondújar, en la ladera del Cerro del Algarrobo, cerca de la antigua mezquita que hoy es la Iglesia de San Juan Bautista. Documentos como el Libro de Apeo y Repartimiento de Mondújar (1547, 1572 y 1593) confirman que este lugar, conocido como el "macáber", albergó las tumbas de reyes, reinas e infantes, incluyendo a Morayma, esposa de Boabdil. Tristemente, parte de este cementerio fue destruido por la construcción de la autovía A-44 en los años 90, aunque algunas tumbas fueron rescatadas. Este legado hace de Mondújar un lugar único en la historia nazarí. 🌙 #RaudaReal #Boabdil


LA RECONQUISTA Y LA REBELIÓN MORISCA ⚔️


Con la caída de Granada en 1492, Mondújar, como parte del Reino Nazarí, pasó a manos cristianas. Boabdil se detuvo en el castillo antes de partir al exilio en Las Alpujarras, marcando un punto de inflexión en la historia del pueblo. Durante la rebelión morisca de 1568-1570, Mondújar fue escenario de enfrentamientos, y el castillo tuvo alcaides castellanos, como Pedro de Zafra, quien murió durante la revuelta. La transición de mezquita a iglesia marcó el cambio cultural, con las columnas de la antigua mezquita integradas en el pórtico de la iglesia en 1857. La localidad, antaño un centro clave, comenzó a adaptarse a la nueva realidad cristiana, aunque conservando su herencia árabe en sus calles y tradiciones. 🛡️ #Reconquista #RebeliónMorisca


LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA: UN SÍMBOLO DE TRANSFORMACIÓN ⛪


La Iglesia de San Juan Bautista, construida en el siglo XVI, es uno de los monumentos más destacados de Mondújar. De estilo renacentista, su portada recuerda al arquitecto Diego de Siloé, y en su interior alberga un retablo neoclásico y esculturas de gran valor, como la de San Juan Bautista. Este templo, que fue capital parroquial durante siglos, se alza donde antes estuvo la mezquita musulmana, simbolizando la transformación cultural del pueblo tras la Reconquista. Sus dos columnas en el pórtico, provenientes de la antigua mezquita, son un puente entre el pasado árabe y el presente cristiano. 🕊️ #IglesiaSanJuanBautista #Patrimonio


MONDÚJAR EN LA ACTUALIDAD: UN RINCÓN DE PAZ Y TRADICIÓN 🌳


Hoy, Mondújar es una localidad tranquila del municipio de Lecrín, con unos 634 habitantes (2021) y un encanto rural que atrae a quienes buscan historia y naturaleza. Situado a 738 metros de altitud y a solo 30 km de Granada, el pueblo combina su pasado glorioso con un presente sereno. Sus fiestas, como la de San Juan el 24 de junio y las candelarias en febrero, reflejan la vitalidad de sus tradiciones. El Molino Museo de Mondújar ofrece una mirada a la vida rural y su legado agrícola, mientras que las rutas de senderismo, como la que lleva al Castillo de Zoraya, permiten disfrutar de vistas espectaculares del Valle de Lecrín y el embalse de Béznar. Los huertos de naranjos y limoneros perfuman el aire, y las calles estrechas de origen mudéjar invitan a pasear y descubrir su historia. 🍊 #MondújarActual #TurismoRural


UN DESTINO CON ENCANTO PARA DESCUBRIR 🚶‍♂️


Mondújar no es solo un pueblo, es un libro abierto de historia, desde las termas romanas hasta las tumbas nazaríes y su iglesia renacentista. Cada rincón cuenta una historia de reyes, conquistas y tradiciones que han sobrevivido al paso del tiempo. Si buscas un lugar donde la historia se funde con la naturaleza, Mondújar te espera con sus paisajes, su patrimonio y su calma. ¿Te animas a visitarlo? 🌄 #DescubreMondújar #GranadaEsHistoria


📍 ¡Ven a Mondújar y déjate sorprender por su legado!


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Historia de Dúrcal


 Historia del pueblo de Dúrcal (Granada):


 Desde sus orígenes hasta la actualidad


Dúrcal, conocido como la "Perla del Valle de Lecrín", es un municipio situado en la comarca del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, Andalucía. Su historia, profundamente ligada a su estratégica ubicación como paso obligado entre Granada y la costa, abarca desde los asentamientos prehistóricos hasta su consolidación como un vibrante núcleo cultural y agrícola en la actualidad. Este artículo recorre los hitos históricos de Dúrcal, desde sus orígenes remotos hasta el presente, destacando su riqueza patrimonial, sus tradiciones y su evolución socioeconómica.


Orígenes prehistóricos y vestigios antiguos


La presencia humana en el territorio de Dúrcal se remonta a tiempos prehistóricos, aproximadamente entre el 4000 y el 4500 a.C. Restos arqueológicos encontrados en la zona, como vasos neolíticos de arcilla con decoración incisa, hachas de piedra pulimentada y un cuchillo de sílex, evidencian la ocupación de comunidades neolíticas. Estos hallazgos sugieren que el área era atractiva por su fertilidad y su ubicación estratégica junto al río Dúrcal, que facilitaba el acceso a recursos hídricos y agrícolas.

Aunque no se han documentado grandes asentamientos prehistóricos, la zona también muestra indicios de ocupación romana. Restos de una villa rústica romana, dedicada a la explotación agrícola, fueron descubiertos en 2003 cerca del antiguo Camino Real que conectaba Granada con las Alpujarras. Esta villa, declarada Bien de Interés Cultural en 2004, refleja la importancia de Dúrcal como un enclave agrícola en la antigüedad. Además, la presencia de manantiales termales, como los Baños de Urquízar, ya era conocida en época romana, y según algunos historiadores, figuras como Julio César pudieron haber visitado estas aguas por sus propiedades medicinales.


La época musulmana: El nacimiento de Dúrcal como población


El origen de Dúrcal como núcleo poblacional consolidado se sitúa durante la dominación musulmana de la península ibérica (siglos VIII al XV). Su ubicación como paso intermedio entre Granada y la costa, junto con la fertilidad de sus tierras, atrajo a los árabes, que desarrollaron una próspera economía agrícola basada en cultivos como la caña de azúcar, los cítricos y los morales para la producción de seda.

El nombre de Dúrcal deriva del árabe Quasb, que alude al cultivo de caña de azúcar, aunque otra denominación, Dur-al-iqlim ("perla del iqlim o comarca"), refleja su importancia en la región, un apelativo que ha perdurado en su sobrenombre actual, "Perla del Valle de Lecrín". Durante este período, se construyeron estructuras defensivas como el Peñón de los Moros y el Fuerte Márgina (siglo XIV), ambos de época nazarí, que protegían las rutas comerciales y los pasos del valle. El llamado "Puente Romano", aunque de origen musulmán, también data de esta época y era un punto clave en el Camino Granada-Alpujarras.


La organización urbana de Dúrcal en la época islámica se estructuraba en barrios como Darrón, Marchena, Almócita y Cocaquey, con un sistema de regadío medieval que aún pervive en las vegas del municipio. Los aljibes, como el conservado en el barrio del Darrón, eran esenciales para el suministro de agua, complementados por acequias que distribuían el agua de Sierra Nevada. Este sistema hidráulico, junto con los molinos harineros a lo largo del río Dúrcal, fue la base de la economía local.


La Reconquista y la expulsión de los moriscos


Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, Dúrcal experimentó un cambio drástico. La población morisca, que había mantenido una economía próspera, fue sometida a crecientes presiones tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1571). Dúrcal se convirtió en un punto de partida para muchas familias moriscas que, huyendo de la represión cristiana, se dirigieron hacia el norte de África. La expulsión de los moriscos en 1571 dejó al municipio en una situación de declive económico y demográfico. En 1587, la población se redujo a 320 habitantes, y en 1730 apenas alcanzaba los 160.

La repoblación posterior, llevada a cabo con colonos cristianos, reorganizó el territorio en "suertes" (lotes de tierra) y marcó el inicio de una lenta recuperación. Sin embargo, la estructura urbana y agrícola heredada de la época musulmana, como las acequias y las eras, se mantuvo en gran medida, adaptándose a las nuevas necesidades.


La Edad Moderna y el siglo XIX: Transformaciones y desastres naturales


Durante los siglos XVII y XVIII, Dúrcal mantuvo su carácter agrícola, con cultivos de cereales, almendras, naranjas y limones, además de la producción de aceites de oliva. La iglesia de la Inmaculada Concepción, construida en esta época, se convirtió en el principal monumento religioso del pueblo, destacando por su altar mayor de mármol y un crucifijo donado, según la tradición, por los Reyes Católicos. La ermita de San Blas, situada a las afueras, también se consolidó como un centro de devoción local.


En el siglo XIX, Dúrcal adquirió relevancia como un punto estratégico en la comarca. La construcción del Puente de Lata, diseñado por discípulos de Gustave Eiffel, y el teleférico de 38 km que conectaba Dúrcal con el puerto de Motril (desmantelado en 1958) reflejan su importancia como nodo de transporte. Sin embargo, este siglo también estuvo marcado por desastres naturales. Un terremoto en 1884, con epicentro en Dúrcal, llevó a la designación de San Ramón como copatrón del pueblo, cuya festividad el 31 de agosto conmemora la protección divina frente a este evento. Más tarde, el 29 de marzo de 1954, otro terremoto de magnitud 7.8, aunque profundo (626 km), tuvo su epicentro en la localidad, pero no causó daños significativos.


El siglo XX: Modernización y conexión con Rocío Dúrcal


El siglo XX trajo consigo una modernización gradual de Dúrcal. La línea de tranvía eléctrico que conectaba Granada con Dúrcal, operativa entre 1924 y 1974, facilitó el transporte de pasajeros y mercancías, consolidando al municipio como un centro comarcal. La estación de Dúrcal, con sus edificios para pasajeros y mercancías, es hoy parte del Parque de la Estación, de uso municipal.

Un hito cultural significativo fue la conexión de Dúrcal con la cantante y actriz María de los Ángeles de las Heras Ortiz, conocida como Rocío Dúrcal. En 1961, la joven artista eligió al azar el nombre de Dúrcal en un mapa de España como su apellido artístico. Su vínculo con el pueblo se fortaleció con visitas en 1961, 1968 y 1982, y en 1968 fue nombrada Hija Adoptiva. El ayuntamiento le dedicó una calle y una estatua en la Plaza de España, inaugurada en 2009, que atrae a turistas, especialmente de México, donde Rocío Dúrcal fue aclamada como la "reina de las rancheras".


En la segunda mitad del siglo XX, los barrios históricos de Dúrcal (La Plaza, Almócita, Darrón, Ermita y Marchena) se unieron, eliminando las vegas que los separaban, lo que dio lugar a la configuración urbana actual. La población creció, alcanzando los 6.551 habitantes en la década de 1980 y estabilizándose en torno a los 7.209 en 2024.


Dúrcal en la actualidad: Patrimonio, tradiciones y turismo


Hoy en día, Dúrcal es un municipio que combina su rica herencia histórica con un creciente atractivo turístico. Su ubicación en el Parque Nacional de Sierra Nevada y el microclima del Valle de Lecrín favorecen actividades al aire libre como el senderismo, el ciclismo y los deportes de aventura. Lugares como los Baños de Urquízar, con aguas termales de propiedades medicinales, el Puente de Lata y el área recreativa del río Dúrcal son puntos destacados para visitantes.

Las tradiciones locales siguen siendo un pilar de la identidad durqueña. La Semana Santa, con las serenatas tradicionales del Sábado de Gloria, la Fiesta de los Hornazos en Pascua y las festividades de San Blas (3 de febrero), San Ramón (31 de agosto) y la Romería de San Isidro reflejan la devoción y el carácter comunitario del pueblo. La gastronomía, basada en productos locales como el choto al ajillo, las chuletas y los bollos de aceite, complementa la oferta cultural.

Dúrcal también ha sabido adaptarse a los retos contemporáneos. La agricultura sigue siendo un motor económico, con cultivos de cítricos y olivos, mientras que el turismo rural ha ganado importancia, con alojamientos que aprovechan la belleza natural del entorno. La Panadería San Blas, famosa por sus hornazos artesanales, es un ejemplo de cómo las tradiciones locales se integran en la economía moderna.


Conclusión


La historia de Dúrcal es un reflejo de su capacidad para adaptarse a los cambios mientras preserva su esencia. Desde sus orígenes prehistóricos hasta su papel como enclave musulmán, su declive tras la Reconquista y su renacimiento en la modernidad, Dúrcal ha sabido mantener su identidad como la "Perla del Valle de Lecrín". Su patrimonio natural, arquitectónico y cultural, junto con su conexión con figuras como Rocío Dúrcal, lo convierten en un destino único en la provincia de Granada. En la actualidad, Dúrcal sigue siendo un lugar donde la historia y la tradición se entrelazan con la vida contemporánea, ofreciendo a residentes y visitantes un espacio de belleza, comunidad y memoria viva.



Historia de Cozvíjar y Cónchar

Cozvíjar 

 Historia de Cozvíjar y Cónchar: Un viaje a través del tiempo en el Valle de Lecrín


Los pueblos de Cozvíjar y Cónchar, ubicados en el corazón del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, son dos joyas históricas y culturales que forman parte del municipio de Villamena. Su rica historia, que abarca desde los albores de la humanidad hasta la modernidad, está profundamente entrelazada con la geografía, las tradiciones y los cambios sociopolíticos de la región. Este artículo explora los orígenes, evolución y actualidad de estas localidades, destacando su importancia en el contexto del sur de España.


Orígenes Prehistóricos y Primeros Asentamientos


La historia de Cozvíjar y Cónchar se remonta a épocas prehistóricas, cuando los primeros pobladores encontraron en el Valle de Lecrín un entorno favorable para la vida. La presencia humana en la zona está documentada desde hace aproximadamente 20.000 años, según los hallazgos en la Cueva de los Ojos, ubicada en Cozvíjar, cerca del arroyo de la Laguna. Este yacimiento paleolítico revela un hábitat estacional utilizado por grupos de cazadores nómadas que se desplazaban entre las estepas del norte, las estribaciones de Sierra Nevada y los lagos del Valle de Lecrín. En la cueva se encontraron restos de huesos de cabra, ciervo y jabalí, junto con puntas de flecha, adornos de concha y fragmentos de pintura ocre, evidenciando una economía basada en la caza y la recolección.

Estos primeros habitantes se asentaron en oquedades naturales formadas por la erosión del agua en la piedra blanda, entre travertinos creados por la fosilización de limos y raíces. La proximidad a la Laguna de Padul, un humedal que atrajo a diversas comunidades prehistóricas, fue un factor clave para el establecimiento de estos grupos. La desecación de la laguna en 1779 marcó un hito en la transformación del paisaje, pero hasta entonces, su presencia definió la vida en la región.


Época Romana y Visigoda


Aunque no hay evidencias arqueológicas específicas que confirmen un asentamiento romano permanente en Cozvíjar o Cónchar, la región del Valle de Lecrín estaba influenciada por la cultura romana, especialmente por su red de caminos y sistemas de irrigación. Se presume que el nombre de Cónchar, derivado del término árabe Qunŷa (que remite a una concha marina o recipiente, en alusión a su topografía), podría tener raíces en el latín cŏnca/cŏncha, lo que sugiere una continuidad cultural desde la época romana.


Durante el período visigodo (siglos V-VIII), el Valle de Lecrín permaneció como una zona rural con escasa documentación. Sin embargo, la fertilidad de sus tierras y la abundancia de agua sentaron las bases para los desarrollos posteriores bajo la dominación musulmana.


La Época Andalusí: Florecimiento Cultural y Agrícola


Con la llegada de los musulmanes a la península ibérica en el siglo VIII, Cozvíjar y Cónchar experimentaron un periodo de esplendor. El Valle de Lecrín, conocido por los árabes como el "Valle de la Alegría" debido a su clima benigno y su riqueza agrícola, se convirtió en un enclave estratégico. Ambos pueblos tienen un origen árabe-andalusí, y sus sistemas de irrigación, como el tradicional "turno y tanda" para distribuir el agua, son un legado vivo de esta época.

Cozvíjar, situado a 746 metros de altitud junto al río Dúrcal, se desarrolló como un núcleo agrícola con cultivos de olivos, viñas y almendros. Su nombre, antes escrito como Cozbixar, refleja influencias árabes en su toponimia. La Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, construida a mediados del siglo XVI, es un testimonio de la transición cultural tras la Reconquista, aunque su estructura original fue dañada durante la Rebelión de los Moriscos (1568-1571) y reconstruida con una armadura de madera que reemplazó el artesonado mudéjar destruido.


Cónchar, por su parte, se encuentra a 679 metros de altitud al pie de la Sierra de las Albuñuelas. Su topografía, descrita como una "pequeña concha marina" encajonada entre hondonadas, favoreció su desarrollo como alquería. Durante el período nazarí, Cónchar fue hogar de figuras notables, como Ibn Ya`far al-Quny, un místico chádili nacido en 1269 que murió en el pueblo en 1349 durante la peste negra. Su obra, al-Anwār fi l-mujaabāt wa-l-asrār ("El libro de las luces"), es posiblemente el texto más antiguo escrito por un autor del Valle de Lecrín. Además, la Atalaya de Cónchar, una torre de vigilancia árabe de planta circular, evidencia la importancia estratégica del pueblo en la defensa del reino nazarí.

La economía de ambos pueblos se basaba en la agricultura, con cultivos de granadas, naranjas, viñas y olivos, así como en la artesanía del esparto en Cónchar, que fue una actividad central hasta el siglo XX. Los productos de esparto, como pleitas y sogas, eran tan valiosos que se usaban como moneda de cambio en las tiendas locales hasta los años 80.


La Reconquista y la Transición al Período Cristiano


La conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492 marcó un punto de inflexión para Cozvíjar y Cónchar. La Rebelión de los Moriscos en el siglo XVI tuvo un impacto devastador, especialmente en Cozvíjar, donde la iglesia fue saqueada y reconstruida. Tras la expulsión de los moriscos en 1571, ambos pueblos fueron repoblados con cristianos procedentes de otras regiones de España, lo que transformó su composición demográfica y cultural.

En el siglo XVII, Cónchar destacó por la construcción de la Iglesia de San Pedro, un edificio que refleja la consolidación del cristianismo en la zona. La Acequia de los Arcos y otras infraestructuras hidráulicas de origen árabe continuaron siendo fundamentales para la agricultura, mientras que la producción de granadas en Cónchar comenzó a ganar renombre. Estas granadas, conocidas por su grano rojo y duro, se convirtieron en un símbolo de fertilidad y prosperidad, atrayendo a compradores de toda la provincia.


Siglos XVIII y XIX: Transformaciones Económicas y Sociales


Durante los siglos XVIII y XIX, Cozvíjar y Cónchar consolidaron su economía agrícola. La desecación de la Laguna de Padul en 1779 alteró el paisaje del Valle de Lecrín, pero no disminuyó la importancia de la agricultura. Según el diccionario de Pascual Madoz, Cónchar era un pueblo de calles sinuosas y casas modestas, con una economía basada en trigo, cebada, maíz, aceite, vino y esparto. También se mencionan un molino harinero y otro de aceite, reflejo de la actividad industrial local.

Cozvíjar, por su parte, mantuvo su carácter rural, con una población de alrededor de 1.000 habitantes a finales del siglo XIX, según el diccionario Espasa. La Casa del Conde de Villamena, construida en el siglo XVI, es un vestigio de la influencia señorial en la zona.


Siglo XX: Fusión Municipal y Modernización


Un hito clave en la historia reciente de Cozvíjar y Cónchar fue su fusión administrativa en 1974, cuando ambos pueblos se unieron para formar el municipio de Villamena, con la sede del ayuntamiento en Cozvíjar. Esta unión, motivada por razones administrativas, permitió una gestión más eficiente de los recursos, aunque cada localidad conservó su identidad y tradiciones. Villamena se convirtió en la principal productora de vino del Valle de Lecrín, consolidando la importancia vitivinícola de la región.

En Cónchar, la Fiesta del Mosto, una celebración anual para dar la bienvenida al nuevo año con degustaciones gratuitas de vino, se convirtió en una tradición emblemática. La producción de granadas continuó siendo un pilar económico, con cientos de visitantes acudiendo cada otoño para adquirir este fruto de excelente calidad.


El siglo XX también trajo mejoras en infraestructuras, como la conexión por carretera con Granada (a 25-30 km) y el desarrollo de actividades turísticas y deportivas. En Cozvíjar, las actividades de multideporte organizadas por la Diputación de Granada y las fiestas culturales durante el verano reflejan la vitalidad de la comunidad.


Actualidad: Un Encanto Rural con Proyección Turística


Hoy en día, Cozvíjar y Cónchar son destinos que combinan historia, naturaleza y tradiciones. Cozvíjar, con unos 750 habitantes, es conocido por su entorno natural, con rutas de senderismo que atraviesan las cuevas paleolíticas y los Baños de Urquizar, así como por monumentos como la Iglesia de San Juan Bautista y la Ermita de la Virgen de la Cabeza. Su gastronomía, basada en productos locales como el vino, los tomates secos y el remojón de naranja, atrae a visitantes en busca de autenticidad.

Cónchar, con alrededor de 360 habitantes, destaca por su ubicación pintoresca al pie de la Sierra de las Albuñuelas y por su producción de granadas y vino. Lugares como la Fuente que Ríe, un manantial de aguas termales, y la cascada del Arroyo Alcázar son atractivos turísticos. La artesanía del esparto, aunque en declive, sigue siendo un recuerdo de su pasado.

Ambos pueblos se benefician de su proximidad a Granada (15-20 minutos en coche), la Costa Tropical y Sierra Nevada, lo que los convierte en destinos ideales para el turismo rural. La comunidad local, especialmente los más jóvenes, mantiene un fuerte sentido de pertenencia, como se refleja en las palabras de los niños de Cozvíjar, quienes se consideran una "gran familia" de 64 menores que comparten actividades deportivas y culturales.


Conclusión


Cozvíjar y Cónchar son mucho más que dos pequeños pueblos en el Valle de Lecrín; son testigos vivos de la historia de Granada, desde los cazadores paleolíticos hasta los agricultores andalusíes y los productores de vino y granadas de la actualidad. Su fusión en Villamena no ha diluido su identidad, sino que ha reforzado su papel como guardianes de un legado cultural y natural único. Con un futuro prometedor en el turismo rural y la preservación de sus tradiciones, estos pueblos continúan siendo un reflejo del "Valle de la Alegría", donde la historia y la naturaleza se entrelazan en cada rincón.


Cónchar 


Historia de Béznar


 Historia del Pueblo de Béznar (Granada):


 Desde sus Orígenes hasta la Actualidad


Béznar, una pequeña localidad situada en el municipio de Lecrín, en la provincia de Granada, Andalucía, es un enclave con una rica historia que abarca siglos de transformaciones culturales, sociales y económicas. Ubicado en la parte suroriental del Valle de Lecrín, a los pies de Sierra Nevada y junto al embalse que lleva su nombre, Béznar ha sido testigo de acontecimientos históricos significativos, desde la época medieval hasta el presente. Este artículo recorre su evolución, destacando los hitos que han marcado su identidad.


Orígenes y Época Medieval


Los orígenes de Béznar se remontan a tiempos antiguos, aunque la falta de registros arqueológicos precisos dificulta determinar con exactitud su fundación. Como parte del Valle de Lecrín, Béznar se encuentra en una región que, durante la Antigüedad, estuvo influenciada por las tribus ibéricas, como los túrdulos, quienes poblaron la zona de Granada y fundaron asentamientos como Ilíberis (actual Granada). Sin embargo, no hay evidencia directa de que Béznar existiera como núcleo poblacional en esa época.


Durante la dominación musulmana de la península ibérica (siglos VIII-XV), Béznar comenzó a tomar forma como una alquería, un tipo de asentamiento rural típico de Al-Ándalus. Su ubicación estratégica en el Valle de Lecrín, una fértil comarca dedicada al cultivo de cítricos, olivos y almendros, favoreció su desarrollo agrícola. La economía de las alquerías como Béznar en el siglo XV estaba vinculada a los centros religiosos, y documentos de la época, como los Estudios sobre Patrimonio, Cultura y Ciencias Medievales, muestran que Béznar ya tenía una relevancia económica en 1502.


Uno de los episodios más destacados de la historia medieval de Béznar ocurrió durante la rebelión morisca de 1568. En este contexto, el 26 de septiembre de 1568, Fernando de Córdoba y Válor, conocido como Aben Humeya, fue coronado en Béznar como rey de los moriscos sublevados contra las imposiciones de la corona española. Este acto, descrito en la obra Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada de Luís del Mármol Carvajal, marcó a Béznar como un lugar clave en la resistencia morisca. La rebelión, sin embargo, fue sofocada, y el Valle de Lecrín, incluido Béznar, fue escenario de cruentas batallas, como la que tuvo lugar en el puente de Tablate en 1569.


Época Moderna: Siglos XVI-XVIII


Tras la Reconquista y la represión de los moriscos, Béznar experimentó cambios significativos. La población morisca fue en gran parte expulsada o cristianizada, y el pueblo fue repoblado con colonos cristianos. Durante el siglo XVI, se construyó la iglesia de Santa María la Mayor (entre 1525 y 1530), un edificio de estilo gótico-mudéjar que aún hoy es un símbolo del patrimonio local. Esta iglesia, consagrada tras una epidemia a mediados del siglo XVI, refleja la transición cultural y religiosa de la zona.

En esta época, Béznar también se consolidó como un centro agrícola. Los cultivos de naranjos, limoneros, olivos y almendros dominaban el paisaje, y la localidad prosperó gracias a su ubicación en una ruta comercial que conectaba Granada con la costa mediterránea. El puente viejo de Béznar, construido probablemente a finales del siglo XVI o principios del XVII, y el puente nuevo, erigido en 1859, facilitaron estas comunicaciones.

Uno de los elementos más distintivos de la historia de Béznar es el origen de la Hermandad de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento, cuya tradición se remonta a 1571. Según la tradición, tras la sublevación morisca, un grupo de monfíes robó el Santísimo Sacramento, y una milicia local, liderada por Don Juan de Austria, lo recuperó. Como reconocimiento, se formó la Hermandad, cuyos miembros recibieron el privilegio de portar uniformes y mosquetes. Esta tradición, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) de Andalucía, sigue siendo una de las señas de identidad de Béznar, celebrada cada septiembre en las fiestas patronales en honor a San Antón.


Siglo XIX: Transformaciones y Modernización


El siglo XIX trajo consigo cambios estructurales para Béznar. La localidad, que había sido un municipio independiente hasta 1973, comenzó a integrarse administrativamente con otras poblaciones del Valle de Lecrín. En 1967, los municipios de Acequias, Chite, Mondújar, Murchas y Talará se fusionaron para formar el municipio de Lecrín, con Talará como capital. Seis años después, Béznar y su pedanía, Peloteos, se incorporaron a esta estructura.

Durante este siglo, Béznar mantuvo su economía agraria, con un fuerte énfasis en los cítricos, que se convirtieron en un símbolo de la localidad. La Casa Grande, una residencia de la burguesía granadina de finales del siglo XIX, y el Pósito de grano de 1789, que sirvió como ayuntamiento, son testimonios de la prosperidad de la época. Además, la construcción del embalse de Béznar, iniciada en 1977 y finalizada en 1985, marcó un hito en la modernización de la región, aunque tuvo un costo: el barrio bajo de Béznar quedó inundado, lo que obligó a reubicar a sus habitantes en el nuevo barrio de Peloteos.


Siglo XX: Retos y Tradiciones


El siglo XX fue un período de retos y adaptación para Béznar. La emigración rural, un fenómeno común en muchas zonas de Andalucía, afectó a la localidad, reduciendo su población. En 2006, Béznar tenía 258 habitantes, y en 2018, esta cifra se mantenía en 256, con una economía aún basada en el sector primario.

A pesar de estos desafíos, Béznar preservó sus tradiciones. La fiesta de los Mosqueteros del Santísimo Sacramento continuó siendo el evento más importante del año, atrayendo a visitantes de toda la provincia. Durante las fiestas patronales, celebradas el primer o segundo fin de semana de septiembre, los mosqueteros recorren las calles disparando sus arcabuces, ataviados con trajes coloridos y sombreros adornados con flores. Este ritual, que combina pólvora, música y devoción, es un reflejo de la historia y la identidad de Béznar.

Otra tradición singular es el "sepulcro de naranjas", una estructura hecha con cítricos que se instala en la iglesia durante la Semana Santa. Esta práctica, documentada desde al menos el siglo XX, simboliza la generosidad de los vecinos, que donan naranjas y limones para compartir con quienes no tienen acceso a estos frutos.


Béznar en el Siglo XXI: Turismo y Futuro


En la actualidad, Béznar es una localidad de 510 habitantes (según datos recientes), dedicada principalmente a la agricultura, con cultivos de olivos, almendros y cítricos. Su paisaje, dominado por el embalse de Béznar y los bosques de naranjos, atrae a turistas interesados en el senderismo, la pesca y los deportes acuáticos. La proximidad al Parque Natural de Sierra Nevada y a la costa granadina posiciona a Béznar como un destino atractivo para el turismo rural.

El embalse de Béznar, además de ser un punto de referencia paisajístico, desempeña un papel crucial en el riego de la Costa Granadina y el abastecimiento de agua a las poblaciones cercanas. Sin embargo, su construcción dejó una huella imborrable en la memoria colectiva, ya que la inundación del barrio bajo alteró la estructura del pueblo.


Culturalmente, Béznar sigue siendo un lugar donde las tradiciones se mantienen vivas. La ermita de la Virgen de las Angustias, construida en 1957, y la romería de la Virgen del Carmen, celebrada en julio, son ejemplos de la devoción local. Además, la localidad ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, con iniciativas para promover su patrimonio, como la declaración de los Mosqueteros como BIC y la mejora de infraestructuras turísticas.


Conclusión


La historia de Béznar es la de un pueblo que ha sabido preservar su esencia a pesar de los cambios históricos y sociales. Desde su papel en la rebelión morisca hasta su transformación en un enclave turístico y agrícola, Béznar refleja la riqueza cultural del Valle de Lecrín. Sus tradiciones, como los Mosqueteros del Santísimo Sacramento y el sepulcro de naranjas, junto con su entorno natural, hacen de Béznar un lugar único en la provincia de Granada. En el futuro, el desafío será equilibrar la conservación de su patrimonio con el desarrollo sostenible, asegurando que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de su legado.




Historia de Acequias


 Historia del pueblo de Acequias (Granada, España): 


Desde sus orígenes hasta la actualidad


Acequias, una pequeña localidad y pedanía perteneciente al municipio de Lecrín, en la provincia de Granada, España, es un enclave de gran riqueza histórica y cultural, situado en el corazón del Valle de Lecrín. Su nombre, derivado del árabe al-sāqiya («la acequia»), refleja la importancia de los sistemas de riego en su desarrollo, un legado que se remonta a la época medieval islámica. A lo largo de los siglos, Acequias ha sido testigo de transformaciones políticas, sociales y económicas, desde su papel como campamento militar durante la Rebelión de los Moriscos hasta su actual recuperación demográfica gracias a la llegada de residentes europeos. Este artículo recorre la historia de Acequias, desde sus orígenes hasta el presente, destacando los hitos que han configurado su identidad.


Orígenes: La herencia árabe y el sistema de acequias


Los orígenes de Acequias están profundamente ligados a la presencia islámica en la península ibérica, particularmente durante el período de Al-Ándalus (siglos VIII-XV). El topónimo Acequias proviene del árabe al-sāqiya, que significa «la acequia», en referencia a los canales de riego que eran esenciales para la agricultura en la región. Estos sistemas hidráulicos, de origen medieval, permitieron transformar tierras áridas en cultivos productivos, sentando las bases del desarrollo económico de la zona. La Acequia Gorda, uno de los canales más antiguos de la Vega de Granada, tiene raíces que se remontan al menos al siglo XI, bajo el reinado de los reyes ziríes o nazaríes, como Badis ben Habús o su nieto Abd Allah. Según el historiador Ibn al-Jatib, la construcción de estas infraestructuras se llevó a cabo entre 1073 y 1090, consolidando la importancia de Acequias como un núcleo agrícola en el Valle de Lecrín.

Geográficamente, Acequias se encuentra en una posición privilegiada, a 867 metros de altitud, siendo el núcleo más elevado del municipio de Lecrín. Está enmarcado por el río Torrente, el barranco del Pleito y el cerro Gordo, lo que le otorga un entorno natural único.


 Durante la época islámica, la localidad formaba parte de un entramado de alquerías (pequeñas comunidades rurales) que dependían de la cercana ciudad de Granada. Estas alquerías se beneficiaban de los sofisticados sistemas de riego que distribuían el agua del río Genil y otros cauces, permitiendo el cultivo de hortícolas, frutales y otros productos que impulsaron la economía local.


La Rebelión de los Moriscos y el campamento militar (siglo XVI)

Un momento clave en la historia de Acequias ocurrió en 1569, durante la Rebelión de los Moriscos, un conflicto que enfrentó a la población morisca de Granada contra la corona española. En este contexto, el Duque de Sessa, enviado por Don Juan de Austria, estableció en Acequias un campamento y presidio militar con el objetivo de proteger la cercana ciudad de Órgiva, que sufría constantes ataques. Este episodio marcó la importancia estratégica de Acequias en la región, consolidándola como un enclave defensivo durante un período de gran tensión social y política.

Durante esta época, Acequias también albergaba casas señoriales, como la de la familia de Doña María de Blanes, que reflejan la presencia de una élite local. Estas residencias, algunas de las cuales han sido restauradas en tiempos modernos, son testimonio de la relevancia socioeconómica del pueblo en el siglo XVI. Sin embargo, la Rebelión de los Moriscos tuvo consecuencias devastadoras para la región, incluyendo el saqueo de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un templo que data de esa época y que aún conserva elementos de su arquitectura original.


La iglesia de San Antón: 

Un legado renacentista

Uno de los monumentos más destacados de Acequias es la iglesia de San Antón, construida a mediados del siglo XVI por el arquitecto Alonso de Vico. Este templo renacentista, de una sola nave, cuenta con una torre de dos cuerpos rematada por una veleta de hierro forjado del siglo XVIII. Su interior está adornado con un artesonado mudéjar y retablos policromados dedicados a San Antón (patrón del pueblo), San José y San Andrés Apóstol. La iglesia, que sufrió daños durante la Rebelión de los Moriscos, ha sido un símbolo de la identidad religiosa y cultural de Acequias a lo largo de los siglos. Cada 17 de enero, la festividad de San Antón se celebra con una procesión y una verbena, manteniendo viva una tradición que une a la comunidad.


Acequias como municipio independiente y su integración en Lecrín

Hasta 1967, Acequias fue un municipio independiente, con su propia administración y una población que, aunque modesta, sostenía una economía basada en la agricultura. Sin embargo, en ese año, Acequias se fusionó con las localidades de Chite, Mondújar, Murchas y Talará para formar el municipio de Lecrín, en un proceso impulsado por la Diputación de Granada como una experiencia piloto de reorganización administrativa. Seis años más tarde, en 1973, Béznar se unió al municipio, completando la configuración actual de Lecrín. Esta fusión marcó un cambio significativo en la identidad administrativa de Acequias, que pasó de ser un pueblo autónomo a una pedanía dentro de un municipio más amplio.

La segunda mitad del siglo XX fue un período de declive demográfico para Acequias, al igual que para muchos otros pueblos rurales de España. La emigración hacia las ciudades y la mecanización de la agricultura redujeron la población, que en 2017 se situaba en apenas 102 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística. De estos, solo 39 residían de forma permanente, lo que refleja la naturaleza tranquila y poco poblada del pueblo en esa época.


La recuperación demográfica: 

La llegada de residentes europeos

A partir de finales del siglo XX y principios del XXI, Acequias comenzó a experimentar una revitalización gracias a la llegada de residentes procedentes del centro y norte de Europa, principalmente ingleses. Este fenómeno de repoblación ha sido crucial para la recuperación demográfica y económica del pueblo.


 Los nuevos habitantes, atraídos por la tranquilidad, el paisaje y el clima del Valle de Lecrín, han contribuido a la restauración de casas tradicionales, como la mencionada casa señorial de Doña María de Blanes, que fue adaptada al estilo inglés. Esta migración ha dado un nuevo impulso a Acequias, transformándola en un destino para quienes buscan un estilo de vida rural y sostenible.


El alojamiento rural Tía María, con su piscina y jardines, es un ejemplo de cómo el turismo rural se ha convertido en un motor económico para Acequias. Este establecimiento ofrece vistas privilegiadas y capacidad para doce personas, atrayendo a visitantes que desean disfrutar de la calma y la belleza natural del entorno. La ausencia de servicios como bares, restaurantes o comercios en el pueblo no ha sido un obstáculo, ya que los residentes y visitantes pueden acceder fácilmente a localidades cercanas como Nigüelas o Dúrcal, donde encuentran todo lo necesario.


Acequias en la actualidad: 


Un pueblo sencillo con un rico patrimonio

Hoy en día, Acequias es un pueblo que conserva su esencia rural y su carácter tranquilo. Con una población que no supera los 40 habitantes permanentes, según estimaciones locales, la vida en Acequias transcurre al ritmo pausado de las actividades agrícolas y las tradiciones comunitarias. El sonido del agua corriendo por las acequias subterráneas sigue siendo una constante, evocando el legado árabe que dio origen al pueblo. Las empinadas calles, las casas blancas y los paisajes del Valle de Lecrín crean un escenario idílico que atrae tanto a residentes como a visitantes.

El patrimonio cultural de Acequias incluye no solo la iglesia de San Antón, sino también las historias y recuerdos de sus habitantes. José María, un vecino que ha recopilado más de 4.000 fotografías de Acequias y sus gentes, está trabajando en un libro que documenta tres generaciones de «acequieros». Este esfuerzo refleja el deseo de preservar la memoria del pueblo, especialmente en un contexto de cambios demográficos y modernización. Anécdotas como la del político Natalio Rivas, cuyo coche quedó atascado en Acequias y que prometió arreglar la carretera tras ser rescatado por los vecinos, añaden un toque de color a la historia local.

Desde el punto de vista ambiental, las acequias de Acequias y del Valle de Lecrín siguen siendo un elemento vital. Estos sistemas de riego tradicionales no solo sostienen la agricultura, sino que también contribuyen a la recarga de acuíferos, el drenaje en caso de lluvias torrenciales y la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, las acequias enfrentan desafíos modernos, como la propuesta de sustituirlas por tuberías, lo que podría alterar el paisaje y el patrimonio cultural de la región. Organizaciones y comunidades de regantes abogan por su conservación, destacando su valor histórico y ecológico.


Conclusión


La historia de Acequias es un reflejo de la riqueza cultural y la resiliencia de los pequeños pueblos de Granada. Desde sus orígenes como una alquería sustentada por las acequias de la época islámica, pasando por su papel estratégico durante la Rebelión de los Moriscos, hasta su transformación en un refugio para residentes europeos en el siglo XXI, Acequias ha sabido adaptarse a los cambios sin perder su esencia. Su iglesia renacentista, sus tradiciones y su entorno natural hacen de este pueblo un lugar único en el Valle de Lecrín. En un mundo cada vez más globalizado, Acequias nos recuerda la importancia de preservar el patrimonio cultural y ambiental, mientras se abraza un futuro de convivencia y sostenibilidad.






Historia de Talará


 Historia de Talará:


 Desde sus orígenes hasta la actualidad


Talará, una localidad situada en el corazón del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, España, es un enclave con una rica historia que se remonta a épocas prerromanas y que ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta convertirse en la capital administrativa del municipio de Lecrín. Su nombre, derivado del árabe ḥārat al-ʿarab («barrio de los árabes»), refleja su herencia musulmana, pero su pasado abarca influencias ibéricas, romanas, visigodas, islámicas y cristianas. Este artículo explora la historia de Talará desde sus orígenes hasta el presente, destacando los hitos que han marcado su desarrollo cultural, social y económico.


Orígenes y Antigüedad


Aunque no existen registros precisos sobre los primeros asentamientos en Talará, el Valle de Lecrín, donde se encuentra, fue habitado desde tiempos prehistóricos por tribus ibéricas, como los túrdulos, que dejaron su huella en la región de Granada. La estratégica ubicación de Talará, en una zona de paso entre la costa mediterránea y el interior de la península, la convirtió en un lugar propicio para el establecimiento humano. Durante la época romana, el Valle de Lecrín formaba parte de la red de comunicaciones que conectaba Iliberis (la actual Granada) con otros centros importantes, y es probable que pequeños asentamientos agrícolas existieran en la zona de Talará, aunque no hay evidencia arqueológica específica que lo confirme.

Con la llegada de los visigodos en el siglo V, la región mantuvo su carácter rural, pero fue durante la ocupación musulmana (siglos VIII-XV) cuando Talará comenzó a definirse como un núcleo poblacional. El topónimo árabe de Talará sugiere que fue un barrio o aldea habitada principalmente por musulmanes, posiblemente vinculada a la producción agrícola, especialmente de cítricos y olivos, cultivos que siguen siendo emblemáticos en la zona.


La Talará musulmana y la influencia de Zoraya

Durante el período nazarí (1238-1492), Talará formaba parte del reino de Granada, un territorio conocido por su avanzada agricultura, sistemas de riego y artesanía. La localidad, aunque pequeña, estaba integrada en la red de aldeas que abastecían a la capital granadina. Un episodio notable de esta época está relacionado con Isabel de Solís, conocida como Zoraya («Lucero del Alba»), una cristiana convertida al islam que se convirtió en la esposa favorita del rey nazarí Muley Hacén. Su presencia en la corte granadina generó tensiones políticas, ya que su relación con el monarca provocó los celos de la sultana Aixa, madre de Boabdil, y alimentó intrigas que debilitaron el reino. Estas disputas internas contribuyeron a la caída de Granada en 1492 ante los Reyes Católicos. Aunque no hay evidencia directa de que Zoraya residiera en Talará, su influencia en la región, como parte del Valle de Lecrín, es un reflejo del dinamismo político y cultural de la época.

Tras la conquista cristiana de 1492, Talará, como otras localidades del Valle, experimentó un proceso de repoblación y transformación. Los moriscos, musulmanes convertidos al cristianismo, continuaron habitando la zona, pero las tensiones religiosas y sociales culminaron en la Rebelión de las Alpujarras (1568-1571). Este conflicto llevó a la expulsión de muchos moriscos y a la llegada de colonos cristianos, lo que marcó un cambio demográfico y cultural en Talará.


Edad Moderna: Consolidación como núcleo rural


En los siglos XVI y XVII, Talará era un barrio dependiente de Mondújar, pero comenzó a adquirir relevancia propia. La devoción de sus habitantes los llevó a construir una ermita en el siglo XVIII, que en 1747 fue consagrada como iglesia dedicada a Nuestra Señora de las Angustias. Esta construcción, ampliada y diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez, marcó un hito importante, ya que Talará dejó de ser considerada un simple barrio y pasó a ser un anejo de Mondújar en términos parroquiales. Sin embargo, la ermita original, de 16 por 10 metros, pronto resultó insuficiente para la creciente población, lo que llevó a los vecinos a solicitar una nueva iglesia. Aunque el proyecto inicial fue rechazado en 1776, la insistencia de la comunidad y el apoyo del arzobispo permitieron mejoras posteriores.

Durante este período, Talará se consolidó como un centro de paso en el Camino Real de la Alpujarra, una ruta comercial que conectaba Granada con la costa. Las ventas y mesones, como la Venta de la Guapa (hoy Venta Natalio), fueron esenciales para los viajeros y comerciantes. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (1751), Talará tenía 279 habitantes, y su economía se basaba en la agricultura y el comercio local. La presencia de mesones, como el de Ana López en Chite, que generaba ingresos significativos, subraya la importancia de Talará como punto de parada.


En el siglo XIX, la construcción del Puente de Isabel II, realizado con piedra toba y ladrillo para facilitar el paso de la carretera Granada-Motril, mejoró las comunicaciones y atrajo nuevos comercios. Este puente, ubicado en la entrada de Talará, es un testimonio de la modernización de la infraestructura en la región. Además, la localidad albergaba una antigua fábrica de aceite y un molino, cuya vivienda adjunta fue restaurada, preservando el patrimonio industrial del pueblo.


Siglo XX: De municipio independiente a capital de Lecrín


Hasta 1967, Talará fue un municipio independiente, pero ese año se fusionó con Acequias, Chite, Mondújar y Murchas para formar el municipio de Lecrín. Seis años más tarde, en 1973, Béznar y su pedanía de Peloteos también se incorporaron. Talará fue designada como la capital administrativa del nuevo municipio, albergando la sede del ayuntamiento. Este cambio consolidó su importancia en el Valle de Lecrín, a pesar de su modesto tamaño.


En el siglo XX, la economía de Talará siguió dependiendo de la agricultura, con cultivos de olivos y cítricos como pilares fundamentales. La localidad también mantuvo sus tradiciones religiosas y culturales, como la devoción al Cristo del Zapato, un lienzo del siglo XVII que representa a un crucificado con un pie calzado, y la talla de un Niño Jesús de vestir, de estilo granadino del siglo XIX. La iglesia de la Inmaculada Concepción, erigida como parroquia rural en 1906, se convirtió en el centro espiritual del pueblo.


Las fiestas patronales, celebradas en honor a la Purísima Concepción el fin de semana más cercano al 8 de diciembre, son un reflejo de la identidad comunitaria de Talará. Estas festividades incluyen procesiones, verbenas y actividades para niños, como juegos y cucañas, que fortalecen los lazos entre los habitantes.

Talará en la actualidad

Hoy en día, Talará es una localidad de aproximadamente 700 habitantes, situada a 709 metros de altitud, a 6 km de Dúrcal y 31 km de Granada. Su economía sigue basada en la agricultura, con el cultivo de olivos y cítricos, aunque el turismo rural ha ganado relevancia gracias a la belleza del Valle de Lecrín y a la proximidad de la Alhambra y la Costa Tropical. La panorámica del pueblo desde la carretera nacional o la ermita del Santo Cristo del Zapato es uno de sus principales atractivos turísticos.


Talará conserva su carácter tranquilo y sus tradiciones, como el juego de la brisca en los bares y actividades deportivas como el fútbol, el balonmano y el tenis de mesa. La gastronomía local, con platos típicos del Valle de Lecrín, también atrae a visitantes que buscan experiencias auténticas. El municipio de Lecrín, con Talará como núcleo principal junto a Mondújar, ofrece servicios básicos y una calidad de vida que combina la serenidad rural con la accesibilidad a Granada.


El patrimonio arquitectónico de Talará, aunque modesto, incluye la iglesia de la Inmaculada Concepción, con su arquitectura neoclásica del siglo XIX, y el Puente de Isabel II, que sigue en pie como un símbolo de la historia del pueblo. Además, los paseos por la vega, entre naranjos y limoneros, ofrecen una conexión directa con el paisaje que ha definido a Talará durante siglos.


Conclusión


La historia de Talará es la de un pueblo que, desde sus orígenes como un barrio musulmán en la Granada nazarí, ha sabido adaptarse a los cambios históricos mientras preserva su identidad. Su evolución, marcada por la agricultura, el comercio en el Camino Real, la devoción religiosa y la integración en el municipio de Lecrín, refleja la resiliencia de una comunidad pequeña pero orgullosa de su legado. En el siglo XXI, Talará combina tradición y modernidad, ofreciendo a sus habitantes y visitantes un lugar donde el pasado y el presente conviven en armonía.



Historia de Pinos del Valle


 🌲 Descubre la fascinante historia de Pinos del Valle, Granada 🌄  


¡Bienvenidos a un viaje en el tiempo por Pinos del Valle, un encantador pueblo blanco en el corazón del Valle de Lecrín! 🏞️ 

Situado a la sombra del monte Chinchirina, este rincón de Granada guarda una historia rica y diversa que abarca desde la prehistoria hasta nuestros días. Acompáñanos a explorar sus orígenes, su legado musulmán, los desafíos de la Reconquista y su vibrante vida actual. 🕰️ #PinosDelValle #ValleDeLecrín #HistoriaDeGranada  


 Orígenes remotos: 

Un pueblo con raíces profundas  


Aunque no hay evidencias arqueológicas concluyentes en Pinos del Valle, se cree que durante la prehistoria esta zona fue un espacio de caza y recolección. 🦌 Los hallazgos en localidades cercanas como Padul y Dúrcal, especialmente durante las obras de la autovía A-44, sugieren que el Valle de Lecrín ya era un lugar de actividad humana en tiempos remotos. 🌾 La fertilidad de sus tierras y su ubicación estratégica, entre la capital granadina y la Costa Tropical, sentaron las bases para el desarrollo de los primeros asentamientos. #Prehistoria #Orígenes  


La huella romana: el acueducto de Zazas

  

Con la llegada de los romanos, Pinos del Valle comenzó a tomar forma. 🏛️ Uno de los vestigios más destacados de esta época es el acueducto de Zazas, situado en el paraje homónimo, que formaba parte del Camino Real entre Granada y Motril. Este sistema de regadío, del que aún se conservan restos, evidencia la importancia agrícola de la zona desde tiempos antiguos. 🚰 Los romanos aprovecharon la riqueza natural del Valle de Lecrín, sentando las bases para la prosperidad que vendría después. #ÉpocaRomana #AcueductoZazas  


El esplendor musulmán: Pinos del Valle en Al-Ándalus 

 

Durante los ocho siglos de dominio musulmán, Pinos del Valle vivió su mayor apogeo. 🕌 La localidad, conocida entonces como Pinos Arre o Pinos de Biex (que significa "valle" en árabe), se convirtió en una alquería próspera en el Barrio Bajo. Los musulmanes perfeccionaron la agricultura, introduciendo nuevos cultivos como cítricos, almendros y olivos, y desarrollaron una sofisticada red de acequias que aún hoy se conserva, como el Caz de Zazas y las canalizaciones del Cerrajón. 🌳 La cría de gusanos de seda y la producción de tejidos también florecieron, atrayendo a musulmanes que huían de la Reconquista en el siglo XV. La estructura urbana, con callejuelas estrechas, adarves y tinaos, refleja esta herencia morisca que aún define el encanto del pueblo. 

#AlÁndalus #LegadoMusulmán  


La Reconquista y la rebelión de las Alpujarras 

 

La conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492 marcó un punto de inflexión. ⚔️ Durante la Guerra de Granada, el Valle de Lecrín, incluyendo Pinos del Valle, sufrió devastadoras incursiones, con quema de cosechas y captura de habitantes. La de abril de 1491 fue especialmente sangrienta. Tras la rendición de Granada, los moriscos inicialmente mantuvieron sus costumbres, pero la llegada del cardenal Cisneros en 1499 impuso conversiones forzadas al cristianismo. 😔 La Pragmática Sanción de Felipe II en 1567, que prohibía la religión, lengua y vestimentas moriscas, desató la rebelión de las Alpujarras. En 1568, los moriscos de Pinos del Valle apoyaron la sublevación liderada por Abén Humeya, proclamado rey en Béznar. Participaron activamente, enfrentándose a las tropas castellanas en el barranco de Tablate. Sin embargo, la revuelta fue sofocada en 1571 por don Juan de Austria, y los moriscos fueron castigados, dejando la población diezmada y la agricultura en declive. #Reconquista #RebeliónAlpujarras  


Pinos del Rey: la reconstrucción tras el terremoto  


El siglo XIX trajo un nuevo capítulo para Pinos del Valle. Tras el devastador terremoto del 25 de diciembre de 1884, el rey Alfonso XII ordenó la reconstrucción del pueblo, priorizando a las clases más humildes. 🏡 Desde entonces, la localidad fue conocida como Pinos del Rey, un nombre que mantuvo hasta los últimos años del franquismo, cuando recuperó su denominación actual. Popularmente, los vecinos lo llaman simplemente "Pinos". Este período marcó un renacer, con la vid como cultivo estrella, exportando vinos por toda Granada hasta que la filoxera devastó los viñedos a finales del siglo. 🍇

 #PinosDelRey #Terremoto1884  


Tradiciones y patrimonio: la esencia de Pinos del Valle 

 

Pinos del Valle es un pueblo de tradiciones arraigadas. 🥳 Cada 3 de mayo, los pineros peregrinan a la ermita del Santo Cristo del Zapato, en la cima del monte Chinchirina, para disfrutar de vistas panorámicas y compartir vinos, carnes y quesos. 🧀 Según la leyenda, un pastor encontró una imagen del Cristo que, tras ser llevada al Barrio Alto, regresó milagrosamente al monte, lo que motivó la construcción de la ermita. Otra festividad destacada es la castañada, celebrada el 31 de octubre y 1 de noviembre, una tradición celta que despide el verano con castañas y hogueras. 🔥 La gastronomía local, con platos como el remojón de naranja, las habas con jamón o el puchero de hinojos, refleja la riqueza agrícola del entorno. 🍊 #Tradiciones #SantoCristoDelZapato #Castañada  


Pinos del Valle hoy:


 Un pueblo con encanto  

Hoy, Pinos del Valle, integrado en el municipio de El Pinar desde 1976, es un tranquilo pueblo blanco de unos 1.062 habitantes, dividido en los barrios Alto, Bajo y Las Eras. 🏘️

 Su ubicación estratégica, a 705 metros de altitud y con acceso a la autovía A-44, lo sitúa a solo 39 km de Granada y 14 km de Dúrcal, con vistas al embalse de Béznar y la Sierra Nevada. 🌅


 La economía se basa en la agricultura, destacando el aceite de oliva de sus dos almazaras, los almendros y los cítricos. El pueblo conserva joyas arquitectónicas como la Iglesia de la Concepción (siglo XVI), un monumento mudéjar declarado Bien de Interés Cultural, y la ermita de San Sebastián, un ejemplo del neoclasicismo granadino. 🕍 Las calles, con hornacinas y casas señoriales, mantienen el aire morisco y un encanto único. #PinosDelValleHoy #TurismoRural  


 Un destino para explorar  


Pinos del Valle es más que un pueblo; es un testimonio vivo de la historia de Granada. Desde sus raíces prehistóricas hasta su vibrante presente, este rincón del Valle de Lecrín invita a descubrir su patrimonio, sus paisajes y su calidez.


 🌞 Si buscas un lugar donde la historia, la naturaleza y la tradición se entrelazan, no te pierdas Pinos del Valle.


 🚗 ¡Ven a caminar por sus callejuelas, prueba su gastronomía y sube al monte Chinchirina para disfrutar de vistas que te robarán el aliento!

 #ViajaAGranada #TurismoValleDeLecrín  


🌟 ¿Conocías la historia de Pinos del Valle?


 Comparte tus experiencias o déjanos un comentario si planeas visitarlo. 


¡Y no olvides compartir este post para que más personas descubran este tesoro granadino! 📌 #PinosDelValle #Granada #HistoriaViva



Historia de Ízbor


 Historia de Ízbor: 

Un Viaje a Través del Tiempo en el Corazón del Valle de Lecrín


Ízbor, una pintoresca localidad situada en la comarca del Valle de Lecrín, en la provincia de Granada, Andalucía, es un pueblo que atesora una rica historia marcada por su ubicación estratégica, su legado multicultural y su resiliencia ante los cambios históricos. Perteneciente al municipio de El Pinar desde 1976, junto con Pinos del Valle, Ízbor ha evolucionado desde sus posibles orígenes prehistóricos hasta convertirse en un enclave rural con un encanto único, donde las tradiciones andaluzas se entrelazan con vestigios de un pasado nazarí. Este artículo explora la trayectoria histórica de Ízbor, desde sus inicios hasta la actualidad, destacando los hitos que han definido su identidad.


Orígenes:


 Un Nombre con Raíces Antiguas

El nombre de Ízbor, registrado en documentos históricos como Yzbur, Ysbor o incluso Isbol, podría tener un origen etimológico ligado a lenguas eslavas, según algunas teorías. En búlgaro, ruso y serbo-croata, izvor significa "manantial", lo que podría aludir a la presencia de fuentes de agua en la zona, un recurso vital en el Valle de Lecrín, regado por el río Grande o río Ízbor. Aunque esta hipótesis es especulativa, la abundancia de agua en la región ha sido un factor clave para el asentamiento humano desde tiempos remotos.

No hay evidencias arqueológicas concluyentes que confirmen la existencia de asentamientos prehistóricos en Ízbor, pero la proximidad a otros yacimientos en el Valle de Lecrín sugiere que la zona pudo estar habitada desde la Edad del Bronce. La influencia de los íberos, que fundaron el oppidum de Ilíberis (precursora de Granada), también pudo extenderse a esta área, dado su carácter estratégico como vía de comunicación entre la costa y el interior.


Época Musulmana: El Legado Nazarí


El período de mayor relevancia histórica para Ízbor comienza con la dominación musulmana, especialmente durante el reino nazarí (siglos XIII-XV). Situado en un plano inclinado en el Valle de Lecrín, Ízbor era un punto clave en la red de alquerías que conectaban la Alpujarra con Granada. Su paisaje, dominado por la vega fértil y el río Ízbor, permitió el desarrollo de una agricultura intensiva basada en el cultivo de olivos, vides, cereales y frutas, especialmente cítricos, que aún hoy son emblemáticos de la comarca.

Uno de los vestigios más significativos de esta época es la torre morisca de alquería nazarí, ubicada en la calle La Poza, cerca de la iglesia. Con una planta de aproximadamente 4 x 2,5 metros, esta estructura de mampostería, construida con piedras pequeñas, podría haber formado parte de una muralla o un recinto fortificado (albacara) destinado a proteger a la población y el ganado. Aunque actualmente está integrada en una vivienda y su estado de conservación es precario, esta torre es un testimonio del pasado defensivo de Ízbor.

La arquitectura del pueblo, con sus calles estrechas, empinadas y llenas de recovecos, refleja la herencia morisca. Los tinaos (pasadizos cubiertos) y los patios interiores compartidos entre varias viviendas son características típicas de las alquerías alpujarreñas, diseñadas para adaptarse al terreno abrupto y fomentar la vida comunitaria. Esta disposición urbana, casi laberíntica, ha permanecido prácticamente intacta, confiriendo a Ízbor un carácter peatonal único.


Edad Moderna: La Transición Cristiana


Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, Ízbor, como muchas localidades del reino nazarí, experimentó profundos cambios. La población morisca, que había prosperado durante siglos, fue gradualmente reemplazada o asimilada tras las revueltas mudéjares y la expulsión de los moriscos en el siglo XVII. Este período marcó una transición hacia una sociedad cristiana, aunque la impronta cultural andalusí perduró en la agricultura, la arquitectura y las tradiciones.

En el siglo XVII, Ízbor ya contaba con un curato propio, con Tablate como anejo, según registros eclesiásticos. Un informe de 1621 describe Ízbor como un pequeño asentamiento dependiente de Pinos del Valle, con una iglesia modesta sin Santísimo Sacramento ni pila bautismal. Sin embargo, para el siglo XIX, el Diccionario de Pascual Madoz (1845-1850) ofrece una descripción más detallada: Ízbor tenía 80 casas, calles estrechas y pendientes, y un templo de estilo mixto, con una parte antigua de influencia árabe y otra moderna. El cementerio, contiguo a la iglesia, estaba en buen estado, y la economía se basaba en la producción de aceite, vino, trigo, maíz y frutas, además de la elaboración de esparto y la cría de ganado caprino.


La iglesia de la Purísima Concepción, construida sobre una antigua mezquita, se convirtió en el núcleo espiritual del pueblo. Su estructura de una sola nave, con una torre elegante, conserva elementos de su origen islámico, aunque ha sido reformada en varias ocasiones. Este templo, junto con los puentes históricos de Tablate (uno de finales del siglo XVI o principios del XVII), son los principales monumentos de Ízbor.


Siglo XIX: Vida Rural y Tradiciones


Durante el siglo XIX, Ízbor era un pueblo eminentemente agrícola, con una población de 308 habitantes en 1850, según Madoz. La economía giraba en torno a dos molinos de aceite (uno movido por agua y otro por bestias), un molino harinero y la artesanía del esparto. La recolección de aceitunas era una actividad comunitaria que involucraba a todos los vecinos, y los almendros, olivos y frutales definían el paisaje. Las fiestas patronales, dedicadas a San José, San Cayetano y la Virgen María, eran momentos de cohesión social, animados por bandas de música de localidades cercanas como Padul, Lanjarón o Dúrcal.

La vida cotidiana estaba marcada por el trabajo duro y la austeridad. Las mujeres lavaban la ropa en el río, y los pastores y muleros desempeñaban un papel esencial en la economía local. Personajes como la "Tía Pura", una vendedora ciega que ofrecía dulces y frutos secos durante las fiestas, o "Berruga", un acordeonista que amenizaba las celebraciones, forman parte de la memoria colectiva del pueblo.


Siglo XX: Cambios Administrativos y Desafíos


El siglo XX trajo consigo transformaciones significativas para Ízbor. Hasta 1976, el pueblo fue un municipio independiente, pero ese año se fusionó con Pinos del Valle para formar el municipio de El Pinar, con la capitalidad en Pinos. Esta decisión administrativa reflejó la tendencia hacia la consolidación de pequeños municipios rurales, pero también generó cierta sensación de marginación entre los habitantes de Ízbor, que percibían una falta de inversión en infraestructuras y servicios.

La despoblación, un fenómeno común en las zonas rurales de España, comenzó a afectar a Ízbor en la segunda mitad del siglo XX. Muchos jóvenes emigraron a ciudades como Granada o Motril en busca de mejores oportunidades, dejando una población cada vez más envejecida. En 2024, Ízbor contaba con 196 habitantes censados, aunque los residentes permanentes son aún menos, en su mayoría personas mayores. Esta realidad ha impactado en tradiciones como la procesión de San José, que en 2024 no pudo celebrarse por falta de jóvenes para llevar la pesada imagen del santo.

Los desafíos de la modernización también se hicieron evidentes. En 2019, los vecinos denunciaron la falta de transporte público, obligándolos a caminar cuatro kilómetros hasta la parada de autobús más cercana, situada cerca del túnel de Ízbor. Otros problemas, como el mal estado de los caminos rurales, la avería del radiador del consultorio médico o la necesidad de reparar el tejado de la iglesia, reflejaban las dificultades de un pueblo pequeño para mantener sus servicios.

Un episodio dramático ocurrió en septiembre de 2022, cuando un incendio forestal amenazó Ízbor y la cercana barriada de Acebuches. Muchos vecinos evacuaron el pueblo por temor al avance de las llamas, mientras otros, como María Angustias López, permanecieron para apoyar a los bomberos. Este evento puso de manifiesto la vulnerabilidad de Ízbor ante los desastres naturales, agravada por el cambio climático, pero también la solidaridad de sus habitantes.


Actualidad: Un Pueblo con Encanto y Retos Futuros


Hoy en día, Ízbor es un destino turístico emergente dentro del Valle de Lecrín, conocido por su entorno natural, su arquitectura tradicional y su tranquilidad. El pueblo, enclavado junto al barranco de Tablate, ofrece vistas espectaculares y un ambiente que invita a desconectar. La iglesia de la Purísima Concepción, los puentes históricos y la barriada de Acebuches son algunos de los atractivos que atraen a visitantes interesados en el turismo rural.

La gastronomía local, con platos como el puchero de hinojos y las migas con engañifa, refleja la tradición culinaria andaluza, basada en ingredientes de la tierra. Las fiestas patronales, aunque más modestas que antaño, siguen siendo un pilar de la identidad del pueblo, con celebraciones en honor a San José (marzo), San Cayetano y la Virgen María (agosto). Sin embargo, la falta de recursos y la escasez de población joven amenazan la continuidad de estas tradiciones.

Ízbor enfrenta retos significativos para su futuro, incluyendo la despoblación, la mejora de infraestructuras y la adaptación al cambio climático. Sin embargo, su potencial como destino de turismo rural y su rico patrimonio cultural ofrecen oportunidades para revitalizar el pueblo. Iniciativas como la promoción de casas rurales y la conservación de sus monumentos podrían atraer a nuevos residentes y visitantes, asegurando que Ízbor siga siendo un testimonio vivo de la historia del Valle de Lecrín.


Conclusión


La historia de Ízbor es la de un pueblo que ha sabido adaptarse a los vaivenes del tiempo, desde su posible origen como asentamiento ligado a un manantial hasta su papel como alquería nazarí, su transición a la sociedad cristiana y su lucha por mantenerse vivo en el siglo XXI. Con su arquitectura morisca, su entorno natural privilegiado y su comunidad resiliente, Ízbor es mucho más que un punto en el mapa: es un reflejo de la riqueza histórica y cultural de Andalucía. Preservar su legado y garantizar su futuro dependerá de un equilibrio entre la tradición y la innovación, un desafío que los irforeños, como se autodenominan sus habitantes, afrontan con la misma tenacidad que sus antepasados.




14 julio 2025

Las migraciones en el Valle de Lecrín


 🌍 ¡El Valle de Lecrín: un mosaico de migraciones que han dado vida a su historia! 🏞️


El Valle de Lecrín, joya granadina conocida como el Valle de la Alegría, ha sido escenario de un constante flujo de personas que han moldeado su identidad. Ayer y hoy, las migraciones han tejido un tapiz cultural único en esta comarca entre la Costa Tropical y la Vega de Granada. 🗺️


En la Edad Media, durante el período nazarí, el valle fue hogar de comunidades magrebíes que llegaron desde el norte de África. Estos pobladores trajeron consigo técnicas agrícolas, como el sistema de acequias que aún riega los campos de naranjos y limoneros, y dejaron una huella imborrable en la arquitectura y las tradiciones. Sin embargo, tras la conquista cristiana y la guerra de las Alpujarras (1568-1571), los moriscos, descendientes de estos musulmanes, fueron expulsados o desplazados. En su lugar, Felipe II impulsó la repoblación con cristianos viejos, principalmente de otras regiones de España, como Castilla y Galicia. Este movimiento transformó la demografía del valle, con apellidos nuevos que aún resuenan en pueblos como Dúrcal, Nigüelas o Padul. 🏰🌳


Durante los siglos XVII y XVIII, el Valle de Lecrín fue un punto de paso para trajineros y comerciantes que cruzaban Sierra Nevada hacia La Alpujarra y La Contraviesa, llevando ganado, tejidos y productos agrícolas. Estas migraciones estacionales dejaron una economía dinámica y una rica tradición oral que aún se recuerda en las fiestas locales. 📜🐎


En el siglo XX, el valle experimentó otra ola migratoria, esta vez de salida. Muchos habitantes emigraron a ciudades como Granada, Barcelona o incluso América Latina en busca de mejores oportunidades durante los años de posguerra y crisis económica. Sin embargo, desde finales del siglo XX, el flujo se ha invertido. El Valle de Lecrín se ha convertido en un destino para nuevos pobladores: jubilados europeos, especialmente británicos y holandeses, atraídos por el clima suave y la tranquilidad, y jóvenes familias que buscan una vida rural sin renunciar a la cercanía de Granada. 🌞🏡


Hoy, el turismo es una forma de migración temporal que impulsa la economía local. Visitantes de todo el mundo llegan para recorrer el Puente de Lata, el Castillo de Zoraya en Mondújar o las rutas de senderismo entre almendros y acequias.


 Además, eventos como las Jornadas de Estudios del Valle de Lecrín, organizadas por el CEHVAL, destacan cómo las migraciones siguen siendo un motor de cambio, trayendo nuevas ideas y revitalizando tradiciones. 📚🌄


El libro "Gentes que vienen y van. Estudios en torno a las migraciones: ayer, hoy, mañana" (Universidad de Granada) profundiza en estos movimientos, mostrando que el Valle de Lecrín no solo es un lugar de paso, sino un hogar donde las culturas se entrelazan. Cada migrante, desde el morisco medieval hasta el turista actual, ha dejado una chispa de su historia en este valle. 💡


¿Conocías esta rica historia de migraciones?


 ¡Cuéntanos si has visitado el Valle de Lecrín o si te gustaría hacerlo! 😊 


Comparte esta historia y descubre un rincón de Andalucía donde el pasado y el presente caminan juntos. 🌍


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Campamento Militar Alférez Rubio Moscoso en Padul


 🪖 Descubre la historia del Campamento Militar "Alférez Rubio Moscoso" en Padul 🏞️


En el corazón de la provincia de Granada, en la localidad de Padul, se encuentra el histórico Campamento Militar Alférez Rubio Moscoso, un lugar cargado de historia y memoria. 

Construido en 1941, justo después de la Guerra Civil Española, este campamento fue un pilar fundamental para el adiestramiento de reclutas del Ejército Español. 


Nombrado en honor a **José Rubio Moscoso**, un valiente oficial granadino condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando por su heroísmo en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial, este lugar fue mucho más que un simple cuartel. 🏅


Durante décadas, miles de soldados pasaron por sus instalaciones, donde se formaron en el Regimiento de Infantería Córdoba nº10 y las Compañías de Operaciones Especiales (COE). 


El campamento albergaba una completa pista de obstáculos, con elementos como los famosos "dientes de dragón" antitanques, y tiendas de campaña que podían acoger hasta 12 soldados. ⛺ Imagina el bullicio de los reclutas al alba, cuando la corneta resonaba en la sierra granadina, marcando el inicio de un nuevo día de instrucción. 🎺


Aunque fue clausurado en la década de 1990, el campamento sigue siendo propiedad del Ministerio de Defensa y, de manera esporádica, se utiliza como campo de maniobras.


 Recientemente, la Brigada Logística (BRILOG) ha realizado ejercicios en la zona, manteniendo viva su esencia militar. Sin embargo, el paso del tiempo ha dejado su huella: hoy, las instalaciones están en estado ruinoso, con barracones destrozados y vestigios de un pasado vibrante que aún susurran historias de esfuerzo, camaradería y sacrificio. 🪨


Los soldados que pasaron por aquí recuerdan con nostalgia las duras jornadas de entrenamiento, pero también los momentos de unión en las tiendas de campaña o las anécdotas compartidas en la cantina. Algunos evocan el frío intenso de las mañanas en Padul, mientras otros destacan la belleza del entorno rural, rodeado de pinos y paisajes que hacían más llevaderas las maniobras. 🌲


Hoy, el campamento atrae a curiosos, amantes del *airsoft* y ciclistas de montaña que recorren sus senderos, como los descritos en rutas de Wikiloc, donde se habla de la magia de explorar este "poblado fantasma". 🚴‍♂️ Además, el Ayuntamiento de Padul ha solicitado su cesión para transformarlo en un espacio de ocio y actividades deportivas, lo que podría darle una nueva vida. 🌟


¿Conocías este rincón histórico de Granada?


 ¿Tienes alguna anécdota o recuerdo de este lugar?


 ¡Cuéntanos en los comentarios! 👇


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Albarqueros


 🌾👞 ALBARQUEROS: OFICIO DE ANTAÑO EN EL VALLE DE LECRÍN 👞🌾


En el corazón del Valle de Lecrín, las albarcas no eran solo un calzado, sino un símbolo de la vida rural, del esfuerzo y la resistencia de nuestros antepasados. Este calzado, rústico y duradero, acompañó los pasos de agricultores, jornaleros, pastores y arrieros, siendo el compañero inseparable de los hombres que trabajaban la tierra en estas fértiles tierras y abruptas sierras. Hoy, rendimos homenaje a las albarcas y al olvidado oficio de los albarqueros, como el bisabuelo de Juani Conejero, uno de los mejores de su tiempo, o el abuelo de María José García, un hombre de mil oficios que también dominaba este arte. 🛠️


¿En qué consistía el trabajo de un albarquero?

  

El albarquero era un artesano que transformaba materiales humildes en un calzado resistente y funcional. Con manos expertas, cortaba, cosía y moldeaba restos de neumáticos usados, cuero desgastado, gomas y pieles de baja calidad para crear las albarcas. Este oficio requería habilidad, paciencia y un profundo conocimiento de los materiales, ya que cada par debía soportar las duras condiciones del trabajo agrícola. Se usaban hilos fuertes, alambres robustos o grapas para remendarlas, alargando su vida útil hasta que no quedaba más remedio que darles otro uso: parches, rellenos o incluso tornas para el campo. 🌱


¿Cómo se hacían las albarcas?

 

Las albarcas se fabricaban a mano, reciclando materiales que hoy consideraríamos desechos. Los albarqueros cortaban tiras de neumáticos o cuero para la suela, que debía ser gruesa y resistente para proteger los pies en terrenos pedregosos o embarrados. Las tiras de piel o goma se cosían o fijaban con precisión para sujetar el pie, dejando una estructura abierta que permitía ventilación, aunque no siempre eran ideales para días fríos o lluviosos. Muchos recordaréis la imagen de unos gruesos calcetines de lana asomando por las albarcas en invierno. 🥾❄️


Un calzado que desafió a la moda


A diferencia de la moda actual, que cambia en un suspiro y mueve millones en campañas de marketing, las albarcas eran un símbolo de durabilidad. No se doblegaban ante las tendencias, y su diseño sencillo pero efectivo las convirtió en el calzado masculino por excelencia en el Valle de Lecrín hasta los años 80. Eran tan resistentes que se usaban hasta su desgaste total, y aún después, se reciclaban para otros fines. Nada se desperdiciaba en aquellos tiempos. ♻️


Hoy, las albarcas han evolucionado. Las modernas menorquinas, inspiradas en ellas, se venden por 40, 50 o 60 euros, pero son más un accesorio de verano que un calzado para el trabajo duro. ¿Cuántas albarcas de antaño podrían haberse comprado con ese precio? ¿Y cuánto habrían durado en comparación? 🧐


Un homenaje a nuestras raíces

 

Las albarcas no eran solo calzado; eran parte de la identidad de nuestros pueblos, de la vida de nuestros abuelos y bisabuelos, como los de Juani y María José, que con sus manos dieron vida a este oficio. Hoy, recordamos con cariño ese calzado que pisó fuerte en el Valle de Lecrín, dejando huellas imborrables en nuestra historia. 🌄


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12 julio 2025

La NECRÓPOLIS DE MONDÚJAR


 LA HISTORIA DE LA NECRÓPOLIS DE MONDÚJAR 


Hola Marco, gracias por tu comentario. La historia de la necrópolis andalusí de Mondújar es fascinante y, al mismo tiempo, trágica. Efectivamente, hay evidencia que sugiere que los restos de varios reyes nazaríes, antepasados de Muley Hacén, fueron trasladados desde la Rawda real de la Alhambra a Mondújar por orden de Boabdil en 1491, tras la rendición de Granada. Esto se hizo para evitar que reposaran en suelo bajo dominio cristiano, ya que Mondújar era una alquería de propiedad familiar en el Valle de Lecrín.


Sin embargo, el destino de esos restos es más complejo de lo que parece. Según excavaciones arqueológicas realizadas en 2001-2002, durante la construcción de la autovía Granada-Motril (A-44), se confirmó que el cementerio musulmán de Mondújar, donde se cree que fueron enterrados estos monarcas, había sido gravemente dañado.

 En 1988, las obras de la antigua carretera de circunvalación de Mondújar ya habían destruido parte de la necrópolis sin precauciones arqueológicas, y muchos restos humanos, posiblemente de la realeza nazarí, fueron esparcidos o quedaron bajo el relleno de la carretera. 


En las excavaciones de 2001, dirigidas por el arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera, se recuperaron más de 70 tumbas intactas en la parte alta del cementerio, pero la zona más cercana a la antigua rábita, donde probablemente estaban las tumbas reales, ya había sido arrasada.


¿Dónde están esos restos ahora?

 

Los restos exhumados en 2001-2002 fueron trasladados al cementerio árabe de la Alhambra para su conservación, según algunas fuentes. Sin embargo, es muy probable que los restos de los monarcas nazaríes que estaban en la zona afectada por las obras de 1988 permanezcan bajo el asfalto de la autovía o en los rellenos de los taludes, como indican testimonios de trabajadores de la época y estudios posteriores. Aunque no se puede confirmar con certeza que todos los restos reales estén allí, la falta de intervención arqueológica en 1988 hace que sea una hipótesis sólida.


Es una lástima que parte de este legado nazarí haya sido perdido de esta manera, pero las excavaciones de 2001 al menos permitieron rescatar y documentar una parte de esta necrópolis. Si te interesa, te recomiendo revisar el informe de Rodríguez Aguilera, depositado en la Delegación de Cultura de Granada, o visitar Mondújar para conocer el entorno donde ocurrió esta historia. 


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