21 agosto 2025

La vida de José Molina Freire


 LA VIDA DE JOSÉ MOLINA FREIRE: UN HOMENAJE A UN HOMBRE DE ESFUERZO Y HONRADEZ 🌾👨‍🌾


 NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS


José Molina Freire nació en 1932 en Almaciles, un pequeño núcleo perteneciente a La Puebla de Don Fabrique, en Granada. Hijo de Miguel Molina Pérez, un guardia civil, y Virtudes Freire Ríos, creció en una familia humilde marcada por los traslados constantes debido a la profesión de su padre. Su infancia transcurrió entre varios pueblos, cada uno dejando una huella en su memoria: Archidona, Colmenar, Estepona, Zújar, Almuñécar, Diezma y, finalmente, Padul. Estos cambios forjaron en él una capacidad de adaptación que lo acompañaría toda la vida. 🏡


De niño, José asistió a la escuela pública hasta los 14 años, como era habitual en la época, pasando por aulas en distintos pueblos. En Almuñécar, estudió con un profesor valenciano en una escuela privada, y en Diezma continuó su educación hasta que, a los 16 años, se asentó en Padul y comenzó a trabajar en el campo. La escuela le dio las bases, pero fue el campo quien le enseñó las lecciones más duras y valiosas de la vida. 📚


LA JUVENTUD Y EL TRABAJO EN EL CAMPO


A los 17 años, José empezó a trabajar en el Cortijo de la Jara, en Murchas, y en las tierras familiares de Padul. Cultivaba garbanzos, lentejas, trigo, cebada, avena y cuidaba olivos en la finca del Motrilejo. Araba con una yunta de mulos, Valeroso y Española, dos animales que se convirtieron en compañeros fieles. Valeroso, marrón y noble, era el favorito de José por su mansedumbre; Española, blanca, tenía menos fuerza, pero juntos formaban un equipo inseparable. En verano, José trillaba el trigo en la era, aventaba el grano y almacenaba la paja en el pajal de la casa familiar en la calle Capitán Cortés nº 29. 🌾🐎


El trabajo en el campo no era solo una labor, era un modo de vida. José aprendió a regar, podar, segar balates, recoger naranjas, limones, aceitunas y almendras. Su fuerza física era descomunal: podía cargar solo sacos de 100 kilos de abono sobre el mulo. Pero más allá de su fortaleza, destacaba su honradez y dedicación. Desde joven, mostró un carácter trabajador que sería el pilar para sostener a su futura familia. 💪


EL SERVICIO MILITAR


A los 20 años, José fue llamado al servicio militar en Orduña, Vizcaya, en el Regimiento Garellano nº 45 de Bilbao. Allí sirvió durante 13 meses, 14 días y 5 horas, un tiempo que él mismo contó con precisión, ansioso por volver a su vida. Hizo una guardia como soldado y 19 como cabo 2º, bajo las órdenes de un sargento llamado Monedero. La mili fue una experiencia que reforzó su disciplina y sentido del deber, cualidades que ya traía de casa gracias a la educación estricta de su padre, Miguel. 🎖️


EL AMOR Y LA FAMILIA


En 1957, con 25 años, José conoció a Ana Palma Ruiz, una joven de Melegís. Tras un noviazgo, se casaron el 17 de marzo de 1962 en la iglesia de Melegís. Él tenía 29 años y ella 22. Juntos formaron una familia que crecería hasta tener cinco hijos: José Antonio, Miguel Ángel, Ana María, Virtudes y Jesús. Los primeros años de matrimonio los pasaron entre Melegís y Padul, yendo y viniendo entre ambas casas. Cuando nació su segundo hijo, Miguel Ángel, en 1964, José estaba en Francia trabajando en la remolacha para sostener a la familia. 🥰


En A Chaudardes, José trabajó durante dos meses y dos días, escardando remolacha y vinando 23 hectáreas a destajo junto a dos compañeros. Regresó con 27.105 pesetas, una suma importante para la época que reflejaba su esfuerzo incansable. A su vuelta, la familia siguió creciendo, y con la llegada de Virtudes, compraron una televisión por 15.000 pesetas, un lujo que marcó un hito en el hogar. También fueron los primeros en Padul en tener una hornilla de butano, traída desde Granada capital. 📺🔥


LA VIDA EN EL CAMPO Y LA HERENCIA


Tras la muerte de su padre, Miguel, en 1964, José y su familia se asentaron más tiempo en Padul, especialmente cuando José Antonio comenzó la escuela. Sin embargo, con la partición de la herencia de su madre, Virtudes, le correspondió el Cortijo de Lojuela, en Murchas. Esto llevó a la familia a trasladarse definitivamente a Melegís para estar más cerca de las tierras. 

Allí, José continuó con las labores del campo: arar, regar, podar, recolectar aceitunas, almendras y frutas. Las fincas de su esposa también requerían atención, y él se encargaba de todo con una dedicación absoluta. 🌳


José no solo trabajaba la tierra, también tenía una pasión por la caza. Le gustaba cazar conejos, perdices y codornices, siempre acompañado por los sucesivos perros pachones que fue teniendo, todos llamados Ulises.

 Enseñaba a sus pájaros de perdiz para el puesto, una práctica que requería paciencia y habilidad. Su amor por los animales y la naturaleza era evidente, y esta pasión la compartía con sus hijos, quienes desde pequeños lo acompañaban al campo. 🐕🏞️


UN PADRE EJEMPLAR


José Molina Freire fue un padre estricto pero justo. Con su trabajo incansable, logró que sus cinco hijos tuvieran oportunidades que él no tuvo. Pagó los estudios universitarios de quienes quisieron cursar una carrera y apoyó a los que optaron por oposiciones, como Ana María y Miguel Ángel. Su rectitud, a veces acompañada de castigos duros, moldeó a sus hijos en personas de bien, trabajadoras y responsables. Hoy, con más de 90 años, José puede mirar atrás con la satisfacción de ver a sus hijos bien encaminados, con buena salud y éxito en sus profesiones. 👨‍👩‍👧‍👦


Su vida no estuvo exenta de sacrificios. El estrés de las labores del campo, la responsabilidad de mantener a una familia numerosa y los retos económicos marcaron su día a día. 

Sin embargo, su fuerza, honradez y amor por los suyos lo convirtieron en un pilar inquebrantable. Sus hijos aprendieron de él el valor del esfuerzo, la importancia de la familia y la satisfacción de un trabajo bien hecho. 🙏


UN HOMENAJE EN VIDA


Este relato, escrito por mí, es un reconocimiento a la vida de mi padre José, más conocido como Pepe, un hombre que con su sudor y dedicación levantó a su familia y dejó un legado de valores. Como él mismo aprendió de sus padres, Miguel y Virtudes, la vida es un equilibrio entre sacrificio y amor.

 Este homenaje no busca esperar al final, sino celebrar en vida a un padre ejemplar, un trabajador incansable y un hombre honrado que marcó la vida de quienes lo rodean. 🎉


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