21 septiembre 2025

ABD AL-HAQQ AL-TUYIBĪ: EL GUARDIÁN DEL CORÁN DEL VALLE DE LECRÍN


 ABD AL-HAQQ AL-TUYIBĪ: EL GUARDIÁN DEL CORÁN DEL VALLE DE LECRÍN


EL LEGADO DE UN ERUDITO ANDALUSÍ 

 

El Valle de Lecrín, un mosaico de huertos y aldeas al pie de la Sierra Nevada, no solo es conocido por su belleza natural, sino también por ser cuna de grandes figuras del saber islámico durante la época de Al-Ándalus. Entre ellos destaca Abd al-Haqq b. Muhammad b. Alí b. Ahmad al-Tuyibī, un renombrado especialista en la recitación del Corán, cuya vida y obra resuenan como testimonio de la riqueza cultural de la Granada musulmana. En este artículo, exploramos la vida de este personaje, su contribución a la tradición coránica y su arraigo en la memoria del Valle de Lecrín.


UN CONTEXTO DE ESPLENDOR CULTURAL

  

Abd al-Haqq al-Tuyibī vivió probablemente entre los siglos XIII y XV, durante el apogeo del Emirato Nazarí de Granada (1238-1492), cuando la región era un faro de conocimiento en el mundo islámico. El Valle de Lecrín, con sus pueblos como Dúrcal, Nigüelas y Albuñuelas, era un enclave donde florecían las ciencias religiosas, la poesía y la agricultura. En este entorno, al-Tuyibī se formó como qāriʾ, término árabe que designa a un recitador experto del Corán, el libro sagrado del islam. Su nombre completo, con la cadena de antepasados (Abd al-Haqq, hijo de Muhammad, hijo de Alí, hijo de Ahmad), refleja la importancia de los linajes en las familias eruditas andalusíes, que a menudo se dedicaban al estudio y la enseñanza.


MAESTRÍA EN LA RECITACIÓN CORÁNICA  


La especialidad de al-Tuyibī era el tajwīd, una disciplina que en árabe significa "embellecimiento" y que se refiere al arte de recitar el Corán con precisión fonética, ritmo y entonación correctos. Este arte no solo garantizaba la correcta transmisión del texto sagrado, sino que también elevaba la recitación a una forma de expresión espiritual y estética. Además, al-Tuyibī dominaba las qirāʾāt, palabra árabe que significa "lecturas" y que alude a las siete (o hasta diez) variantes autorizadas de recitación del Corán, cada una con matices en pronunciación y entonación transmitidos desde los primeros siglos del islam. Estas variantes, desarrolladas por grandes imames como Nāfiʿ de Medina o Ibn Kathīr de La Meca, eran estudiadas con rigor en Al-Ándalus, y al-Tuyibī destacó por su capacidad para enseñarlas y preservarlas.


UN PILAR DEL SABER EN EL VALLE DE LECRÍN  


Aunque no se conservan textos escritos de su autoría, la labor de al-Tuyibī era principalmente oral, como era habitual entre los qurrāʾ (plural de qāriʾ, es decir, recitadores). En las madrasas, escuelas islámicas donde se impartían ciencias religiosas, al-Tuyibī probablemente formó a generaciones de estudiantes en el Valle de Lecrín y, posiblemente, en Granada, la capital cultural del reino nazarí. Su trabajo iba más allá de la recitación: implicaba un profundo conocimiento de la gramática árabe (nahw) y de la métrica poética, herramientas esenciales para interpretar el Corán con precisión. Su prestigio como maestro se refleja en las crónicas de la época, como las del historiador granadino Ibn al-Khatīb, que documentan la importancia de los eruditos de Lecrín en la preservación del patrimonio islámico.


EL VALLE DE LECRÍN COMO CUNA DE TALENTOS

  

El Valle de Lecrín no solo dio a luz a al-Tuyibī, sino también a otros sabios en disciplinas como el derecho malikí (fiqh) y la poesía. Esta comarca, con su mezcla de agricultura próspera y actividad intelectual, era un microcosmos de la sofisticación andalusí. La proximidad a Granada, con su Alhambra y sus centros de estudio, permitió que figuras como al-Tuyibī formaran parte de una red de transmisión del conocimiento, conocida en árabe como isnad, que conectaba Al-Ándalus con el Magreb y Oriente Próximo. Es probable que al-Tuyibī viajara a ciudades como Fez o Tremecén, donde los exiliados andalusíes llevaron sus tradiciones tras la Reconquista de 1492.


UN LEGADO QUE TRASCIENDE EL TIEMPO  


Con la caída de Granada en 1492, muchos manuscritos y tradiciones orales andalusíes se perdieron o se trasladaron al norte de África. Sin embargo, el nombre de al-Tuyibī perdura en las genealogías de recitadores magrebíes y en la memoria colectiva del Valle de Lecrín. Su contribución al tajwīd y las qirāʾāt no solo preservó la pureza del Corán, sino que también enriqueció la identidad cultural de la región. Hoy, el Valle de Lecrín sigue evocando su legado a través de su patrimonio histórico, sus mezquitas convertidas en iglesias y las historias que los mayores aún cuentan sobre los sabios que una vez caminaron por sus senderos.


UN LLAMADO A REDESCUBRIR NUESTRA HISTORIA 

 

Abd al-Haqq al-Tuyibī es más que un nombre en los anales de Al-Ándalus; es un símbolo de la excelencia intelectual y espiritual que definió una era. En un mundo donde las tradiciones orales corren el riesgo de desvanecerse, recordar a figuras como él nos invita a valorar el legado multicultural del Valle de Lecrín. Su vida nos recuerda que el conocimiento, como el agua que fluye por los ríos de esta comarca, es un tesoro que debe cuidarse y transmitirse.


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