29 abril 2025

Los cítricos a través de la historia en el Valle de Lecrín


 Los cítricos en el Valle de Lecrín: un legado histórico que perfuma Granada 


El Valle de Lecrín, conocido como el "Valle de la Alegría", es un vergel granadino donde los cítricos han marcado la historia, la economía y la cultura desde hace siglos. Situado entre Sierra Nevada y la Costa Tropical, su microclima subtropical, con temperaturas suaves y suelos fértiles, ha hecho de este rincón un lugar ideal para el cultivo de naranjas, limones y mandarinas.

 

 Orígenes árabes (siglo XI): Los cítricos llegaron al Valle de Lecrín en el siglo XI, cuando los árabes introdujeron naranjos amargos desde Asia a través de la Ruta de la Seda. Estos árboles, inicialmente ornamentales, se cultivaron gracias a un sofisticado sistema de acequias que aún hoy define el paisaje. Los naranjos amargos, poco apetecibles, se usaban para perfumes, medicinas y decoración en patios andalusíes.


 La reintroducción de la naranja dulce (siglo XIX): Aunque los naranjos amargos dominaron durante siglos, la naranja dulce, originaria del sur de China, comenzó a cultivarse en España entre los siglos XV y XVI, llegando desde Italia y Portugal. Sin embargo, en el Valle de Lecrín, su cultivo comercial no despuntó hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX. Inspirados por el éxito de las plantaciones valencianas, donde un clérigo de Carcaixent impulsó huertos comerciales en 1781, los agricultores del Valle comenzaron a sustituir cultivos de secano como la vid (afectada por la filoxera en los años 1870) por naranjos dulces. Hacia 1845-1850, según el Diccionario de Pascual Madoz, el cultivo de cítricos en municipios como Béznar y Melegís empezaba a ganar relevancia, asociado a olivos para proteger los árboles de los vientos fríos. Este sistema mixto, único en la región, consolidó un paisaje verde que perdura.


 Expansión en el siglo XX: A partir de Béznar, el cultivo de naranjas dulces se extendió hacia Melegís, Chite, Murchas, Restábal, Saleres y Pinos del Valle en el siglo XX. Variedades como la Navelina, Washington Navel (introducida desde Brasil vía California) y la tardía Lane Late se adaptaron perfectamente al clima del Valle, con cosechas que van de diciembre a julio. La altitud (400-500 metros) y la combinación de sol costero y aire puro de Sierra Nevada dan a estas naranjas un sabor y conservación excepcionales, siendo las más tardías de la península.


 Un motor económico y cultural: Los cítricos son el corazón económico del Valle. La Fiesta de la Naranja en Melegís, celebrada desde el año 2000 la semana antes de Semana Santa, rinde homenaje a esta fruta con degustaciones de remojón, concursos gastronómicos y rutas senderistas. Este evento, junto con la Feria del Cítrico, pone en valor la cultura agrícola y atrae a visitantes de toda Andalucía.


 Gastronomía con historia: Los cítricos protagonizan la cocina lecrinense. El remojón, una ensalada de naranja, bacalao, cebolleta y aceitunas, es un clásico invernal. Restaurantes como Los Naranjos en Melegís ofrecen platos innovadores como bacalao con salsa de cítricos o postres como mousse de mandarina y naranja en almíbar. Mermeladas artesanales y miel de azahar completan una oferta gourmet que refleja siglos de tradición.


 Un paisaje que enamora: Recorrer el Valle de Lecrín es descubrir pueblos blancos como Dúrcal, Nigüelas, Albuñuelas o El Valle, salpicados de naranjos y limoneros.


 La Ruta del Azahar en primavera, los miradores de Melegís y los castillos moriscos como el de Mondújar o Lojuela invitan a explorar una comarca donde la historia y la naturaleza se entrelazan. El cultivo de cítricos, protegido por olivos y acequias, ha moldeado un paisaje declarado de alto valor ecológico.


 Visita el Valle de Lecrín y sumérgete en el perfume de sus cítricos, un legado que desde el siglo XI hasta el XIX se ha reinventado para seguir siendo el alma de esta tierra.


 ¡Coge una naranja del árbol y saborea la historia! 


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