Descubre la fascinante historia de los molinos en el Valle de Lecrín
En el corazón de la provincia de Granada, el Valle de Lecrín guarda un legado milenario que cuenta la historia de su gente, su tierra y su ingenio: los molinos. Estas estructuras, impulsadas por la fuerza del agua de ríos y acequias, han sido testigos de la evolución de esta comarca desde la época medieval hasta nuestros días.
Orígenes en la época islámica
Los árabes, maestros en el aprovechamiento del agua, dejaron una huella imborrable en el Valle de Lecrín.
Construyeron complejos sistemas de acequias que alimentaban molinos harineros y de aceite, esenciales para la economía agraria. En localidades como Acequias, Albuñuelas, Dúrcal y Padul, los molinos se integraron en el paisaje, aprovechando ríos como el Dúrcal o el Saleres. Ejemplos como el Molino del Sevillano en Acequias o el Molino de los Úbedas en Albuñuelas reflejan el urbanismo islámico y su conexión con la agricultura.
De la Edad Media a la Edad Moderna
Con la desecación de la laguna de Padul en el siglo XVIII, nuevas tierras se pusieron en cultivo, y los sistemas de acequias se ampliaron. Los molinos, algunos datados desde el siglo XVI, se adaptaron a las necesidades de cada época. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), el Valle albergaba 77 molinos entre harineros y de aceite, destacando los seis de Dúrcal junto al río o los tres de Padul cerca de la antigua laguna.
Tipos de molinos y su evolución
Los molinos del Valle de Lecrín eran principalmente hidráulicos, aunque también existían los “de sangre”, movidos por animales. Los harineros molían trigo y otros cereales, mientras que las almazaras producían el preciado aceite de oliva, un pilar de la dieta mediterránea. Con la industrialización, muchos fueron abandonados, pero algunos, como la almazara de Pinos del Valle o el Molino de Lecrín, han sido restaurados como alojamientos rurales, granjas-escuelas o salas culturales.
Un patrimonio vivo
Hoy, los molinos son un símbolo del patrimonio agrario del Valle de Lecrín. Lugares como el Molino de Mondújar, con sus sistemas tradicionales de molienda, o el Molino del Puente en Dúrcal, invitan a viajar en el tiempo. Visitarlos es recorrer la historia de una comarca que ha sabido mantener sus tradiciones, entre naranjos, olivos y las cumbres de Sierra Nevada.
¡Ven a conocerlos!
Pasea por las rutas del Valle, descubre sus castillos, puentes y acequias, y déjate envolver por el aroma del azahar. Los molinos del Valle de Lecrín no son solo estructuras; son el alma de una tierra que respira historia.
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