🌄 Barrancos y senderos del Valle de Lecrín: caminos de vida, historia y memoria 🥾🌿
El Valle de Lecrín no solo se cuenta en sus pueblos y plazas. También se escribe —con pasos, sudores y silencios— en sus barrancos, veredas y caminos escondidos. Lugares donde la tierra y el agua tallaron senderos que durante siglos han conectado cortijos, acequias, montes y almas.
🔸 Barranco del Albuñuelo (Melegís)
Uno de los barrancos más conocidos por pastores y caminantes de antaño. Escarpado y profundo, fue usado durante décadas para acceder a cortijos y tierras altas. También lugar de paso de cabras, agricultores y recolectores de esparto. En los años 50 y 60, muchos jóvenes lo bajaban descalzos para buscar agua o leña.
🔸 Vereda de los Lavaderos (Dúrcal)
Ruta utilizada por las mujeres para ir a lavar la ropa en el río. Aún hoy quedan piedras alisadas por el tiempo y el jabón. Un testimonio de la vida cotidiana, del trabajo callado que daba ritmo a la comunidad.
🔸 Barranco del Pleito (entre Restábal y Pinos del Valle)
Llamado así por un antiguo litigio por el uso del agua. Lugar de paso para mulos y jornaleros que bajaban aceituna o cargaban sacos de almendra. En época de lluvias, el barranco se convertía en torrente y cortaba caminos durante días.
🔸 Sendero del Calvario (Pinos del Valle)
Atraviesa zonas abruptas y conecta con antiguos caminos de herradura. Era utilizado en Semana Santa para el Vía Crucis y el resto del año por agricultores que se dirigían a los secaderos y lagares.
🔸 Barranco de la Luna (Saleres)
Uno de los más bellos y visitados hoy por senderistas. Antaño, sin embargo, fue paso arriesgado para acceder a ciertos bancales. Se cuentan historias de resbalones y hasta algún animal despeñado. Hoy es un símbolo de naturaleza viva y patrimonio.
🔸 Camino Viejo de Ízbor a Albuñuelas
Subida dura, pero vital para muchas familias que vivían en cortijos repartidos por el monte. Por allí transitaban con mulas, cántaros, cargas de hortalizas y a veces incluso enfermos a hombros.
📜 Estas veredas no están escritas en los libros, pero forman parte de nuestra historia más profunda.
Cada barranco es un capítulo de esfuerzo, de tragedia a veces, de alegría otras, pero siempre de vida real.
👣 ¿Y tú? ¿Qué sendero o barranco recuerdas de tu infancia o juventud?
¿Alguna historia que aún no se ha contado?
Escríbela en los comentarios y sigamos dando voz a nuestra tierra.
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