27 abril 2025

Gregorio López Madero (1562-1649)


 Gregorio López Madero: El legado de un jurista en Cozvíjar 


En el corazón del Valle de Lecrín, la villa de Cozvíjar guarda una rica historia que nos transporta al siglo XVII.


 Entre sus protagonistas destaca Gregorio López Madero (1562-1649), un eminente jurista español cuya influencia marcó un antes y un después en esta localidad granadina. Su legado, especialmente vinculado a la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, sigue vivo en el patrimonio y las tradiciones de Cozvíjar. 


¿Quién fue Gregorio López Madero?


Nacido en Madrid el 10 de mayo de 1562, Gregorio López Madero era hijo de un médico homónimo y de Isabel de Halia y Ronquillo. Formado en leyes y letras en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, donde llegó a ser catedrático de Vísperas, su carrera lo llevó a ocupar cargos de gran relevancia: oidor de la Casa de Contratación de Sevilla, fiscal de la Real Chancillería de Granada, fiscal y contador mayor del Consejo de Hacienda, alcalde de Casa y Corte, corregidor de Toledo y miembro del Consejo de Castilla bajo Felipe III. En 1631, Felipe IV lo nombró caballero de la Orden de Santiago, consolidando su prestigio en la España de la época. 

Casado dos veces —primero con Baltasara Agunde Godínez, con quien tuvo cuatro hijas, y luego con Paula Porcel de Peralta, sin descendencia—, López Madero combinó su trayectoria profesional con una profunda devoción, que se reflejó en sus acciones en Cozvíjar. Su vida es un ejemplo de cómo el compromiso personal puede transformar una comunidad.


Cozvíjar en el siglo XVII: El ascenso de López Madero


En 1639, Gregorio López Madero adquirió la jurisdicción de Cozvíjar, una villa situada en el Valle de Lecrín, famosa por su entorno natural y el río de la Laguna. Como señor de Villamena de Cozvíjar, no solo ejerció autoridad administrativa, sino que impulsó iniciativas que dejaron un legado imborrable. Su gestión se centró en fortalecer la identidad religiosa y cultural de la villa, dejando una huella que perdura hasta hoy. 


El hito más significativo de su legado llegó en 1641, cuando fundó la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, un templo que se convirtió en el corazón espiritual de Cozvíjar. De planta rectangular y con una sola nave con armadura de madera, la ermita no solo fue un lugar de culto, sino un símbolo de la devoción de López Madero. Pero su contribución fue más allá: donó la ermita, junto con terrenos adyacentes, a la orden basilia para establecer un priorato, incluyendo huertas y una renta para su mantenimiento, asegurando su sostenibilidad.

El priorato de Nuestra Señora de la Cabeza

La cesión de la ermita a la orden basilia en 1641 marcó un momento clave para Cozvíjar. Por deseo de López Madero, el priorato no dependió del Monasterio de Nuestra Señora del Destierro en Granada, sino directamente del Provincial de Andalucía. El 9 de noviembre de 1641, fray Antonio Clavero, abad del Provincial, tomó posesión de los bienes donados, iniciando un período de 24 años de esplendor religioso y cultural. Este acto reflejó la visión de López Madero de dotar a Cozvíjar de una institución autónoma y prestigiosa.

Sin embargo, en 1665, el priorato llegó a su fin. Antonio Manrique de Lara y Madero, nieto de Gregorio, reclamó los bienes donados, argumentando que le correspondían por herencia según el testamento de su abuelo. Tras un acuerdo amistoso, la orden basilia abandonó Cozvíjar, pero la ermita continuó siendo un símbolo de devoción, y el culto a Nuestra Señora de la Cabeza se consolidó como una tradición central en la villa.


El contexto histórico de Cozvíjar


En el siglo XVII, Cozvíjar era una villa agrícola donde el río de la Laguna jugaba un papel vital. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (siglo XVIII), la jurisdicción ordinaria recaía en Francisco Fernández, conde de Villamena, quien no percibía derechos por ella. Fernández era propietario del único molino harinero del río y de la casa palacio junto a la iglesia, elementos clave en la economía y la sociedad local. Sin embargo, fue la gestión de López Madero en el siglo anterior la que dio a Cozvíjar una identidad religiosa que aún resuena. 

La ermita, con su retblok barroco del siglo XVIII y tres grandes lienzos de 2,5 x 2 metros, sigue siendo un testimonio del esplendor impulsado por López Madero. Su fundación atrajo a la comunidad y fomentó el culto a la Virgen, cuya festividad se celebra con fervor, especialmente durante las fiestas patronales, que incluyen la Fiesta del Agua y procesiones en honor a Nuestra Señora de la Cabeza.


El legado perdurable de López Madero


El impacto de Gregorio López Madero en Cozvíjar trasciende su tiempo. La ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, restaurada en 1995 con un nuevo canastillo para la imagen de la Virgen, sigue siendo el corazón de la villa, que hoy forma parte del municipio de Villamena tras su fusión con Cónchar en 1974. Con vestigios arqueológicos como la Cueva de los Ojos, que datan de la prehistoria, Cozvíjar debe a López Madero una de sus páginas más brillantes.

Su visión como jurista y señor de Cozvíjar fortaleció la infraestructura religiosa y elevó el prestigio de la villa en el Valle de Lecrín. Las donaciones a la orden basilia y la creación del priorato reflejan su compromiso con el bienestar espiritual y económico de la comunidad, asegurando que Cozvíjar fuera un centro cultural y religioso de relevancia.


Cozvíjar hoy: Un reflejo de su historia


Hoy, Cozvíjar es una comunidad vibrante que celebra sus raíces históricas. Las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Cabeza, en agosto, reúnen a vecinos y visitantes en una celebración de fe y tradición, con procesiones, la Fiesta del Agua y comidas comunitarias de sardinas y paella. La ermita, con su arquitectura sencilla pero elegante, sigue siendo un punto de encuentro para actividades religiosas y culturales, atrayendo a quienes desean conectar con el rico patrimonio del Valle de Lecrín.


Conclusión


Gregorio López Madero es un ejemplo de cómo la visión de una persona puede moldear la identidad de una comunidad durante siglos. Con la fundación de la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza y el priorato basiliano, enriqueció la vida espiritual de Cozvíjar y consolidó su importancia cultural en el Valle de Lecrín. Su legado, preservado en la ermita y las tradiciones de la villa, nos invita a explorar y celebrar la historia de este rincón de Granada.


¿Has visitado Cozvíjar o disfrutado de sus fiestas? ¡Cuéntanos en los comentarios y comparte para que más personas descubran esta fascinante historia! 


Fuentes: Información recopilada de registros históricos y la web adurcal.com

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