Juan Fernández Cañas, el héroe de Otívar que desafió a Napoleón
En el corazón de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), cuando las tropas napoleónicas dominaban Europa, un humilde alcalde de Otívar, Granada, se alzó como un símbolo de resistencia. Juan Fernández Cañas, conocido como “el Tío Caridad” o “el Alcalde de Otívar”, transformó su vida de hombre sencillo en la de un guerrillero legendario, capaz de poner en jaque a los ejércitos del mismísimo Napoleón.
Sin formación militar, pero con un coraje inquebrantable y un talento innato para la estrategia, Juan lideró una partida guerrillera entre 1810 y 1812. Sus hazañas en La Alpujarra, el Valle de Lecrín, las sierras de Cázulas y Almijara, y la costa de Almuñécar, La Herradura y Nerja, resonaron hasta Málaga y Almería. Con pocos recursos, pero un profundo conocimiento del terreno, emboscaba a las tropas francesas, sembrando el caos entre las filas del general Horace Sebastiani, gobernador militar de Granada.
Una de sus proezas más recordadas tuvo lugar en El Padul. Con un puñado de hombres, Juan logró tomar la localidad y perseguir a las numerosas y bien equipadas tropas francesas hasta casi dos leguas de Granada. En otra ocasión, atacó una unidad escoltada por 150 jinetes que transportaba a la esposa de Sebastiani. Tras derrotar a los franceses, liberó a la dama con un mensaje claro: “Nosotros no negociamos con mujeres ni niños, combatimos con soldados”.
Herido gravemente en un enfrentamiento en El Padul, donde recibió hasta 15 heridas, muchas consideradas mortales, sus hombres lo dieron por muerto y su partida se disolvió. Sin embargo, Juan sobrevivió, escondido durante más de un mes en una cueva en Lentegí. Contra todo pronóstico, sanó, reunió a sus hombres y volvió a la lucha, demostrando una resiliencia que inspiró a sus seguidores y atemorizó a sus enemigos.
Sus memorias, relatadas en dos tomos manuscritos, y las crónicas de historiadores como el conde de Toreno y José Gómez de Arteche, inmortalizaron sus gestas. En 1810, Sebastiani, frustrado por su resistencia, llegó a amenazar con arrasar cualquier pueblo que lo apoyara. A pesar de ello, Juan continuó su lucha hasta 1812, cuando los franceses se retiraron de Granada. Nombrado coronel interino por la Regencia, murió en Almuñécar el 6 de marzo de 1815, un año después de la derrota de Napoleón, dejando un legado de valentía y patriotismo.
Hoy, Otívar honra su memoria con monumentos y un lugar en su escudo, recordando al hombre que, sin saber de guerras, se convirtió en un héroe inmortal de la independencia española.
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