Antonio de Aróstegui: Un legado de valentía y poder en Padul
En el corazón de Padul, donde la historia susurra en cada rincón, la figura de Antonio de Aróstegui y Zazo brilla como un pilar fundamental de su legado. Este ilustre personaje, nacido el 27 de enero de 1566 y fallecido el 24 de febrero de 1623, no solo marcó la historia de España bajo el reinado de Felipe III, sino que dejó una huella imborrable en nuestra localidad con la construcción de la emblemática Casa Grande, un castillo-palacio que aún hoy cuenta historias de valor y resistencia.
Hijo de Martín Pérez de Aróstegui, un valeroso soldado que defendió Padul durante la rebelión de los moriscos en 1569, Antonio heredó el espíritu combativo de su padre. La gesta de Martín, quien con apenas seis personas resistió el asalto de una multitud de rebeldes en la Casa Grande, matando a ocho de sus líderes con su escopeta de caza, quedó grabada en la memoria del pueblo. En honor a este hecho, Antonio, ya como secretario de Estado de Felipe III y Felipe IV, decidió reedificar la Casa Grande en 1613, transformándola en un imponente palacio barroco de estilo defensivo, conocido como Palacio de Asiento por sus bancos destinados a los necesitados. Una lápida en su frontispicio, aún visible, narra con orgullo la hazaña de su padre: “En el año de 1569, por agosto, siendo dueño de esta casa Martín Pérez de Aróstegui de Vergara… la defendió valerosamente de gran multitud de turcos, moros y moriscos”.
Antonio de Aróstegui no solo fue un constructor de monumentos, sino también un hombre de gran influencia en la corte. Como caballero de la Orden de Santiago y comendador de San Coloido en Sicilia, su cercanía al poder le permitió desempeñar roles clave, como participar en el encuentro hispano-francés de 1615 en la Isla de los Faisanes, donde actuó como notario. Además, se le atribuye un papel crucial en las negociaciones para el matrimonio de Ana de Austria, hija de Felipe III, con el rey Luis XIII de Francia, un enlace que fortaleció los lazos entre ambas coronas.
Su compromiso con Padul trascendió lo material. Fundador del Mayorazgo del Padul, Antonio consolidó el poder de su linaje en la localidad, que generaciones después daría frutos en figuras como los Herrasti, descendientes que continuaron su legado.
La Casa Grande, declarada Monumento Histórico Artístico en 1981, no solo es un testimonio de su grandeza, sino también un recordatorio de la resistencia de Padul frente a la adversidad, desde la rebelión morisca hasta su uso como penal durante la Guerra Civil.
Hoy, al pasear por la calle Escuelas, junto a la Casa Grande, podemos sentir el eco de Antonio de Aróstegui, un hombre que unió su destino al de Padul, dejando un castillo-palacio que es más que piedra: es historia viva.
¿Has visitado la Casa Grande? Comparte tus impresiones y descubre más sobre la historia de Padul. ¡Sigamos celebrando nuestro patrimonio!
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