Miguel Ángel Molina Palma: una vida entre poesía, cultura y espiritualidad
Miguel Ángel Molina Palma nació en 1964 en el Valle de Lecrín, Granada. Desde temprana edad, su vida estuvo marcada por el ir y venir entre Padul y Melegís, dos pueblos que forjaron su alma sensible y poética. El contacto con la naturaleza, los olores del campo, las acequias cantarinas y los viajes en la Alsina entre un pueblo y otro fueron moldeando su percepción profunda de la vida.
Primeros pasos poéticos y culturales
Con apenas diez años comenzó a escribir sus primeros poemas, movido por una melancolía infantil que le llevó a coger la libreta y volcar en ella sus emociones. A los dieciséis, recitó públicamente por primera vez en la Primera Semana Cultural de Padul. Pronto se interesó también por la historia del municipio de El Valle, y con esfuerzo y curiosidad juvenil, investigó documentos antiguos en archivos y bibliotecas.
Madrid: cultura, poesía y trabajo
En 1982 se trasladó a Madrid, donde trabajó durante siete años en la Caja Postal de Ahorros. Allí, además de su actividad laboral, colaboró en varias revistas internas de la empresa como Mundo Botonil, Caja Postal y Relieve. Al mismo tiempo, comenzó su vida cultural madrileña publicando artículos y poemas en revistas locales como Eco Norte y Área Norte, donde fue colaborador y redactor.
Su trabajo en Área Norte lo puso en contacto con intelectuales, escritores, médicos, humoristas y periodistas de la época. Su sensibilidad y su pensamiento profundo se reflejaban en artículos como “¿Por qué no construimos puentes?” o “El hombre, un creador inconsciente”.
También estudió en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid y participó en actividades teatrales, incluyendo un corto sobre Charlie Chaplin. Esta etapa madrileña fue bohemia, intensa y llena de creatividad, y sentó las bases de su compromiso con la cultura y la expresión artística.
Etapa onubense: la poesía y la tertulia
En 1992, Miguel Ángel se trasladó a Huelva tras aprobar las oposiciones de Auxiliar de Justicia. Allí vivió una etapa de gran efervescencia cultural y afectiva. Se incorporó a las tertulias literarias del bar 1900, conocidas como “Las Noches del 1900”, organizadas por Uberto Stabile, y compartió amistad y escenario con poetas como Juan Venegas Columé, artistas como Pilar Domínguez Toscano, y creadores como Bacedoni o Antonio de Padua Díaz.
Durante esta etapa publicó su primer libro de poemas, Viento de polvo y éter, en 1993, y su segundo, Vida que ilumina amor, en 1995. Participó también en artículos para Huelva Información, La Voz de Huelva, y colaboró con el historiador Antonio Martínez Navarro. Junto a Bacedoni, impulsó la sección "Diseño y poesía de Huelva" en prensa. Fue una época de intensa producción literaria, tertulias, amistad y creatividad.
Málaga y el camino hacia la naturopatía
En 1999 se trasladó a Málaga, donde además de su trabajo en la Administración de Justicia, profundizó en el estudio de la medicina natural. Se formó como quiromasajista y naturópata, completando un Máster por Acena y diplomaturas en centros especializados. Esta nueva etapa vital se vio acompañada por un creciente interés por la salud, el cuerpo, el bienestar integral y la espiritualidad. También organizó talleres de risoterapia, pintura, y siguió escribiendo, viajando y participando en actividades culturales.
Vínculo con El Valle y vocación cronista
En 2002 fue nombrado cronista del municipio de El Valle, y desde entonces ha participado activamente en la vida cultural de la comarca. Ha escrito en el periódico El Valle de Lecrín, cubriendo eventos, fiestas populares, exposiciones y tradiciones. En 2003 dio el pregón de las fiestas patronales de Melegís, en honor a San Antonio de Padua, y en 2004 el pregón de las fiestas de Saleres, dedicadas a Santiago Apóstol. También estuvo presente en iniciativas como la Fiesta de la Naranja, la Fiesta de la Teja y colaboró con asociaciones culturales del Valle.
Encuentros significativos: Ian Gibson y otros amigos
Durante los años 90 y 2000 tuvo diversos encuentros con el hispanista Ian Gibson, quien vivió en Restábal y compartió con Miguel Ángel su amor por el Valle de Lecrín. Estas conversaciones giraban en torno a Lorca, el paisaje, la historia local, y las luces del pueblo. También compartió momentos con personajes relevantes del ámbito literario andaluz y nacional.
Conversión espiritual: el encuentro con Dios
A los 47 años, Miguel Ángel vivió una profunda transformación espiritual. Tras una vida como católico, se convirtió al cristianismo evangélico, comenzando a asistir a la Iglesia Nueva Generación. Vivió experiencias de sanación, visiones espirituales y manifestaciones del Espíritu Santo. Fue ujier, participó en cultos, ministraciones, y recibió el bautismo del Espíritu con el don de lenguas. Su vida interior se volcó hacia una relación viva con Dios, y sus escritos reflejan esta nueva dimensión espiritual, en la que el sufrimiento, la enfermedad y la soledad fueron canalizados hacia la fe, la gratitud y la redención.
Fuente de Vida: el legado
Su blog Fuente de Vida: Miguel Ángel Molina Palma recoge muchos de sus textos, reflexiones, poemas y artículos de toda una vida. Es un espacio vivo de expresión, donde se entrecruzan la poesía, la espiritualidad, el compromiso con la cultura local y la celebración de la vida sencilla, los pueblos y sus gentes.
Conclusión
Miguel Ángel Molina Palma es un hombre profundamente vinculado a su tierra, a las palabras y a la búsqueda del sentido. Su vida ha sido una peregrinación por los caminos de la poesía, la amistad, la cultura, la salud y la fe. Ha tendido puentes entre generaciones, ha documentado la historia de su pueblo, ha compartido su alma en cada verso, y ha buscado la luz incluso en los tiempos más oscuros. Su biografía no es solo la de un escritor o un cronista, sino la de un testigo del alma humana.